El suicidio: combatirlo, una responsabilidad de todos

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Basta con detenerse y preguntarse si quien tengo a mi lado se siente bien, y si puedo hacer algo.

Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es un grave problema de salud pública; no obstante, es prevenible mediante intervenciones oportunas, basadas en datos fidedignos y a menudo de bajo costo. Sin embargo, cada año las cifras aumentan, considerando todas las edades y todos los estratos sociales, e Ibagué, la capital del Tolima no es la excepción, debido a que ocupa uno de los primeros lugares en tasa de suicidios a término de 2018.

La ciudadanía en general se encuentra en peligro. Y esta afirmación no es tan solo para alarmarse, pues más allá de los actos cometidos, los intentos tienen cifras más altas que ponen en discusión la atención del Estado, la academia, la familia y los medios de comunicación quienes están en constante contacto y responsabilidad con la población. Ahí es donde se quiere hacer énfasis; pues como dice el adagio popular, es mejor prevenir que lamentar, y al parecer, continúa la incógnita en saber si han sido contundentes las diversas campañas, planes y programas que se vienen ejecutando.

¿Qué hace falta? ¿Sí es de interés este tema? ¿Cuántas vidas más tendrán que apagarse para disminuir estas tragedias que enlutan a miles de familias en el mundo? ¿Se ha fijado quién tiene a su lado y si detrás de su sonrisa no hay una profunda depresión u otro tipo de problemas? Diversos factores atentan o incitan a tomar la decisión de acabar con la existencia, aún sabiendo que puede existir alguna solución.

Al respecto, el concejal ibaguereño Pedro Mora afirmó hace unos días que la ciudad tiene problemas complejos que de alguna manera afectan a tomar decisiones de este tipo, “Pienso que el gobierno local debe poner en conocimiento esta situación ante el Ministerio de Protección Social para que nos ayuden, yo creo que Ibagué amerita la presencia del Ministerio de Protección Social, porque es un problema psicosocial muy complejo, hay muchas cosas que no han terminado de materializarse al respecto”.

Frente al caso, en una reciente rueda de prensa adelantada por la secretaria de la cartera de Salud del Municipio, aunque han aumentado las cifras, desde la Administración Municipal se adelantan acciones de prevención que han arrojado cifras positivas que son de especial importancia, entendiendo que la salud mental es una de las prioridades del gobierno local tanto en las zonas rurales como urbanas.

“El reto es seguir trabajando e invirtiendo recursos en el programa de salud mental y la gestión del riesgo psicosocial”, manifestó Jhoana Barbosa, secretaria de Salud de Ibagué. Cabe resaltar que ante la incidencia de la Unidad de Salud de Ibagué, no deja de ser débil y primaria la manera en que se puede enfrentar la problemática; no obstante, existen 13 psicólogos en cada comuna que están prestos a orientar a quienes ya no encuentran sentido a su vida.

 

¿Y la Línea 123?

Aunque esta línea está bajo la coordinación de la Policía Nacional con todo un equipo de psicólogos y profesionales que se encargan de orientar o enrutar a las personas que tienen el deseo de acabar con su vida, existen algunas dudas con respecto a su efectividad pues pueden presentarse diversos factores que hagan básica su función y no impidan actos como los que se registran constantemente en los medios de comunicación.

Vale aclarar, que en lo que corrido de su implementación (más de un año), fueron 580 casos impedidos o tratados. Entre ellos, direccionados a las empresas prestadoras de salud, recalcando que el servicio al que llegan estas líneas y el Municipio son primarios. En este punto es válido poner en discusión qué otras herramientas podrían ser más efectivas, que reduzcan las cifras, y más allá de ello, las familias vuelvan al diálogo, al acercamiento.

Según lo afirmado por la Secretaría de Salud de Ibagué, es importante prestar también atención a la Red Interna de Salud Mental que está colapsada, pues las camas para salud mental están ocupadas en casi su totalidad. Entonces, si la red departamental se encuentra en ese estado, ¿hasta qué punto podría desbordarse la situación?

Al respecto, Sandra Bedoya, funcionaria de Salud Mental de la Secretaría de Salud del Tolima aseguró que “bien es sabido que existen muy pocos los psiquiatras en el país, y también que las unidades de salud mental que tenemos en el departamento para toda la población de los 47 municipios incluyendo Ibagué, no dan a basto porque lo que tenemos es un tema de hospitalización, pero dónde se nos queda el tema de rehabilitación, recuperación, acompañamiento, asesoría... ahí todo está suelto porque ahí las eps tienen la responsabilidad de atender a su población”.

 

¿Cuánta y hasta dónde tiene responsabilidad

el Estado?

Según Bedoya, “es muchísima, de hecho, si nos aliáramos la academia, la familia y el Estado las cosas serían diferentes. Qué le estamos pidiendo a las instituciones, por ejemplo, que se aborden los temas desde lo clínico, lo social y comunitario; que hayan más investigaciones, semilleros en las universidades que lleguen a la comunidad (...) nosotros como gobierno departamental tenemos mucha responsabilidad por velar porque los servicios se presten de la mejor manera”.

