Héctor Morales, médico al servicio de la cultura

Trabajar 36 años en la salud, capoteando las dificultades que el sector ha vivido durante las décadas recientes, y ser el gestor de una corporación que durante tres lustros ha propendido por la conservación de nuestras raíces, entre otras responsabilidades, han hecho de Héctor Morales Morales un gran conocedor del territorio que lo vio nacer hace 73 años.

Sabe que Ibagué le ha compensado no solo en el éxito profesional sino, además, en la tranquilidad y la consciencia plena de que es una ciudad en la que, aunque faltan todavía algunas cosas, se puede vivir con dignidad.

La tragedia de Armero en 1985, el incendio en locales de un edificio céntrico y el desprendimiento de una tribuna en el estadio Manuel Murillo Toro fueron hechos que lo pusieron a prueba y convencerse de que el conocimiento es para siempre, y así lo hace saber a EL NUEVO DÍA, medio que él ayudó a fundar y consolidar.

Sus inicios en el medio

Morales Morales ha defendido con creces el título que le otorgara la Universidad Nacional como Médico Cirujano, en 1963, con una parada previa en Rovira, donde llevó a cabo su año rural. Después de ahí, fue llamado a la capital tolimense, para fungir como jefe de Urgencias en   el hospital Federico Lleras Acosta de 1964 a 1985.

“En diciembre, a raíz de una problemática que se tuvo con la Secretaría de Salud y el Gobernador, y de algunas denuncias que hice, me declararon insubsistente, después de haber manejado lo del desastre de Armero”, cuenta.

A pesar de la nostalgia por esa abrupta terminación, recuerda que allí siempre primó la exigencia de “atender las emergencias con muy buenas condiciones y con un grupo de médicos de excelente calidad”, toda vez que para que alguien trabajara en Urgencias se hacía exámenes.

“Se practicaba un examen psicológico y otro de conocimientos y experiencia. El grupo que había era excelente”, rememora.

Y señala que eran otros tiempos, “de más apoyo a la salud y mejor trabajo, muy organizado, porque teníamos un muy buen grupo con especialistas de alto nivel.

“Fuera de eso dicté unas charlas relacionadas con el desastre de Armero, sobre la experiencia vivida, para poder aplicarla en otras partes. También, tuve mucho que ver con que se construyera la clínica del Seguro Social aquí (en El Limonar)”, añade.

Este centro hospitalario iba a ser construido en los terrenos donde ahora está ubicada la clínica Tolima, pero tras su concepto se decidió instalarla en el sitio actual, con el fin de lograr una mayor articulación, en el triángulo Manizales - Bogotá - Ibagué, para la atención de emergencias.

“En ese tiempo yo era presidente de la Asociación Médica de Ibagué, en 1986, por eso tenía que estar vinculado con actividades de este tipo, inculcando cosas, opinando y dando un criterio técnico, por eso ahí está funcionando la clínica”, explica.

En dicho centro asistencial se desempeñó por un corto tiempo como coordinador de Urgencias, pero luego pasó a ser médico hospitalario de la misma sección.

Obtuvo su pensión en el Seguro Social en 2000, no obstante trabajó ocho años más en ese talento que Dios le había concedido, y que aún no olvida a pesar de las dinámicas gubernamentales.

“Un día estuve en Urgencias por alguna razón y yo miraba el servicio y pensaba: ‘En estas condiciones no puedo trabajar, es muy complicado’. Uno necesita tener la mente y, más, el cuerpo para cumplir la labor sin problemas; entonces pensé que si me pongo a hacer urgencias me da un infarto (risas).

“Pero lo hice y llevé a cabo muchas cosas como Ibagué Policlínica, y la construcción de las urgencias de la Clínica Minerva, que ahora infortunadamente las cerraron por otras causas”, comenta.

Saber que no se olvida

Morales se reconoce como alguien que desde que tiene uso de razón ha estado muy vinculado con la entidad pública y la empresa privada, con el ejemplo de muchos comités relacionados con el sector de la salud (ver recuadro Perfil directivo).

