Regresó para seguir con el sueño del arte

Andrés Mauricio Acosta tiene todo para reconocer que el arte está siempre presente en la vida diaria: su experiencia en el exterior y su arraigo por el talento nuestro son el soporte de una carrera exitosa.

De entrada, se describe Andrés Mauricio Acosta como un enamorado de la música, un ibaguereño que nació en un hogar de intérpretes y un inquieto por aprender cada día más acerca de la percusión, la composición y la dirección de orquesta.

A sus 29 años, reconoce con orgullo que ha tenido las mejores oportunidades de su vida laboral, entre ellas laborar en Dubái y estudiar en el Royal School of Music, en Londres, así como la que es quizá más importante: poder regresar a aportar a su tierra.

Todo es un sueño

El Andrés de la actualidad es producto de la persistencia en sus sueños y de su fe en Dios: todo comenzó cuando se fugaba en sus tiempos muertos de clase a practicar composición en el entonces Bachillerato Musical (hoy Conservatorio del Tolima).

“Después llegó la etapa profesional y estudié Composición en la Asab (Academia Superior de Artes de Bogotá), pero cosas del programa no me gustaban y ahí decidí ir a Argentina a estudiar Composición Electroacústica, en la Universidad Nacional del Quilmes”, cuenta.

Estando en ese claustro fue invitado a dirigir ‘Espejos’, un bambuco que había compuesto tan pronto se graduó del colegio, y eso le dejó una enseñanza muy valedera para su futuro profesional.

“Era algo curioso, porque componía, pero no sabía dirigirme a los músicos. Después de ese montaje, empecé a pensar que tenía que mejorar, y me gustaba mucho dirigir”, dice.Viéndose en ese anhelo por llevar bien una batuta, se formó con maestros como Felipe Aguirre, en aquel entonces director Artístico del Conservatorio, para luego ir a prepararse al Royal School of Music, en Londres, donde no era tan fácil sostenerse debido a los altos costos.

“Surgió un plan de estudios de tres veces al mes, pero debería estar radicado en un lugar cercano en Europa, y ahí conseguí un trabajo en Dubái, tocando piano, por cuatro años”, añade.

En ese intermedio, cuenta, pudo dirigir orquestas como la de Cámara de Huelva (España) y otras argentinas y londinenses.

En su formación de dirección también han participado maestros como el español Francisco Navarro, quien le ayudó a comprender que los aportes se dan en la ejecución del sonido y la buena dinámica; “no consiste solamente en marcar compases, sino también en trascender más allá”.

En percusión le han brindado sus conocimientos Elmer Rodríguez, Alex Morales, Germán Gil, Freddy Bocanegra y Mario Sarmiento, y en composición Victoriano Valencia, en la fundación Bandas.

La oportunidadde volver

Después de esa experiencia, tal vez ya estaba listo para algo que deseaba hacer tras ese viaje por el mundo: regresar a su tierra.

Todo, con la oportunidad laboral que para él se abrió, precisamente, en el Conservatorio del Tolima.“Apareció la oportunidad de trabajar con la Escuela de Música, también porque me iba a casar, y fue una excelente razón para venir.

La maestra Tatiana Cecilia Arias Camacho (directora de la Escuela) me dio la oportunidad, porque de hecho me había dirigido en la Orquesta Sinfónica Juvenil cuando tenía 10 años”, recuerda.

Otra de las circunstancias que aprovechó Andrés Acosta fue la ausencia de una banda sinfónica juvenil, y así lo inició en la Escuela de Música, con una agrupación que trabaja a diario por potenciar esos talentos y posicionarlos en orquestas profesionales, como la Institucional.

“Amo esta ciudad; aquí nací y crecí, y aún sigo soñando con prepararme más para poder darle más.

Era una buena oportunidad no para mostrar lo que hay dentro de mí, sino para transmitir, hacer amistad y aprender de los músicos de aquí y creo que se puede aportar más si Dios me da la oportunidad”, sentencia.

Andrés Acosta es docente de Orquestación, Instrumentación y Técnica de Dirección, en Licenciatura y Maestro en Música, y de Armonía y Ensamble de Jazz, en la Escuela de Música.

Legado paciente

Acosta reconoce que no ha dejado “un centenar de obras”, pero sí ha compuesto 22 para banda, cinco para orquesta, cinco para música de cámara y dos para piano, así como arreglos para agrupaciones de distintos géneros.

“Estuve trabajando un tiempo como compositor para comerciales, de hecho el arreglo musical del comercial para los Juegos Nacionales es mío. La composición es una pasión grande y gracias a Dios ha dado muy buenos frutos en concursos, y en cuanto a la dirección, ahí vamos en la carrera”, considera.

¿Qué debe tener el director? A su juicio, debe armarse de paciencia, pues “a veces uno se desespera rápido y eso se transmite a los músicos. Más que difícil, ha sido enriquecedor enseñar a personas diferentes edades, porque aprendo de ellas todos los días”.

Por eso, siempre que los estudiantes le dicen que en la región no se apoya nada, les deja su experiencia en el exterior y les plantea que sigan dando propuestas creativas como las que, asegura, se han incrementado en Ibagué.

Credito
HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

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