Con mayor premura dirigen los labriegos del sector esta solicitud a la Administración municipal, teniendo en cuenta tanto el factor humano como la importancia productiva de este sector.

Lo que sucede

En un recorrido hecho por esta y otras zonas rurales, EL NUEVO DÍA habló con Luis Hernando Pinilla, líder de este sector, a más de una hora de Ibagué, quien contó cómo los han afectado estas carencias.

“El río Coello se lo llevó en una creciente; primero estaba transitable, pero con otra avalancha quedó más torcido. Perjudica a los niños, la carga, pues por ahí pasaba carro y es la única vía (de Laureles a otras veredas)”, describió.

No obstante, indicó que “han ido los de la Junta de Acción a la Alcaldía, y además los pocos que han venido ha sido pero de política, anotan que está en proyecto, pero nadie dice ‘vamos a solucionarlo’.

“Ahora toca pasar por el río cuando no se crece, porque cuando se crece toca dar la vuelta y echar la carga al hombro”, añadió.

Dicha situación, ha hecho que se afecte la movilidad de los habitantes de 80 familias y la distribución de productos como “café, plátano, arracacha, arveja, habichuela y fríjol (...) Sale mucha gente, pero nadie nos quiere colaborar”.

Solo tubos

Son al menos 60 tubos abandonados, donde, cabe recordar, el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo lanzó su candidatura el año pasado y hoy no se evidencia una pronta solución. De acuerdo con Pinilla, estos elementos llevan ahí 10 años, “porque la meta era que se daba el agua a Ibal o Cortolima (...). Trajeron los tubos con la condición de que nos pavimentaran la vía al menos hasta Laureles, pero ni una cosa ni otra; a la comunidad se le daba ese permiso del agua, pero que pavimentaran, hicieron arreglos a la alcantarilla y nada más”.

Pinilla mostró la urgencia de una parte de la vía que se derrumbó, pues “no nos han dado maquinaria buena para ampliar o hacer gaviones o muros de contención, que se necesitan. Si sigue cayendo agua, nos quedamos sin carretera”.