“Hay tantas cosas que uno hace y que se le olvidan con el tiempo, pero que poco a poco uno las va recordando, y eso hace que se sienta muy satisfecho”, apunta.

EL NUEVO DÍA: De esas cosas que no ha olvidado, ¿cuáles podría destacar?

HÉCTOR MORALES: De las fundamentales es que uno como médico siempre se debe al Hospital: eso es algo que uno no puede olvidar. 

Trabajé con el Seguro Social, pero quiero al Hospital, es la razón de ser y lo que más dolor puede causar es que uno como el Federico Lleras se pueda acabar cuando es de tercero y cuarto niveles, o de alta complejidad.

Más, cuando se puede desarrollar como cuando fue uno de los más importantes de Colombia, porque tiene buenos especialistas, buenos médicos y buen personal, con el que sé que puede desempeñar una muy buena labor. Se necesita que la gente ame y quiera a la entidad.

Otra etapa: el Festival Folclórico Colombiano

La creación, en 2001, de la Corporación Festival Folclórico Colombiano fue una responsabilidad que también lideró y se ‘echó al hombro’, como forma de que los comerciantes pudieran aportar algo a este certamen que ya contaba con algo más de 40 años de historia.

“Siendo presidente de Fenalco Tolima, el Alcalde nos propuso manejar el Festival, las crisis que había y que los comerciantes lo apoyaran, entonces planteé el reto de crear la Corporación y la Junta de Fenalco la aprobó.

“Se tuvo que hacer unas modificaciones, porque había personas que trabajaban en entidades públicas y que formaban parte como socios, pero no se puede contratar con privados, por eso hubo necesidad de sacar mucha gente y dejar la Corporación para quienes podían y querían estar”, narra.

Para contratar, relata, gestionó ante la multinacional Cémex, cuya respuesta fue entregarnos un capital semilla: ese fue el punto de partida de la Corporación para manejar en unas condiciones muy buenas el dinero, “y han sido muy buenas.

“Ahí está la Corporación, lleva 15 años y está hecha para desarrollar el Festival con muchas de las cosas que se mueven alrededor. Se ha hecho y trabajado con personas que todavía la manejan muy bien. No nos pagan un peso, pero se hace muchas cosas. Por la ciudad hay que hacer muchas cosas”.

E.N.D.: ¿Cómo ha sido el apoyo desde la Alcaldía y la Gobernación?

H.M.: De acuerdo con lo que ellos den se busca otra plata, que se consigue con el sector privado. Infortunadamente toca con las empresas grandes y de afuera, porque con las empresas de aquí muy poco se colabora en ese sentido, pero el Gobierno está muy dado a contribuir con la Corporación, porque es el único paraguas que tiene para poder conseguir y manejar los dineros, y eso no lo puede hacer el Estado, tal como lo pide la gente.

E.N.D.: ¿La Corporación cómo termina cada año?

H.M.: Normalmente terminamos en sumas iguales, porque si de pronto queda un excedente, es muy pequeño, pero hay que pagar a una secretaria y otras personas que trabajan aquí. La Corporación ha crecido y debe crecer más todavía si conseguimos más recursos todavía.

En número de miembros crece poco, en capacidad logística se tiene experiencia y la gente colabora mucho a nombre de la Corporación.

E.N.D.: ¿Qué hay por hacer, ahora que se acerca una nueva edición?

H.M.: El Festival creció y salió adelante y es uno de los mejor organizados aquí en Colombia. Esto se maneja con plata y para eso se fundó la Corporación, para conseguir muchos recursos, para beneficio de la Concha Acústica: en alguna ocasión se habló de hacer el final en el Parque Deportivo, para no dañar la gramilla del Estadio y porque la Concha Acústica nos quedó pequeña.

