De la tinta indeleble y las papeletas al tarjetón y las equis

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Las elecciones y la forma de votar en Colombia han ido de la mano con las transformaciones que ha vivido el país desde hace 200 años, cuando apenas empezaban las chispas independentistas. Aunque el sistema electoral colombiano cambió mucho con la Constitución de 1991, los problemas de corrupción nunca se fueron.

“Como tres días quedaba el dedo untado de rojo, quitarse esa tinta era tremendo”, recuerda María Ligia Figueroa, de 74 años.

Su esposo, Milciades Caballero, 10 años mayor, trae a su memoria un papel tamaño media carta, que llevaba su nombre, filiación, copia fotográfica, un número de registro, dirección, estado civil, firma, si sabía escribir y que estaba diligenciado con tinta y a mano.

“Donde se le perdiera a uno eso, mucho lío. Tocaba presentarlo siempre para votar y luego doblarlo chiquito y guardarlo bien guardado hasta las próximas elecciones. En el tiempo de mi papá era un cartón grande y cuando votaban les ponían un sello”, cuenta.

Desde el año 1931 y por 60 años más, todas las mesas de votación, que además eran puestas en la calle, en hileras, al sol y a la lluvia, debían tener un tarrito con una tinta roja que “no se borraba por más que se frotara con estropajo”.

Los votantes, después de introducir la papeleta con su voto tenían que sumergir el dedo índice, casi hasta la mitad, para dejar constancia de que ya habían ejercido su derecho y no podían volver a hacerlo.

“Las calles eran inundadas de papelitos amarillos porque cuando eso, hace 30 años, no había tarjetones con la cara de los candidatos. Aquí los hombres votaban en la calle 36 y las mujeres en la 35. Cada aspirante hacía sus propios papeles y los metía en un sobre pequeño amarillo. Eso había gente por montón entregándolos para que las personas luego los metieran en las urnas. Uno terminaba con un montón en el bolsillo, en las manos, en todo lado”, hace memoria María Corina Villamizar Gómez, quien trabajó por más de 30 años con la Registraduría, muchas veces como registradora auxiliar o encargada.

A pesar de la tinta, recuerdan que el fraude electoral también se daba. Algunos se aplicaban vaselina en el dedo antes de untarse con la tinta y luego intentaban votar de nuevo.

Otros tantos eran expertos en hacer cambiazo de papeletas en el último momento, en medio de la multitud que se congregaba en las calles.

También se veía una que otra falda corta o escote cerca de las mesas de votación, con el fin de persuadir el voto hacia x o y aspirante. Y claro, la publicidad por todos lados, en hojas, cartones y hasta pintura en las camisas, pues no había prohibición de hacer campaña el mismo día de las elecciones.

“Jurados sí siempre ha habido. Eran como dos por mesa. A mí me tocó varias veces, avisaban, todo lo más, por telégrafo, porque imagínese en los pueblos y veredas no había casi teléfonos”, menciona Milciades.

Corina Villamizar afirma que el trabajo de la Registraduría en esos años también se veía afectado por la falta de tecnología.

“Eran noches enteras verificando para publicar resultados. Se hacía con calculadoras mecánicas y luego las actas en máquina de escribir. Con la llegada del computador todo mejoró”.

A partir de la Constitución de 1991 y de la globalización muchas cosas cambiaron. Se pasó de la papeleta al tarjetón y se garantizó el voto secreto y la pluralidad política. Aunque aún persisten problemas de fraude y corrupción, en el tema de elecciones y votos, no todo tiempo pasado fue mejor.

 

Hace 30 años...

 No existían tarjetones electorales. El mismo día de las elecciones cualquier persona o los candidatos, quienes hacían sus propias papeletas con su nombre y las guardaban en pequeños sobres amarillos, podían entregar en la calle el voto para depositar en la urna.

Los lugares de votación eran hileras de mesas ubicadas en la calle. Los jurados tenían que aguantar las inclemencias del clima durante toda la jornada electoral.

Cada mesa de votación debía tener un tarro para que los votantes introdujeran su dedo índice derecho en una tinta roja indeleble con el fin de garantizar que no se votara dos veces.

Las únicas comunidades religiosas que tenían validez frente al Estado eran las católicas. Sus miembros eran los únicos votantes que, en vez del dedo índice, introducían el dedo meñique, para evitar las suplantaciones.

 

Línea de tiempo

1810

En la constitución de ese año se consagra el derecho al voto, pero quedaron excluidos del derecho al voto los esclavos, los analfabetas, las mujeres, los menores de 25 y los pobres.

1853

 Se incluye a hombres mayores de 21 y a los descendientes de los esclavos. Ese mismo año, la provincia de Vélez dio el voto a las mujeres y a los menores que estuvieran casados.

Se crea una primera cédula para los electores, un papel que se entregaba tres días antes de las votaciones. 


1862

Se otorga una identificación permanente que serviría para las elecciones y se denominaba título de elector. Era una hoja de papel casi de tamaño carta, donde aparecían nombre, edad, estado civil, residencia y si sabía leer y escribir.

1886

Se retira el derecho a analfabetas (más de la mitad de los colombianos), a menos que tuvieran propiedades o altos ingresos.

1860-1862 /1899-1902

Las dos guerras civiles más sangrientas del siglo XIX, la de 1860 a 1862 y la de los Mil Días (1899 a 1902) se hicieron por conflictos sobre leyes electorales, pues quien estaba en el gobierno terminaba eligiendo porque era el que escrutaba.

1888

Se crea el primer organismo electoral de carácter nacional, el Gran Consejo Electoral, que luego pasó a ser Corte Electoral y por último Registraduría Nacional.

1931

Cada mesa de votación tenía un recipiente con tinta indeleble o cualquiera otra solución química de este tipo, para que el votante untara su dedo índice derecho luego de votar.

1936

Este año se otorgó finalmente el derecho al voto a todos los hombres adultos, es decir a los mayores de 21.

1954

Se concede el derecho a la mujer de elegir y ser elegida. Las mujeres votan por primera vez en el plebiscito de 1957.

1975

Se otorgó el derecho a recibir cédula a los 18 años, pues hasta entonces se otorgaba a los 21.

1988

En marzo de ese año, se dio la primera elección popular de alcaldes en Colombia. Antes los mandatarios locales eran designados por el gobernador del departamento.

1990

En las elecciones presidenciales de este año se imprimió el primer tarjetón electoral, se dejó atrás la papeleta y ya no se usó más la tinta indeleble.

Credito
IRINA YUSSEFF MUJICA

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