Ayer completó dos semanas sin vivienda, a pesar de que su caso ya fue abordado por varios medios de comunicación en la ciudad. Argumenta que lo que consigue no le alcanza para pagar el promedio de arriendos de la ciudad.

“Me vine a vivir aquí porque tenía que desocupar donde estaba viviendo. No he encontrado pieza, yo pago arriendo desde los quince años”, manifestó.

“Los arriendos están supremamente costosos, no arriendan pieza y la gente está robando mucho”, relató sobre su búsqueda.

No consigue trabajo debido a sus condiciones de salud, ya que padece epilepsia, y por lo mismo teme incluso moverse por la ciudad.

Cuenta cómo en varias ocasiones al ir caminando sola sufre una crisis y se lastima. “La policía es la que me recoge y me lleva a los centros de salud y allá me cosen los golpes de la cabeza”.

Ella vive gracias a las ayudas de la gente del sector, porque pese a que tiene pensión del seguro social, el 4 de septiembre sufrió un robo de algunos ahorros con los que contaba y todo el dinero que había recibido.

“Por la tarde unas personas me llevaron a hablar por allá al frente, y mientras estuve allá me robaron lo que tenía aquí”.

Desde entonces procura permanecer cerca y prácticamente no duerme para asegurar sus enseres. “Yo le pido a Dios que guarde mis cosas y me guarde a mí, porque sin dormir también me puede pasar algo”

En una silla plástica pasa la mayor parte del tiempo y allí recibe las ayudas sobre todo de las personas de la plaza.

Según dice, la mayor parte de sus parientes está en España y no tiene ningún medio para contactarlos.

Aunque tiene una tía en la ciudad, ella tampoco está enterada de su situación porque no cuenta con los medios para auxiliarla y por lo tanto no le ha solicitado más ayuda que para encontrar una pieza arrendada a un precio al alcance de su bolsillo.

Sigue esperando presencia de la administración municipal

Dice que a la fecha no ha recibido ninguna visita por parte de funcionarios de alguna oficina gubernamental. Tampoco está enterada de qué procedimientos debería seguir o si puede acceder a algún programa.

Desde EL NUEVO DÍA, se intentó contactar a la Secretaría de Bienestar Social, pero no se logró ninguna declaración. Sin embargo, una fuente cercana a esa dependencia, que solicitó su anonimato dijo que desafortunadamente la señora no podría ser cobijada por los programas existentes.

Dado que Yolanda es acreedora de una pensión se complicarían las posibles ayudas desde el Estado. También la fuente de Bienestar Social dijo que a pesar de que la señora está en situación de abandono, al no ser de tercera edad, es imposible destinar fondos para su auxilio.

Por otra parte, el personero municipal no tiene conocimiento hasta el momento de la situación.

La señora hace un llamado para solicitar bien sea la intervención de los organismos gubernamenteales o de la ciudadanía.