Creo que todas esas cosas tienen que ver con la Corporación. Por ejemplo, se debe cambiar el recorrido de los desfiles, que con eso estoy de acuerdo, pero con tiempo, ya que ahora es muy poco para decidir y organizar.

Aquí hay unas zonas que se pueden utilizar para desfiles en otras condiciones, hay que mirarlo con estudios de proyección muy grandes y es necesario. Hay que hacerlo desde ya para 2017, para ver si se justifica o no, y creo que sí se justifica, porque la vía actual se deteriora y eso vale plata, hay que entenderlo. Toda la vida no podemos seguir allá, porque Ibagué ha crecido.

Ibagué, para él es tranquilidad

Son pocos los años en que Héctor Morales ha permanecido lejos de esta capital, que para él goza de tantos atributos suficientes para seguir invirtiendo su esfuerzo y su conocimiento aquí.

“Ibagué para mí es tranquilidad, es una ciudad en que se puede vivir muy rico. Nos falta una clínica de alta complejidad, pero tenemos muchas cosas culturales que ahora se están dando. 

También me ha dado mucho en la gente, que es muy especial, hay que saber que sus paisanos son personas agradecidas y eso todos los días lo siento, pues cuando salgo encuentro personas que lo ven a uno con mucho respeto y eso es satisfactorio”, afirma.

Aunque ahora permanece en reposo absoluto en su casa por consecuencia de una lesión linfática, este visionario conserva su rutina.

“Aquí en mi casa, a las 5:30 de la mañana leo todos los periódicos y revistas, escucho radio, veo programas internacionales y estoy muy enterado. Soy católico, apostólico y romano, de ir a misa todos los domingos”, describe.

Su perfil profesional y directivo

Héctor Morales nació en Ibagué, el 24 de mayo de 1943. Entre sus títulos se cuentan el pregrado como Médico Cirujano de la Universidad Nacional, en 1963, y como Psicólogo de la misma institución, años después. 

También es especialista en Administración en la Universidad de Los Andes y obtuvo diplomados en Salud Ocupacional otorgado por de la EAN en 1992; en Inspección y Vigilancia en Riesgos Profesionales, en Homotoxicología y Terapia en Alemania, en 2002, y en Plan Estratégico de Producción más Limpia del Ministerio de Ambiente, en 1997.

Su participación en juntas

Una de sus participaciones más duraderas se produjo en la Junta Directiva del hospital Federico Lleras Acosta, hasta su intervención, ocurrida en 2013, año del que no guarda muy buenos recuerdos.

“El Gerente interventor (Alfredo Julio Bernal) no tuvo en cuenta a la Junta”, recuerda, por lo que se desvinculó de la misma.

También perteneció a la Junta Directiva nacional de Fenalco, al Consejo Territorial en Seguridad Social en Salud en representación de los empresarios, a la de la Junta del Hospital en representación de gremios económicos, a la de la USI y a de la Corporación Jardín de los Abuelos, así como al Consejo Superior de la Universidad del Tolima, al Consejo de Administración de Coasmedas, y a la Asociación de Médicos de Ibagué.

Fue, además, presidente de la Liga Contra el Cáncer del Tolima, vicepresidente de Asmedas, presidente de la Asociación de Médicos del Tolima por más de 14 años, miembro del Comité Regional de Salud Ocupacional y Comité Local en representación de los empleadores, y segundo vicepresidente de la Junta Directiva de Fenalco Tolima. “Son muchas cosas que hay que saber sincronizar”, refiere.

Junta de Fenalco como reflejo de su carácter

E.N.D.: ¿Cómo fue su experiencia en Fenalco Tolima?

H.M.: Se manejaba no como ahora. Fenalco tiene el bache de que no ha podido nombrar un Director Ejecutivo, y uno no entiende cómo con el sueldo que se tiene y las condiciones no hay gente preparada para poder nombrar. Todos los problemas que se tuvo con la contratación dejaron bajo el piso la Federación, ahora la actual presidenta de la Junta (Libia Achury) está tratando, no es fácil, de tener una Direción Ejecutiva, y ahí hay muchas cosas que hacer y cambiar.

