El comedor beneficia a cerca de 200 niños de los barrios Kennedy, Galán, Yuldaima, Ricaurte, Murillo Toro, entre otros.
“En ese área se consume y vende drogas. Es un peligro para la comunidad del sector”, reveló el presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Galán, Jaime Arévalo.
El comedor comunitario está ubicado diagonal a la Casa Cultural del Kennedy.
Antes de ingresar, se observa que la puerta principal le falta algunos abarrotes y esto les da la posibilidad a los habitantes en condición de calle y a los consumidores de alucinógenos de ingresar sin ningún problema.
En su interior, el sitio está en total abandono, en la cocina hay desperdicio de agua, hay basura y otros elementos que generan mal olor. Sus paredes tienen grafitis y el techo está en malas condiciones como si una borrasca los hubiera desprendido y las tejas está que caen al suelo.
“Solicito a las autoridades municipales y departamentales para que se hagan presente y vean la problemática que tenemos en el comedor”, afirmó Arévalo.
“Ese es el llamado de la comunidad que no sabe qué hacer ante este tema que cada día genera zozobra y preocupación. Esto lo conoce todas las autoridades competentes, pero ninguno ha hecho nada para solucionarlo”, agregó.
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