El electrizante arte de sobrevivir en las alturas

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
La pericia de los ‘linieros’, los hombres que se encargan de reparar los daños de energía en las alturas, es un arte. También un deporte. Enertolima es su máxima exponente.

La prueba es tan seria que los hombres de Enertolima se estuvieron preparando durante los últimos cuatro meses. En todo ese tiempo ocho linieros de la compañía dejaron de trabajar y se dedicaron, exclusivamente, a entrenar.

La jornadas de ocho horas diarias incluían sesiones de trote y gimnasio. Después, trepados en los postes de energía, se dedicaban a ensayar una y otra vez los procedimientos.

Enertolima obtuvo el primer lugar en ‘rodeo eléctrico’, la prueba reina de la versión número once de los Juegos Nacionales del Sector Eléctrico que este mes se disputaron en Cali.

Hicieron moñona. Uno de sus integrantes también ganó la competencia que, dentro del ‘rodeo eléctrico’, otorga el prestigio más grande que puede obtener uno de sus participantes: liniero de oro.

Su nombre es Esleyder Grajales y aunque trabaja en Ibagué, nació en Jamundí. En la premiación, cuando escuchó el himno del Valle del Cauca, Esleyder se erizó. Quizá tanta alegría se deba a que nunca había quedado campeón de nada y lo hizo por primera vez en su propia región.

Al Tolima llegó muy joven, cuando apenas tenía 13 años, y todo fue por su padre, un comerciante de sombreros que viajaba de pueblo en pueblo. Hasta que llegó a El Guamo, un municipio considerado capital artesanal de Colombia, ubicado al suroeste del Tolima, y se quedó. En El Guamo se fabrica el sombrero tolimense.

Esleyder hizo su vida. Ahora tiene una esposa, dos hijas y desde hace seis años es liniero. El oficio lo aprendió de forma empírica. “Es un arte”, dice.

El arte de mantenerse a salvo

El trabajo del liniero consiste en subirse a los postes de energía de los campos y las ciudades y reparar daños enfrentando dos enemigos: 13.200 voltios de electricidad y la altura.

Esleyder sospecha que es el trabajo ideal para un hombre que, cómo él, necesita sentir el vértigo con tanta frecuencia como comida en la boca. Necesita, dice, sentir adrenalina, es una manera de sentirse vivo. El miedo del liniero, además, nunca desaparece y es necesario para no confiarse, para evitar dar un paso en falso.

El ‘rodeo eléctrico’ consiste en hacer, precisamente, el trabajo que se hace todos los días, solo que a nivel competitivo. En las pruebas – son siete en total - se deben hacer montajes de circuitos, cambiar un transformador, hacer maniobras de rescate de compañeros representados por muñecos fabricados a escala real, pruebas de agilidad con balones.

Gana quien haga todo en el menor tiempo posible y siguiendo todas las normas de seguridad. En este caso, tomar riesgos significa perder. En el trabajo cotidiano, arriesgarse puede significar morir o quedar mutilado, calcinado.

En el rodeo eléctrico, en todo caso, se compite en postes sin energía. Los vencedores reciben una medalla, nada más.

Un liniero gana al mes entre un millón y un millón y medio de pesos, dependiendo si trabaja en la ciudad o en la zona rural, y para ser aceptados en el cargo deben cumplir ciertas condiciones: no ser obesos, por ejemplo, no tenerle fobia a las alturas y haberse capacitado en electricidad en instituciones como el Sena, son algunas de esas condiciones.

Los Juegos Nacionales del Sector Eléctrico son de tanta importancia para empresas como Enertolima que además de preparar a sus trabajadores durante meses, los considera, casi, atletas de alto rendimiento: su equipo se hospedó con todos los gastos pagos en el Hotel Intercontinental de Cali.

Junto a ellos, 1470 deportistas en representación de 18 empresas electrificadoras estuvieron compitiendo en 19 disciplinas distintas: ajedrez, atletismo, baloncesto, billar tres bandas, bolos, ciclo montañismo, fútbol, fútbol 5, golf, minitejo, natación, tejo, tenis de campo, tenis de mesa, voleibol mixto, voleibol arena, ciclismo en ruta, kartismo.

En los Juegos Nacionales del Sector Eléctrico, Enertolima ha sido campeón en tres oportunidades desde cuando empezó a participar en el 2004. Esta vez, la prueba reina la ganó con Esneyder Grajales, vencedor al subir a un poste y ubicar en la cima un banderin aplicando todas las normas de seguridad.

Las influencias de este vallecaucano entre los compañeros de su empresa pueden estar llegando incluso a otros ámbitos. En la capital de la salsa, Enertolima también ganó el concurso de baile y pocos en Cali lo pueden creer.

Credito
EL PAÍS

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