Por ejemplo, nombrar a alguien que puede que no tenga mucha experiencia, pero que uno sí la vea que puede salir adelante, porque la Junta no puede trabajar en eso, da ideas, pero para eso tiene que manejarla alguien.

Existía una Junta Directiva, y una Mesa Directiva compuesta por los dos vicepresidentes, el Presidente de la Junta y el Director Ejecutivo. Alguna vez se sacó adelante una empresa que tenía un momento económico grave para trabajar todo lo que se tenía, y se dieron las directrices, participábamos más como Junta y el Presidente estaba más metido en el cuento, por eso decían que yo tenía una muy buena amistad con él y no, uno tiene que trabajar hombro a hombro con la Dirección Ejecutiva, para poder sacar las cosas adelante, por eso decía las cosas buenas y las malas.

E.N.D.: Es decir que en situaciones como esa se veía reflejado su carácter...

H.M.: Ese es el pequeño problema que tengo, que digo las cosas buenas y malas y cuando uno está en esas condiciones tiene muchas personas en contra, pero también tiene muchas a favor, y se dan cuenta de que las cosas hay que hacerlas en determinada forma. Tiene uno que ser vertical en eso y cuando las cosas empiezan a funcionar mal, también hay que decirlo.

En todas las juntas y partes donde he estado he tenido una misma forma, por eso la gente puede decir claramente cuál ha sido mi comportamiento.

Y es que no creo que sea temperamental, sino que analizo mucho las cosas, las miro y las estudio, y cuando las pronuncio y las digo es porque estoy seguro de que eso es así, para entonces poderlo demostrar. En ningún momento he dicho las cosas cuando no son: que de pronto eso no le guste a las personas, vaya y venga, pero es mi manera de ser y como uno debe trabajar siempre.

De pronto eso ha hecho que yo sea muy polémico, que las cosas que yo diga también llamen la atención hasta de la misma prensa. El gerente de una emisora de las más antiguas decía que yo estaba metido en todas las juntas y que era el colmo, pidiendo que me sacaran.

Periódico y región

E.N.D.: ¿Cómo ha sido su paso por EL NUEVO DÍA?

H.M.: Soy miembro fundador del Periódico y formo parte de la Junta Directiva, por tanto este períodico para mí es algo muy especial.

En 23 años estoy muy pendiente de cómo se ha desenvuelto, voy con cierta frecuencia y estoy muy enterado de lo que ocurre, estoy muy comprometido, es otra de las cosas en que he participado.

E.N.D.: ¿Qué proyección le tiene ante esta inmersión de la era digital?

H.M.: Lo hemos discutido y tiene muy buena proyección y mucha validez. Usted ve cómo se lleva el periódico, tiene más publicidad y es un medio de opinión muy grande, en esto es el único escrito que tiene y sigue desarrollado.

Hay que fortalecer la era digital y por ahora creo que nos quedan unos añitos más de vida, además en la era digital ha cambiado mucho.

Ya hay hasta cirugías robóticas, así como la telemedicina... Una cantidad de cosas que uno no veía antes.

Soy optimista ante toda esa clase de cambios.

E.N.D.: ¿Cómo visualiza la región en unos años?

H.M.: Creo que el cambio de Alcaldía fue positivo para la ciudad, pues tenía un declive muy grande y para salir no es fácil, pero hay que colaborar mucho al Alcalde para salir adelante en movilidad y en la parte cultural.

Conoce mucho el Panóptico y sé que muy pronto dará una idea para manejarlo, creo que lo va a hacer y le tengo confianza, porque lo conozco.

Y el Gobernador, parece que lo está haciendo bien, es algo difícil y viene el proceso de paz, que se tiene que dar porque hay muchas condiciones y cosas por hacer, que no es solo firmar, sino todo también lo que hay que hacer en el posconflicto, en lo que todos debemos colaborar.

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