Ángel García, un ibaguereño sordo que no tiene límite y sueña con romper barreras

SUMINISTRADA – EL NUEVO DÍA
Ángel Alberto García hace parte de las 716 personas discapacitadas que han recibido formación titulada y complementaria en lo corrido de 2019 en el SENA Tolima, él se está formando como Tecnólogo en Gestión Documental para alcanzar sus metas y demostrar que los límites no existen

Ángel es sordo de nacimiento, su infancia transcurrió en el barrio Nueva Castilla, al norte de la capital tolimense. En esa época la zona no contaba con colegios incluyentes, lo que impulsó a su familia a matricularlo en el INSOR, donde cursó la básica primaria y conoció la cultura sorda. Algunos años de secundaria los hizo en el colegio Niño Jesús de Praga, allí conoció por primera vez la figura de un intérprete; se graduó de bachiller en la institución educativa Simón Bolívar, cumpliendo así la primera meta que había trazado para su vida.

Acerca de su condición física, Ángel García argumenta sin titubear, “el concepto de persona discapacitada no encaja en nosotros los sordos, no tenemos problemas cognitivos o dificultades severas de movilidad (…). Estamos casi en igualdad de condiciones a las personas oyentes, la única diferencia es que ellos se comunican gracias al oído y nosotros de manera visual y corporal, es como un idioma diferente”.

De su etapa escolar recuerda que la interacción con algunos de sus compañeros oyentes estuvo marcada por la hostilidad, la comunicación fue una gran barrera que poco a poco supo sortear. “No sentían afinidad con las personas sordas, nos trataban de brutos, de bobos, hasta de micos, los intérpretes tenían que estar apoyándonos a los sordos para que respetaran nuestra lengua de señas, que es nuestro medio de comunicación”, rememora Ángel con cierto sinsabor en su rostro.

A la par de su formación académica, en sus primeros años de vida tuvo que sobreponerse a otras dificultades familiares. Es huérfano de madre, ella murió cuando él era tan sólo un bebé; anhela que su padre aprenda lengua de señas para mejorar su comunicación y así suplir esta falencia que ha hecho mella en su relación. Es el menor de tres hermanos, y a pesar de los golpes de la vida, Ángel siempre trae dibujada una sonrisa en sus labios.

A sus quince años, Ángel ya había pasado por oficios del sector agrícola en la zona rural de Ibagué; incursionó en las ventas comercializando sopas de letras sin mucho éxito; sin embargo, estas salidas en falso él las toma como pruebas que lo han impulsado a ser más fuerte. “Yo no pienso en esas etapas difíciles de mi vida, sí me hace mucha falta mi mamá y pienso que soy una persona necesitada de afecto, pero decido no enfocarme en esas cosas negativas de mi pasado, quiero estudiar y estar contento”, expresa Ángel con un rostro de firme convicción.

El deseo de superación siempre ha estado en la mente de García Mendoza. Ingresó al Sena Tolima para formarse en el Tecnólogo en Gestión Documental, con la firme intención de tener una mejor calidad de vida. Desea en un futuro no muy lejano contar con un trabajo estable en una empresa que valore su labor archivística; y sabe que de la mano del Sena esas puertas se le pueden abrir. “Para mí es muy importante esta oportunidad que tengo de aprender un oficio, de adquirir conocimientos en un buen proceso de aprendizaje, recibir la formación de los Instructores me ha ayudado a ser mejor persona”, agrega Ángel con una expresión de satisfacción reflejada en su semblante.

Ángel García se ganó el corazón de la comunidad Sena por ser alegre y dicharachero, por pasillos y ambientes de formación roba sonrisas constantemente, especialmente a las muchachas, como él las llama. Con sus compañeros de formación mantiene una comunicación constante, puesto que poco a poco ellos se han ido preocupando por aprender la lengua de señas. Él afirma que el mayor de sus pasatiempos es compartir con otras personas, hacer amigos, piensa que su vida sería monótona si no interactuara con los demás.

Paula Andrea Sánchez es aprendiz Sena y compañera de Ángel, ella expresa, “él es una de las personas más alegres que conozco, constantemente se preocupa por hacer reír a los demás, así esté pasando por la peor situación siempre está enseñando una sonrisa”; además agrega ella, “cuando entró al Sena quisimos ayudarle para comprar el uniforme, y él dijo ¡no, voy a trabajar y me lo compro yo mismo! admiro mucho a Ángel por ser íntegro, valoro su esfuerzo por ingresar al Sena”, testimonio que deja en claro el talante de este joven ibaguereño.

El Sena Regional Tolima en sus tres Centros: Comercio y Servicios, Industria y Construcción y Agropecuario La Granja, brinda formación incluyente para las personas con discapacidad. En el caso de las personas sordas, cuentan con siete intérpretes que les sirven como mediadores comunicativos en su proceso formativo. “Mi familia se siente muy contenta porque estoy estudiando en el Sena, dicen ¡qué chévere! está haciendo algo que le va permitir trabajar; están muy agradecidos con la formación incluyente que brinda el Sena al proporcionarnos interpretes a las personas sordas para facilitar la interacción con los Instructores”, afirma Ángel García con una risa de oreja a oreja.

Mientras termina su formación en el SENA, Ángel ya planea sus próximos pasos, ir a la universidad y encontrar un trabajo estable que le permita ahorrar para adquirir su propia vivienda; aunque es consciente que es muy joven y le queda mucha vida por delante, también anhela hallar una persona con quien tener una relación, formar un hogar y compartir la casa de sus sueños.

Credito
CON INFORMACIÓN DEL SENA TOLIMA

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