"La muerte del Joe se pudo evitar": Mauricio Silva

COLPRENSA
Mañana lanzará su libro ?¿Quién mató al Joe??, una crónica donde a través de diversas voces reconstruye los últimos y lamentables años del ?Centurión de la noche?. En los últimos años el corazón del Joe funcionaba sólo en un 40 por ciento.

En el 2003 el periodista Mauricio Silva estaba disfrutando de un año sabático en Santa Marta donde se deleitaba con la música de Joe Arroyo. Inquieto como siempre, decidió encender su computador y escribir el nombre del artista en el famoso buscador Google. Para su sorpresa, en la época, sólo encontró un párrafo de información, que además, estaba errado, al afirmar que había nacido en Barranquilla.

 Seguro que el lugar de nacimiento era Cartagena empezó a indagar a través de colegas periodistas e incluso los sellos discográficos que habían editado su música, sin sospechar que sería el comienzo de un arduo trabajo de años de investigación entorno a un personaje, una vida entre el cielo y el infierno, que le traería un Premio Simón Bolívar, años después la publicación de una biografía, “El Centurión de la noche” (2008); y ahora, una crónica, cuidada al extremo, “¿Quién mató al Joe?”, sobre sus últimos años de vida de quien es considerado el más impresionante cantautor de música tropical colombiana.

 Este miércoles se presentará oficialmente este libro, y desde ya, se empiezan escuchar voces en contra, como la de Jacqueline Ramón, la última esposa del artista, quien manifiesta tener intenciones de demandar al periodista, quien creó esta crónica de largo aliento de 101 páginas, tomando, línea a línea, las versiones y afirmaciones de personajes que, por diversos motivos, tuvieron que ver con los últimos años de vida del afamado artista, quien gozó mucho menos de lo que sufrió.

 “Primero, tengo una profunda admiración por el artista, pero luego, me encontré con un personaje que me pareció sensacional, con todo lo que le pasó, cómo le pasó e incluso hasta su presencia física”, comentó Mauricio Silva, quien realizó un primer trabajo para la edición Colombia de la Revista Rolling Stone, con el cual ganó el Premio Simón Bolívar, y lejos de dejar el personaje, continúo investigando para escribir su biografía.

 Han pasado sólo siete meses desde el fallecimiento del Joe y siguen habiendo más preguntas que respuestas, pero resuena aún entre sus seguidores, y en especial en Mauricio, la denuncia que hizo su hija Eykol Arroyo la mañana del 26 de julio de 2011, minutos después de enterarse del deceso de su padre: “Lo mataron; a mi papá lo mataron”.

 “En el 2011 me encontré con una historia increíble, luego de años de oscuridad y silencio, porque desde el 2007 el artista no me vuelve a contestar, y con el tiempo me doy cuenta, al indagar con sus allegados, que era una estrategia de su esposa, para aislar al Joe de todas las personas a su alrededor. Investigando encontré que realmente no le dejaban hablar con nadie”, dijo Silva.

 Las múltiples voces de la vida del Joe

 El libro, tejido finamente a través de testimonios y pruebas médicas en cada una de sus líneas, recorre una sórdida historia en la que aparecen su última esposa, su manager que era Luis Ojeda, junto a sus abusos con el bazuco y el alcohol; los sonados episodios clínicos que le escondieron a la familia y a él mismo, junto a una explotación laboral denunciada por sus hijos, sufrida al menos en sus últimos años de vida, cuando El Joe, sencillamente ya sólo quería descansar.

 La historia, como el más macabro thriller, recorre una misma pregunta una a una sus páginas, ¿Se hubiese podido evitar el vertiginoso deterioro físico y, a causa de eso, la prematura muerte del Joe? “Todo parece indicar que sí. Lamentablemente, sí”, se dicta en el libro. 

Sólo basta con echarle un vistazo a su historial clínico, en el que se incluía hipertiroidismo, diabetes, afecciones y edemas pulmonares, insuficiencia renal, fatigas musculares, inflamación en las rodillas, hinchazón en los pies, isquemias en el corazón y el cerebro, entre otras, para entender que el Joe estaba mucho más cerca del retiro que del ritmo frenético de las giras de conciertos y los espectáculos exigentes hasta altas horas de la noche.

 Un par de años antes de su fallecimiento, tanto la esposa como el manager recibieron un parte del cardiólogo que decía que el corazón del Joe iba a quedar funcionando para siempre en un 40 por ciento, lo cual no le fue contado, ni a la familia, ni al artista. 

“Los partes de salud que nos daba la esposa o el manager, no coincidían con la verdad. Por un lado conocíamos el parte médico oficial, y por otro lado las mentiras de ellos. Esto me ayudó a publicar el libro para resolver un enigma donde se revela que la muerte del Joe se pudo evitar”, continuó Silva. 