Es decir, que lo que pueden hacer los gobiernos departamentales o municipales se quedan cortos debido a lo básicas que son sus acciones. Por eso también es pertinente poner en discusión la atención que prestan los alcaldes en cuanto a la salud mental de sus habitantes, quienes no gozan de un servicio integral que cubra el casco urbano y rural, en donde tengan seguimiento sus casos y sean correctamente destinados los rubros.

Además, las empresas prestadoras de salud quienes tampoco tienen especial cuidado con el acompañamiento a sus pacientes, cuando cambian a los profesionales constantemente o no son suficientes sus estrategias para la prevención y el combate a esta problemática.

 

¿Quiénes atentan contra su vida?

Muchos creen que sucede en personas mayores y con problemas económicos, pero no es así. Según cifras del Ministerio de Salud, están involucrados personas de todas las edades a excepción de los niños en primera infancia; pues, en contra de lo pensado existen niños entre los 10 y 14, adolescentes entre 15 y 19, jóvenes entre los 20 y 24, y de 25 en adelante que han tomado la decisión de acabar con sus vidas por diferentes motivos.

Hay que aclarar que son múltiples las causas que inciden en que una persona recurra al suicidio. Pensar que su vida no tiene sentido y frustrarse son causas de una serie de infortunios que pueden desencadenar desde la niñez. Cuando se afirma que ocurre en todo tipo de población, se piensa en casos de familias pudientes y humildes que con problemas de toda índole, terminan afectando la salud mental de una persona, pero no es así, pues personas de todo estrato socioeconómico pueden verse envueltas en situaciones de riesgo como esta.

No puede hablarse de la depresión, el consumo de drogas, la violencia, el rechazo, el bullying y otras situaciones que son hechos que terminan convirtiéndose en detonantes. Por eso es preciso ahondar en los momentos de toda una vida que ponen en jaque la estabilidad mental, sentimental, económica y social de alguien, y así encontrar soluciones.

 

Volver a la familia

Otro de los puntos que tiene una gran incidencia en el panorama son los medios de comunicación que se encargan de informar a sus públicos, muchas veces sin recurrir a la manera más apropiada para contarlo. Pues, el hecho de replicar la manera en que alguien decide terminar con su vida puede ser un motivo válido para que alguien con estas mismas intenciones logre hacerlo.

La discusión puede ser larga y tendida, con muchos argumentos. Y aunque no es intención llegar a algún tipo de censura, sí es pertinente que se haga una reflexión en cuanto cómo se trata la información y si las familias de los implicados no se sienten afectadas por poner en conocimiento una calamidad. Existen protocolos para proceder cuando ocurren casos de suicidio, pero siempre aparecen en plataformas tradicionales y alternativas, recuentos que llegan al sensacionalismo.

Por esta razón se hace pertinente que tanto las autoridades como la prensa tengan especial tratamiento y se impongan una serie de restricciones que sean para beneficio de las familias quienes son finalmente las que continúan con un duelo y un proceso lleno de dolor. Cabe resaltar los actuales casos de suicidio en el departamento y su capital, en donde cada uno de los casos emitió señales y tanto sus familias como círculos cercanos no las entendieron. Hace falta más sensibilización, acercamiento entre personas quienes a la final una de las mayores necesidades es sentirse escuchados; estrategias efectivas que edifiquen a una sociedad consciente y tome decisiones.

Piense esta vez qué tanto está haciendo para combatir esta situación y si usted se encuentra saludable mentalmente. Recuerde que el suicidio es responsabilidad de todos.

 

¿Y la responsabilidad de los medios de

comunicación?

Bien es sabido también que la familia es uno de los círculos con mayor responsabilidad, pero ha sido a través del tiempo, la premura y la tecnología, que los espacios para compartir y entregarse al diálogo se han perdido. Basta con conocer los núcleos actuales en donde la ausencia de un padre, una madre o el liderazgo de alguien mayor afecte el entorno que comúnmente se conocía; y no llega hasta ahí, pues como solución a la indiferencia o el poco conocimiento, entra la internet como un ente que no es utilizado con compromiso y termina siendo una entretención mal sana.

Además, para disminuir este tipo de conductas es necesario ir más allá de la educación, una base íntegra en donde la protección, las oportunidades laborales, el bienestar común y la justicia y equidad social sean para todos. De ahí resulta este llamado a la ciudadanía que compone a un Estado en donde la academia tiene función de guía, en restablecer las buenas relaciones y todas las oportunidades.

 

Dato

Existe una Política Pública Departamental de Salud Mental que ha venido ejecutando el PIC, Plan de Intervenciones Colectivas, con programas de atención a los municipios y sus ruralidades.

 

Dato

Según la Secretaría de Salud Municipal, para este año se tiene previsto duplicar el presupuesto para la salud mental de la ciudad y la obtención de un espacio en donde sean atendidos los pacientes de manera directa por profesionales.

Credito
ALEJANDRA CAVIEDES

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