Presencia de chinos en Colombia se ha duplicado en ocho años

Internet - EL NUEVO DÍA
Aunque Colombia cuenta con una población de 25.000 chinos en la actualidad, esta no es mayoritaria en América Latina. En Brasil el censo de estos ciudadanos asciende a 200.000, en Perú a 60.000 y en Venezuela a 50.000.

Pese a ello, se prevé que las cifras actuales de emigrantes chinos en Colombia se han duplicado en los últimos ocho años, tras de la llegada de varias multinacionales del gigante asiático. De hecho, en el 2008 su presencia en el país se estimaba en 10.000 ciudadanos.

Una primera etapa migratoria, que se calcula se originó a comienzos del siglo XX y hasta la década de los ochenta, se caracterizó porque quienes llegaron poseían un perfil socioeconómico bajo, vinculado sobre todo a actividades en restaurantes y al pequeño comercio.

Pero con el nuevo escenario mundial, en el que las corporaciones multinacionales son cada vez más fuertes, se está dando una migración de funcionarios y empresarios altamente cualificados de la China.

Medellín, Barranquilla y Cali son las ciudades que más compañías multinacionales han acogido del país asiático y por lo tanto allí la comunidad china es más representativa.

“Son personas con excelente preparación, que habitan prácticamente en guetos, pues las mismas empresas en las que trabajan organizan llegada, alojamiento, lugares de alimentación y ocio, lo cual también hace parte de su cultura”, explica Luz Marina Díaz, investigadora de la Universidad de Princeton (Estados Unidos).

La experta señala que, según una encuesta, lo que más han aprendido los ejecutivos asiáticos de los colombianos es a disfrutar la vida.

“Ellos tienen muy interiorizado que el trabajo es su vida, pero en Colombia se dan tiempo para otras cosas como socializar o darse gustos personales”, comenta la profesora Díaz, quien agrega que la cultura oriental tiene un pensamiento más colectivo respecto a la occidental, donde hay una actitud más individualista.

Un ejemplo de esto es que entre ellos no hay discriminación, es decir, el pequeño comerciante y el ejecutivo internacional conviven e interactúan sin inconvenientes.

Según disponen las normas colombianas, solo se pueden quedar hasta cuatro años, y después de este tiempo deben gestionar nuevamente la visa, pero el trámite no es sencillo.

“Esa es una contradicción que uno encuentra porque en Colombia se está dando toda una apertura de inversión de las multinacionales, sin embargo, la legislación pone trabas para gestionar las visas”, opina la investigadora.

Lo que menos les gusta de Colombia es el desarrollo de un conflicto interno, por eso muchos llegan con temor al país. Por el contrario lo que más los anima a quedarse es la calidez y amabilidad de los colombianos y los diversos paisajes naturales.

Luz Marina Díaz se presentó en la última sesión de la Cátedra China durante el 2014, jornada que se celebró en el auditorio de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

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