La ibaguereña Mariana Varela expone en el Mambo acerca de la brutalidad policial

Crédito: Suministrada / EL NUEVO DÍA
Con una destacada participación, la artista hace parte del primer proyecto artístico a nivel nacional de la pandemia, que ahora se expone en el Mambo, en Bogotá.
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A propósito del confinamiento y la mirada del arte ante tal momento histórico, Idartes, a través del Mambo -Museo de Arte Moderno de Bogotá-, y el periódico El Tiempo, realizaron una alianza para crear la exposición ‘De voz a voz: narrativas de artistas colombianos sobre la pandemia’.

Una muestra colectiva donde participaron más de 50 artistas nacionales, que exhiben actualmente una obra inédita donde sus sentires y pensares por más de cinco meses de estricta cuarentena son reflejados.

Allí fue invitada la ibaguereña Mariana Varela, una de las más reconocidas y apreciadas artistas plásticas del país, quien participó con ‘Mi vida me pertenece’, un dibujo que expone a detalle su lectura frente al abuso y la brutalidad policial.

Una obra que se basó en el caso de George Floyd, un afroestadounidense que murió en mayo de este año en Mineápolis, luego de un arresto por parte de la policía local. Hecho que generó gran indignación en contra del racismo y otros como la xenofobia.

“Estamos viviendo momentos turbulentos que nos generan inseguridad debido al ataque de agentes externos, sean éstos biológicos o por nuestros congéneres y nos sentimos vulnerables y agredidos. Mi intención no es la de enviar un mensaje personal, el hecho de escribir una frase en primera persona, hace que quien la lea la tome para sí y sea consciente de su fragilidad”, afirmó la maestra Varela sobre la obra.

 

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En el Mambo

Cabe señalar que esta exposición se da luego de que el Museo abriera nuevamente sus puertas el pasado mes de septiembre, bajo todas las precauciones que los protocolos de bioseguridad demandan para realizar las visitas.

Además, que esta muestra  se realiza luego de una serie de publicaciones que hizo el diario de circulación nacional en sus ediciones de fin de semana, desde mayo, acercando a las personas durante el confinamiento a través del arte.

‘De voz a voz: narrativas de artistas colombianos sobre la pandemia’ fue pensada bajo el interés y la relación con el momento que vivió la humanidad, particularmente en Colombia, y coordinada por profesionales, especialmente bajo la dirección de Claudia Hakim y la curaduría de Eugenio Viola.

Varela participa junto a otros artistas de amplia trayectoria y diferentes generaciones como Beatriz González, Miguel Ángel Rojas, Oscar Muñoz, Santiago Cárdenas, Clemencia Echeverri, entre otros.

 

Preguntas y respuestas

EL NUEVO DÍA: A usted, maestra, la conocen por su destacada carrera artística y académica, pero en sus palabras, ¿quién es Mariana Varela?

MARIANA VARELA: (Risas) Una persona común y corriente. Como cualquier persona de las que vive preocupada por la situación del país, la desigualdad social, el que no se le reconozca a las personas sus derechos, que estigmaticen a los líderes sociales. Que maten y todo lo cubran a punta de mentiras.

Nací en 1947; creo que cuando eso sucedió, todavía vivíamos en la carrera Segunda con calle 11. Ibagué no se había desarrollado tanto, pero surgió la idea de la comunidad salesiana de urbanizar en aquel lugar donde estaba incluso la casona San Jorge, luego de haber comprado una finca a la familia del abogado Augusto Muñoz; y mi mamá, una docente muy destacada estuvo ahí.

Decidieron (Salesianos) que la vendían por lotes y así urbanizar. Y así a ampliarse para mucha gente, toda muy agradable. Considero que estábamos en una burbuja, porque pasábamos por la época de los 50 con la violencia en toda su crudeza.

Pero ahí estuvimos ahí muy protegidos, había casas de puertas abiertas todo el tiempo, jugábamos siempre. Una vida muy agradable, una infancia muy privilegiada (...) y mantengo una conexión cercana debido a que mi madre aún vive en Ibagué.

 

E.N.D.: ¿De dónde surgió su interés por el arte?