Los anhelos del Joe venían por otro lado, como le dijo una de sus hijas, Eykol: “Quiero recuperarme, tener un estudio de grabación, seguir cantando pero más poquito, más bien producir música, componer y crear canciones para otros, un asunto más suave, con ustedes, con Mary…”.

 De sus tres esposas, dicen las fuentes consultadas por Mauricio Silva, Mary fue la que más amó, “con ella logró conformar lo más cercano a un hogar”, afirmó el biógrafo, quien incluye un capítulo con una entrevista con ella, además de datos de personas que afirman que uno de los últimos deseos del Joe era ver a Mary, lo cual nunca se le cumplió.

 La toxicomanía del Joe

 El libro arranca muchos años atrás, con su caída en el mundo de las adicciones, aunque Mauricio es claro al respecto, “No creo que su toxicomanía fuera la causal de su muerte. Eso se pudo manejar. Pero hay una mezcla de todo, empezando con su inestabilidad emocional que inicia con la ausencia de la figura paterna y que luego continúa hasta el día de su muerte, con el suplicio que se convirtieron todas sus relaciones sentimentales. Siempre sufrió en el tema del corazón”.

 Y agregó Silva: “Voy a suponer que hubo voluntades detrás de la muerte del Joe. ¿Por qué? Claramente su muerte se pudo evitar, porque había intereses detrás de su patrimonio, incluido el dineral que representa su obra, porque según la historia clínica a la que tuvimos acceso, El Joe debió retirarse antes de 2007”.

 Al contrario de detenerlo, por parte de las personas responsables directas de él, según las fuentes consultadas en el libro lo atiborraron de contratos. “Fueron años de terrible explotación y de abuso”.

 De ahí, que el 2 de agosto de 2011, la firma de abogados de Abelardo de la Espriella, tomó el poder legal para defender a Eykol y Nayilive Arroyo, al reclamar los derechos de regalías de la obra musical del desaparecido cantautor, además de otras dos denuncias contra Jacqueline Ramón y Luis Ojeda, como es el delito de homicidio preterintencional.

 “El ocultamiento sistemático del estado de salud del artista, la suscripción de contratos para giras y conciertos cuando el maestro estaba enfermo, la restricción de visitas a familiares y amigos y la extraña circunstancia en la que se formó la firma Jonson Music en el 2001, en la que Arroyo nunca tuvo participación sino Ramón y su hermana, hicieron que interpusiéramos esta medida legal”, explicó Aberlado de la Espriella.

 “Buena parte de los derechos de las canciones del Joe fueron cedidos a la sociedad Joeson Music, que crearon Jacqueline Ramón y su hermana María Ramón, ambas como suplentes, y el Joe como principal. Lo que me parece pieza clave, en el documento de constitución de esta empresa, reza que el suplente asumirá las funciones del principal en caso de incapacidad física o mental de carácter definitivo, o muerte del principal”, aseguró Silva. 

Según los relatos e investigaciones realizadas desde el 2001, cuando ella entró en la vida del artista empezó a traspasar todas las propiedades de él a esa firma bajo el argumento de que lo iban a robar sus hijas. “Pasa todo a esta firma porque tus hijas te van a robar”, le narró al escritor una de las hijas del Joe. 

En este rompecabezas el dinero es pieza clave, si se tiene en cuenta que en 2011 las regalías de Sayco trimestrales ascendían a los 160 millones de pesos en la obra del Joe, “con tendencia a crecer”, con el relanzamiento que vivió la obra a raíz de la telenovela y su muerte. 

Es más, una de sus hijas, Adelita Arroyo, afirma que, “Jacqueline autorizó la venta de la vida de mi papá, y a cambio RCN la puso en el papel de adorable monja. Además, ella siempre le dijo a mi papá que el negocio fuera de 300 millones de pesos. Sin embargo, una fuente amiga me contó que en realidad le pagaron tres mil millones de pesos”.

 Sus últimos años de vida, sin seguir las recomendaciones médicas, estaba lleno de contratos. Se estima que existían compromisos de cerca de 40 actuaciones a la fecha de su fallecimiento.

 Como si fuera poco, el día que Mauricio Silva lanzó el libro “El Centurión de la Noche”, Andrés Salgado de “Prime Time” y la gente de Teleset se acercaron a él. “Lo hicieron para comprarme los derechos del libro y hacer la telenovela. No se llegó a nada, pero luego Salgado apareció como libretista de la telenovela por lo cual tengo denunciado a RCN, Prime Time y Teleset, por el plagio de mi obra”, afirma. 

“Hay cantidad de pruebas en la investigación y como yo lo veo y lo plasmo en el libro, para que ellos lo resolvieran de esa manera”, agregó. 

Buena parte de las ganancias de este libro serán destinadas a la Fundación Fuego en mi mente, dirigida por Mauricio Silva, para donar orquestas de salsa y fomentar el arte en las escuelas públicas.

Credito
SERGIO VILLAMIZAR - COLPRENSA

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