Un hogar con gran espíritu navideño

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La Navidad es la fecha más especial en este matrimonio de más de medio siglo, es la fecha más especial para celebrar y conservar la felicidad y magia, que solo diciembre ofrece en todo el mundo.

En la casa de los Castañeda Ríos la mayor parte del año se vive en Navidad, desde mayo, cuando empieza a confeccionar los artículos que darán una cara agradable a su hogar, y en octubre cuando Irma Ríos empieza a sacar cajas para armar el pesebre, el arbolito y otros adornos.

Mientras tanto, su esposo Jaime Castañeda, quien es su gran cómplice, visita con ella los almacenes para pagar los muñecos que su esposa quiere, así lo viene haciendo desde hace 53 años, cuando le compró su primer pesebre, el cual todavía conservan.

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Sus hijos, quienes son profesionales, también les envían muñecos de Papá y Mamá Noel y casas, que son importadas de Estados Unidos. El resto de accesorios son fabricados por Irma, quien asiste a cursos de muñequería navideña.

Este año, según contó, elaboró unos muñecos para colgar en todas las puertas: “Conseguí el icopor, lo forré y luego hice las caritas con tela; también los forros para las sillas del comedor, unos cojines, y como en octubre empiezo a sacar las cosas, debo conseguir cajas de cartón, papel, icopor, todo para formar el pesebre.

“Hice unas chivitas, los adornos del arbolito. Una amiga que vive en Bogotá me enseñó, ella me envía los moldes y luego viaja y acá en mi casa armamos todo. Con ella hice el cuadro de la antesala, con madera, la tela, y le pusimos una chimenea que alumbra, así como los farolitos”.

Y es que por donde se vea hay algún motivo navideño, vajillas, árboles, casitas, muñecos navideños, incluso un tren expreso polar que rodea una mesa de centro.

Al lado del tren y en otra mesa, conserva el primer pesebre que le obsequió su esposo, es en porcelana: “Una vez fuimos al centro y me dijo, ‘mami le voy a regalar un pesebre’, eso fue hace como 50 años, también las primeras casitas, y empecé a recolectar todo y también mis hijos me envían cosas”.

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Cómplices de una esposa y madre

Hace una semana mis me trajeron un Papá Noel Grande; el pesebre que tengo ahora me lo envió el hijo de Estados Unidos, es que primero tenía uno que había hecho de encolado, eran figuras grandes, y se lo regalé a una amiga.

“También me envió esas casitas, y me dijo: ‘Guárdelas como si fueran reliquias, están caras’, y es que cada una se consigue en más de 350 mil pesos, he visto en almacenes unas que cuestan más de un millón”, agregó Irma Ríos.

Por supuesto, su gran aliado es su esposo con quien tuvo tres hijos, “él es feliz que yo haga estas cosas, siempre me dice que todo está muy lindo”. Entre risas doña Irma cuenta, “a veces vamos al Éxito y mi esposo me dice ‘mami que quiere’, y yo aprovecho”.

En ese momento interviene don Jaime, “se enamora de algún artículo y le digo, ‘dónde vamos a poner esto’ y empieza a mirar seria por todo el almacén y le respondo, ‘camine lo llevamos’; ella es una gran mujer, una gran mamá”.

En una de esas comprar llegó el expreso polar, “teníamos uno pequeñito, añade Irma Ríos, pero el año antepasado vimos este y costaba 750 mil, muy caro, no podíamos meterle toda esa plata y hasta que fueron rebajando y lo encontramos en otra parte en 250 mil, el mismo”. Hasta el momento desconocen en cifras cuántos muñecos pueden tener guardados, lo que sí cuenta, es que en uno de los clóset tienen una gran cantidad de artículos guardados que ya por espacio no pudieron instalar en la vivienda.

Y hoy, que inician las novenas de aguinaldos, tendrán una cita con el todopoderoso, para orarle y agradecerle por los favores recibidos, y por supuesto, dar gracias porque su matrimonio continúa sólido como desde el primer día y feliz y con el sentimiento navideño durante meses.

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Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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