Economía colombiana, entre las luces del crecimiento y la sombra del petróleo

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Entre luces y sombras. Así, bajo esa óptica, se movió la economía colombiana en 2014 y todo parece indicar que para este año las cosas no serán distintas.

Con todo, Colombia figura como uno de los siete países con proyección económica más próspera del mundo y uno de los destinos preferidos por inversionistas extranjeros, según la prestigiosa revista estadounidense Fortune.

Esa noticia cayó en el mejor momento, justo cuando el presidente Santos estaba de visita oficial en Francia, donde más de un centenar de empresarios mostraron interés por invertir en nuestro país, y al mismo tiempo en Davos (Suiza) el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, recibía información similar en el más importante foro económico mundial.

De hecho, el año pasado la inversión extranjera alcanzó el 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) debido, según el Gobierno, a la seguridad jurídica que el país ofrece a los inversores.

A ello se suma que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) -organismo que reúne a los 34 países que integran el ‘club de los países ricos’ y al que Colombia quiere ingresar desde 2013- no ha ahorrado elogios frente a la dinámica de la economía nacional, a pesar de las recientes recomendaciones en materias tributaria, pensional y laboral.

A la Ocde no le falta razón, si se tiene en cuenta que en 2014, de acuerdo con las proyecciones del Banco de la República, “el crecimiento económico se haya situado entre 4.5 y cinco por ciento, con 4.8 por ciento como cifra más probable”, muy por encima con el crecimiento regional que fue del dos por ciento, según un reciente informe del Banco Mundial.

También se destaca que el desempleo del año pasado cerró en un dígito (el único del continente), la inflación fue del 3.66 por ciento y para 2015 se estima que será del tres, la pobreza extrema se sitúa en menos del 10 por ciento, mientras el crecimiento económico se ubica entre 3.2 por ciento y 4.8 por ciento, según quien proyecte.

En ese aspecto, cada analista tiene una lectura diferente basada en sus propios cálculos. Así, la Ocde señala que en 2015 la economía colombiana crecerá al 4.5 por ciento; el Fondo Monetario Internacional, que en octubre pasado previó que sería del 4.8 por ciento, ahora sitúa el crecimiento en el 3.8.

La Asociación Nacional de Empresario (Andi) prevé que será del 4 por ciento; la Anif pronostica una expansión del 3.8 por ciento (hace unos meses proyectaba el 4.3 por ciento), el Gobierno no se baja del 4.2 por ciento y el Emisor “proyecta un crecimiento entre 2 y 4 por ciento, con 3.6 por ciento como cifra más probable”.

Las luces

A pesar de las sombras, básicamente marcadas por la caída estrepitosa de los precios internacionales del petróleo, que según el Gobierno significará un menor ingreso de cerca a los nueve billones de pesos, y la devaluación del peso frente al dólar, el optimismo es la constante entre los observadores.

El economista César Caballero, gerente de Cifras y Conceptos, dice que el buen momento económico del país “es la recompensa” al esfuerzo del Gobierno en los últimos años.

Aunque el experto reconoce que algunas organizaciones han ajustado sus proyecciones económicas para Colombia, basadas en las sombras del sector hidrocarburos, “los pronósticos son fáciles de cumplir.

“El país continúa por la senda de la estabilidad gracias a la solidez de la economía, el posicionamiento de Colombia en la región, la adopción de buenas prácticas, las potencialidades de los TLC y la buena dinámica de la demanda doméstica”, señala el último informe de la Andi.

No obstante, su presidente, Bruce Mac Máster, advierte que el país debe “andar con cautela”, teniendo en cuenta que sobre la economía se ciernen “varias alarmas”.

Se refiere a la descolgada de los precios del petróleo, la recién estrenada tributaria, al ajuste fiscal y hasta a las elecciones regionales de octubre. Pese a ello, el directivo dice que “el crecimiento económico de Colombia, entre 3.4 y cuatro por ciento, no es malo, pero será mayor que al resto de América Latina, pero hay que andar con cuidado”.

Frente a esas prevenciones, el Ministro de Hacienda señala que a pesar del petróleo, “hay una enorme credibilidad en la economía colombiana, y los extranjeros siguen trayecto dólares al país”.

Previendo los menores ingresos por hidrocarburos, explica que ya se colocó en el mercado extranjero mil millones de dólares en títulos de deuda pública, y hay un Plan B que será activado en el momento oportuno frente a la subida del dólar.

Javier Díaz Molina, presidente de Analdex, el gremio de los exportadores que se ha visto mayormente afectado, destaca que “la economía interna se verá compensada con la expansión de otros sectores como la construcción de vivienda, infraestructura, obras civiles y otros sectores de la producción”.

Mientras, Guillermo Botero, presidente de Fenalco, coincide con Díaz Molina en que la estabilidad jurídica “es el principal atractivo” para la inversión extranjera.

“Colombia tiene reglas de juego estables, hay capacidad de tenerlas a mediano y largo plazos. Aquí no hay privatización ni amenaza de estatización de las empresas, no hay expropiación, y eso genera confianza”, indica Botero.

LAS SOMBRAS

El lunar, para los analistas, es la inestabilidad tributaria que aunque advierten solo afecta los rendimientos empresariales y no el futuro de las compañías, sí genera malestar.

“Colombia siempre ha sido un país serio, pero en materia tributaria las reglas del juego se mueven con unos tiempos menores de lo tradicional, ese es el único lunar”, advierte Caballero.

Anif prevé que este año se sostendrán algunas debilidades en sectores como la minería, la industria y el agro, y destaca la “animadversión comercial de nuestros vecinos (especialmente Venezuela y Ecuador), que representarán serios obstáculos”.

Por ello, Eduardo Sarmiento, director del Centro de Altos Estudios Económicos de la Escuela Colombiana de Ingeniería, considera que los estimativos internacionales frente a Colombia “corresponden a una mala interpretación de nuestra realidad económica”.

Según el catedrático, “desde mediados del año pasado se veía la caída del petróleo, la industria y la agricultura se vieron afectados por la revaluación de los últimos años, creció el déficit de cuenta corriente, y el año pasado hubo un bajonazo en la industria, las exportaciones, la construcción y el desempleo”.

El experto concluye que “tanto optimismo” se explica por “la poca claridad de los organismos internacionales sobre la realidad de América Latina, en especial la de Colombia”.

Credito
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