La ‘Patrona’ de Ibagué

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
En el cumpleaños 52 del barrio 7 de Agosto, se recuerda a la patrona y moradora durante décadas del Cerro de Pan de Azúcar. Es la Virgen María que custodia a los ibaguereños y que ha soportado incluso las inclemencias de la naturaleza.

El último intento por subir la imagen de la Virgen al cerro de Pan de Azúcar sucedió el 13 de octubre de 1999: habían pasado poco más de cinco años desde que la primera efigie, la de El Carmen, fuera derribada por el temblor acaecido el 6 de junio de 1994.

La Virgen, que por cerca de seis décadas ha custodiado a Ibagué desde la comuna Dos, tiene una historia particular, desde los devotos que el Viernes Santo culminan el Viacrucis en la cima y lanzan monedas al pedestal, peticiones, demandas e incluso una historia de suspenso y fantasmas.

Una de las puertas de ascenso al cerro es por la carrera Trece, frente al barrio 7 de Agosto, en el que desde ayer sus habitantes empezaron las celebraciones del aniversario 52 y que hoy tiene una serie de actividades musicales y recreativas.

Cuentan los abuelos que residen en el 7 de Agosto, que lo que hoy es una comunidad con más de dos mil 500 familias perteneció a un señor de apellido Naranjo, cuando todo el sector comprendido en los barrios Ancón y 7 de Agosto se llamaba Anconia (nombre de una cacica).

Este señor también era dueño del sector Los Mangos, una de las partes altas del barrio, donde antes de empezar la urbanización estaba pegado con el de Pan de Azúcar, formando una sola montaña hasta donde hoy están las antenas de televisión por cable, entre la urbanización Pan de Azúcar y Malavar.

Vecinos de fe

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En 1953, Heriberto Upegui fungía como presidente de Junta de Acción Comunal del barrio 20 de Julio. Era un hombre consagrado a su barrio y muy devoto al catolicismo, y, según lo narrado por los abuelos, fue la primera persona que llevó a cabo la idea de consagrar el cerro con la imagen de la Virgen.

Don Heriberto Upegui acudió a las escuelas de ese entonces y solicitó que cada alumno colaborara en la construcción de la torre, para ello pidió que cada estudiante llevara un ladrillo; la Secretaría de Educación estuvo de acuerdo, y fue así como se reunieron los materiales para empezar a levantar el pedestal. 

Se efectuó una misa, y se instaló en la parte alta la imagen de la Virgen del Carmen; esta imagen, años después fue descabezada por la naturaleza, pues un rayo la destruyó, lo que obligó a su reconstrucción. 

Nació el barrio

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En los años 60 empezó la remoción de toneladas de tierra, con el fin de abrir camino y unir el barrio 20 de Julio, que en ese entonces llegaban los microbuses hasta la carrera 12 con calle 11.

Los bulldozer dividieron la montaña, el cerro de Pan de Azúcar y el Alto de Los Mangos (antiguo alto de Los Naranjo), los colectivos y los camperos pudieron pasar y se empezó a lotear Anconia. El presidente de ese entonces, Rubio, logró la Personería Jurídica y así pasó a llamarse 7 de Agosto.

Los vecinos también se apersonaron del Cerro de Pan de Azúcar y ya desde hace años luego de instalada la imagen de la Virgen, comenzó a convertirse el sitio en lugar de peregrinación y sitio turístico.

Fue así como en el gobierno del alcalde Álvaro Ramírez Gómez, entre 1995 y 1997, se hicieron las escaleras, una entrada por el barrio 7 de Agosto y la otra por el barrio Malavar; a inicios de los 90, se hizo un firmatón en la ciudad, para instalar la parabólica en Ibagué y las antenas se pusieron en Pan de Azúcar.

También, para afianzar el turismo, se instaló un árbol de Navidad de hierro, que desde noviembre era adecuado con bombillos, lo que hacía que en las noches las personas subieran a observar el arbolito; este luego fue retirado y empezó el abandono del sitio. 

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Virgen al suelo

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El lunes 6 de junio de 1994 a las 3:47 de la tarde, el suelo ibaguereño se movió por espacio de 30 segundos, representado en un sismo de 6 grados en la escala de Richter, con epicentro en Toribío (Cauca), que acabó con la Virgen del Carmen: nuevamente era atacada por la naturaleza, esta vez para siempre. 

La torre sufrió daños, la imagen se partió por la mitad y sus pedazos cayeron por el ala Norte del Pan de Azúcar; tras el susto, las miradas se dirigieron al cerro, para evidenciar que ya no había Virgen. 

Los devotos subieron a la montaña, sin importar las posibles réplicas, y allí mientras salían las lágrimas, recogían partes de la efigie para guardar una parte de la guardiana que por muchos años custodió a la ciudad. 

Tiempo después fue puesta otra Virgen por monseñor Alberto de Jesús Sánchez, párroco de la iglesia San Cayetano, mientras se celebraba Semana Santa, al tiempo que en varios sectores de la capital empezaron las colectas para comprar una más grande; se formaron, así mismo, varios problemas y demandas. 

La nueva ‘Patrona’

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Armando Monroy Castro, quien dirigía Ecos del Combeima, puso una urna para captar el dinero de los feligreses, y sobre esa caja, cuenta Monroy, don Tito, dueño del almacén El Cáliz, donó una Virgen de 40 centímetros y así se generó confianza entre los ciudadanos. De esta colecta se consiguieron un millón 995 mil pesos de la época.

Se conformó además una junta, liderada por el párroco Alberto Sánchez, y se encargó al escultor Ólmer Rojas el diseño y la fabricación de la nueva patrona del Pan de Azúcar, que midió cuatro metros de altura.

Ahí empezaron los problemas, pues el artista construyó la escultura frente a su casa en el barrio La Floresta y ya no había quién la moviera, y menos cómo subirla a su destino. El artista interpuso una demanda al padre de la iglesia San Cayetano y después de los líos, la Sexta Brigada se comprometió a subirla.

Fue así como iniciando 1999, una grúa llevó la imagen hasta el campo de paradas de la antigua Sexta Brigada (hoy Quinta División del Ejército), pero la mano derecha se rompió. En un primer intento, el helicóptero MI-17 no pudo ni siquiera levantarla, por lo que en marzo se procedió a partir por la mitad.

Hasta el 8 de abril de 1999 se hicieron tres intentos para subir una parte de la Virgen, pero sin éxito; el 21 de mayo, a las 3:30 de la tarde, por fin fue acomodada la primera parte de la estatua; meses después, el 12 de octubre, fue puesta la virgen que desde Pan de Azúcar custodia a los ibaguereños.

Tenía un espíritu

Según lo recogido por el escritor Jorge Eliécer Pardo, en un especial del cerro Pan de Azúcar escrito en 1988, “la gente comenta que dentro de la mole quedó el alma de ‘La Quemada’, una mujer que perdió el juicio en la piel de la violencia partidista.

Cualquier noche la gente se despertó sobresaltada por los gritos y el destellante alarido. Había dejado una carta antes de regarse la gasolina y el fuego. Su alma, según el decir, se metió entre los pies de la Virgen y en el pedazo de tierra donde quedó su cuerpo desnudo y ennegrecido, no volvió a crecer la naturaleza”.

Se trata de una historia de a mediados de la década de 1970 y cuando la primera Virgen seguía en pie.

Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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