Bioeconomía: apuesta para el desarrollo de los territorios

Crédito: Suministrada / EL NUEVO DÍA
Comprometidas por promover espacios de participación e intercambio de ideas de interés general, las universidades: Antonio Nariño, Cooperativa de Colombia, de Ibagué, del Tolima, Minuto de Dios y Nacional Abierta y a Distancia, como integrantes de la iniciativa “Conexión RUTA i; organizaron junto al Periódico El Nuevo Día, el foro “Miradas a la Bioeconomía desde los Territorios” que tuvo lugar el 01 de septiembre y que fue moderado por el Dr. Alfonso Reyes, Rector de la Universidad de Ibagué, en compañía de dos invitados con grandes trayectorias investigativas como la Dra. Silvia Restrepo y el Dr. Guy Henry (miembros de la “Misión Internacional de Sabios (2019) en el área de Biotecnología, Bioeconomía y Medio Ambiente”).
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Dentro de este espacio de discusión, transmitido en vivo a través del canal oficial de YouTube de El Nuevo Día, se desarrolló un interesante intercambio de ideas que perfiló las bases y fundamentos generales de la Bioeconomía.

Se debe tener claro que no existe una única definición de lo que es Bioeconomía y que, dependiendo de su enfoque, se perfilará un entendimiento particular de la noción. Conforme a visión de los panelistas, la Bioeconomía se puede entender como la apuesta donde converge el conocimiento y el capital natural de los territorios como una fuerza potente para impulsar el crecimiento y el desarrollo sostenible basado en los factores biológicos de las zonas rurales.

 Y es en este punto donde los territorios toman un rol significativo, porque precisamente la comunidad que comparte ese territorio debe aprovechar los recursos disponibles y generar capacidades que permitan hacer un uso racional de esos recursos que se caracterizan por ser escasos, tomando como trasfondo epistemológico una visión posibilista del manejo de los medios disponibles para la satisfacción de las necesidades de la sociedad.

Precisamente, orientado en mejorar la forma en que se producen bienes dentro de un sistema económico marcado por las tendencias del modelo económico imperante, los territorios tienen la posibilidad de generar cadenas de valor que aprovechen tecnologías de cascada para optimizar procesos y generar circularidad. A partir de este elemento, es posible efectuar  un uso racional de recursos y desechos dentro de un sistema amplio que requiere de forma permanente impulsos para operar con la intención de incentivar la producción.

 Acá es pertinente cuestionarse si esta dinámica es plena y fácilmente aplicable dentro de los territorios, pues basta con prestar atención en el caso colombiano y particularmente el Tolima, en donde coexisten variedades interesantes de recursos disponibles para ser aprovechados y niveles de pobreza monetaria que permiten cuestionar la efectiva aplicación de esta apuesta hacía la Bioeconomía como promotora del desarrollo humano sostenible.

 A raíz de ello, surge la necesidad de identificar estrategias que permitan revalorizar a los territorios dentro de esta apuesta productiva que cada vez empieza a tomar forma en diferentes países latinoamericanos y europeos. Ello ha permitido identificar que es necesario agudizar el conocimiento de fondo respecto de lo que es la Bioeconomía y el alcance que tendría gracias a una adecuada aplicación. De la mano con este enfoque, surge la necesidad de fortalecer las capacidades de ciencia, tecnología e innovación de los agentes que están llamados a materializar esta apuesta y para ello, es fundamental también hacer una priorización de territorios para perfilar los que se convertirían en bases fundamentales del proceso y aquellos que son de especial atención por el potencial que podrían representar.

 Pero estos puntos, que parecen ser muy de corte administrativo desde las agendas de los gobiernos a diferentes escalas territoriales, se deben conjugar con elementos de tipo productivo, donde es necesario también profundizar en la conformación de cadenas de valor integradas que operan en cascada, de tal manera que los medios disponibles puedan emplearse en diferentes instancias y tengan una generación de valor ampliada. 

 De otra parte, surge otro punto fundamental que es la Cooperación, y es acá donde la academia pública y privada (en diferentes niveles), está llamada a completar esa triple hélice que integre los esfuerzos y a través de la integración de capacidades, se pueda ampliar el efecto de estas medidas que, sin duda, de manera aislada no tendrán el resultado que se requiere. El Estado debe hacer un mayor esfuerzo por canalizar recursos para promover procesos de ciencia, tecnología e innovación, para que centros de investigación, liderados principalmente por Universidades, actúen como catalizadores de los procesos de generación de valor que desarrollan las empresas en los territorios por medio de la Bioeconomía.

 Y acá surge una cuestión adicional, y es la necesidad de dejar de lado la cerrada percepción del territorio como una estática distribución político administrativa, ésta debería entenderse como una dimensión dinámica que no es uniforme y que está supeditada a la configuración de las diferentes relaciones sociales de producción de los agentes que coexisten en un determinado contexto, siendo necesario nuevamente la definición de estos actores que están llamados a liderar el proceso: Universidad-Estado-Empresa.

 

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Credito
Eduardo Gongora y Alexander Moreno

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