“Quien no conoce bien la fuerza de las palabras no puede conocer bien a los hombres” -Confucio
Teniendo en cuenta ese uso que le podemos dar a nuestra lengua, encontramos el manejo del discurso oral y escrito, y vemos como la gramática es parte importante en la adquisición de esas habilidades comunicativas y que necesariamente hacemos uso de ella, puesto que abarca en general a todas las palabras.
La gramática – le escuchamos a muchas personas – suele ser “bastante aburrida “, pero si de verdad se tiene la intención de hablar y escribir correctamente, se debe empezar a estudiar. Examinemos el significado de la connotación “aburrida “. A muchos generalmente le parece aburrida, sólo por antiguas metodologías de enseñanza cuyo recuerdo sobrevive en ellos, a pesar de haber dejado las aulas escolares hace tiempo. Se trata por lo tanto de una impresión subjetiva, sin otro motivo con fundamento.
Además, seamos sinceros, muchas de las cosas que teníamos que aprender en el colegio resultaban aburridas precisamente por considerarlas una obligación. Aburrida era la historia, no obstante que equivale a una gran novela de ficción y sucesos que a todos nos maravillan; aburrida era la geografía, pese a que su estudio es como un largo y fascinante viaje por tierras desconocidas; aburrida era también la química, aunque supera a veces el gran poder de la imaginación.
Para colmo de males, la gramática no ofrece tantas posibilidades de emoción como la historia, la geografía, la química, la biología… pero, la verdad es que todo depende del modo de presentarla. Si alguien relata sin gracia una anécdota chistosa, aburrirá a sus oyentes en lugar de hacerlos reír.
Hasta hace poco tiempo, la gramática en los libros de castellano sólo era una árida e interminable lista de definiciones de normas abstractas sin gran utilidad para resolver los problemas del lenguaje que se presentan diariamente a cualquier persona. En este punto, hasta los profesores de castellano están de acuerdo; pero esa verdad no debe conducirnos a rechazar totalmente el estudio del idioma, que como sabemos, no es tan abstracto ni tan inservible como comúnmente se le considera.
Para usar con propiedad una lengua hace falta conocer, no sólo por intuición, sino con información clara y precisa, todos los términos empleados. Es necesario saber, por ejemplo qué es un sustantivo; no confundir las conjunciones con los adverbios; identificar un verbo dentro de una frase, etc. Dicho de otra manera: es indispensable conocer con precisión, como en toda actividad humana, los objetos de uso diario, en este caso, las palabras.
Así pues, para expresarnos con propiedad, resulta indispensable el estudio de las normas esenciales. El reglamento de nuestro idioma está en nuestras manos. Sólo debemos tener un poco de paciencia, dedicación y ¡adelante!En cuanto a las reglas ortográficas, lo mejor es verlas como “recetas “de fácil aplicación aún para quienes no acostumbran a consultar el diccionario. La ortografía, como bien sabemos, es indicio seguro para conocer el grado de instrucción de una persona, y la instrucción es la que nos recomienda ante los demás para el logro de muchos fines en la vida moderna.
La experiencia demuestra que el éxito de una persona en el trabajo, en el colegio, en público, se halla directamente relacionado con la capacidad para expresarse de una manera apropiada; los llamados test, es decir, las pruebas que revelan científicamente las aptitudes y la personalidad, muestran que los hombres de empresa más brillantes, los profesionales de mayor prestigio, los estudiantes sobresalientes, los hombres de ciencia, las mujeres que de una u otra forma se distinguen en cualquier actividad – en fin, todos aquellos que logran triunfar – tienen siempre algo en común: el dominio del idioma.
DATO:
El tiempo que usted debe dedicar a aumentar su vocabulario y lograr un mayor dominio del idioma español dependerá tanto de sus hábitos y ocupaciones como de su necesidad y deseo de aprender.
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