M.V.: Eso viene de parte materna y paterna. La mamá de mi mamá era una persona que cosía y tenía unas manos maravillosas, una maga. Yo la veía sentada con una tela finísima y unas tijeras haciendo cosas lindas. Mi mamá también bordaba, cosía, le encantaba escribir y también pintaba en porcelana. Cosas que eran todas las posibilidades que se daban en la provincia.

Por parte de mi papá también. Mi abuelo estudió Bellas artes en la misma escuela que yo lo hice, pero 50 - 70 años después. Y mi papá dibujaba, yo lo veía dibujar cosas muy bonitas, tenía muchos detalles, creaba una nueva forma de hacerlos. A mí me gustó mucho todo eso incluso antes de saber de qué se trataba.

Luego vine a darme cuenta que todos tenían esa vena artística. Siempre me gustó estar haciendo cosas, inventando; mi papá se dio cuenta de eso y me empezó a estimular (...) todo el tiempo me apoyaron.

 

E.N.D.: Pero eso luego permitió que fuera a otros lugares a estudiar.

M.V.: Mi papá quería que yo me formara en Bogotá. Aquí estaba la Escuela de Bellas Artes de la Universidad del Tolima pero que estaba como que sí como que no funcionaba, y así decidí irme para la Universidad Nacional. A mí no se me ocurrió irme a ningún otro lugar, y ahí me quedé.

 

E.N.D.: Y también siguió muy ligada a la UN…

M.V.: La universidad es un sitio extraordinario, aunque tanto la estigmaticen. Pero quien la conoce queda boquiabierto de ver esos espacios (...) pasé también por varios cargos, hasta convertirme en docente.

Comencé como monitora; los profesores de dibujo me fueron de alguna manera preparando, tenía hasta un contrato que para ese tiempo era algo valioso, me pagaban y todo. Luego viajé a Francia a estudiar, y al regreso me llamaron de una vez. No presenté ni concurso y me posesioné como profesora de dibujo. Ahí estuve por casi 27 años, ya me pensioné.

Además, mi paso por los cargos directivos; lo administrativo que resulta ser algo completamente diferente y en donde aprendí muchísimo. Se conoce otro aspecto de la Universidad, estuve como directora del Departamento de Dibujo, directora de Bellas Artes y ahí sí después me fui a la Dirección del Museo de Arte.

 

E.N.D: De igual manera llevó en paralelo su carrera artística. ¿Mantenerse en el dibujo, con el lápiz y papel en las manos?

M.V.: El dibujo es lo que más me anima en este momento. Porque yo he hecho fotografía, video, instalaciones, pintura. Las imágenes son un fuerte, dicen mucho (...) no me puedo quejar, sigo trabajando, hago algunas apariciones.

 

E.N.D.: El lápiz y papel en las manos, pero también está lo digital, ¿qué piensa sobre esas otras formas?

M.V.: Yo tengo que innovar, estar actualizando lo que hago. Porque yo puedo tener mucha habilidad para manejar un lápiz, un carboncillo, cualquier elemento con el que se dibuja, pero tengo que volverlo contemporáneo. Porque si no me quedo dibujando como los artistas del Renacimiento, que hicieron una maravilla, pero si ellos ya lo hicieron, para qué lo va a hacer uno. (Risas).

 

E.N.D.: En otros temas, ¿cómo ve la situación actual del arte y la cultura en Colombia, dentro y fuera de la complejidad de la pandemia?

M.V.: Sí hay apoyos en estos momentos, muchos estímulos por parte del Ministerio de Cultura, aunque deberían haber más. Aquí en Bogotá, Idartes todo el tiempo está con convocatorias distintas, siempre buscan estar muy activos. Está bien. Pero eso sí, toca todo el tiempo estarse reinventando, ser muy insistentes.

 

E.N.D: ¿Posibilidades de una próxima exposición en Ibagué?

M.V.: He tenido, si no me equivoco, cuatro exposiciones allá. No he podido tener una completa en el Museo de Arte del Tolima por diferentes circunstancias, pero espero que se dé pronto. Hace muchos años no lo hago.

 

 

Credito
ALEJANDRA CAVIEDES

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