“Las músicas son el lenguaje de paz”, Julia Salvi

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Una mujer sensible y de espíritu libre, cuenta de sus raíces colombianas que llegaron a otras latitudes, y de ellas trajo el poder transformador de la música, reflejado hoy en espacios como la primera edición del Ibagué Festival.

EL NUEVO DÍA: No es cómodo hablar de sí mismo o, a veces no es de interés en hacerlo porque muchas veces la vida está en función de servir a los demás, pero es importante saber, ¿quién es Julia Salvi?

JULIA SALVI: Creo que eso lo pueden decir mejor los demás, que yo misma. No me siento o pienso en una imagen propia, nunca lo he pensado desde mi imagen. Es construir lo que se piensa es importante culturalmente para el país.

Es saber qué puedo aportar al país, no qué me puede aportar él a mí. Y cómo contextualizo todas esas dificultades que se presentan para poder construir lo que la Julia Salvi quisiera construir que pueda servir a una sociedad.

E.N.D.: Nacida en Cali...

J.S.: Sí, de una familia que viene de tierras tolimenses, huilenses y vallunas. Que da un contexto distinto cuando no estamos limitados a una sola región, que en mi generación el estar en otras partes del territorio no era común.

E.N.D.: ¿Qué recuerda de su infancia que estuviera ligado a la música, la cultura?

J.S.: La música está presente en nuestras vidas. No concebimos una celebración, un encuentro sin música; eso ya hace parte del interés que uno adquiere. Y de allí la oportunidad de haber viajado y conocido otros mundos donde la cultura es fundamental.

Regresar al país y encontrar que hacen falta tantas cosas, hace que uno entendiera la necesidad de aportar desde el ámbito cultural y se hiciera todo en trabajar para cambiar, aplicando todo ese aprendizaje que tuve la oportunidad de adquirir.

E.N.D.: Regresar del Viejo Continente donde la imagen del país durante mucho tiempo fue negativa o simplemente no existía, y usted tuvo que enfrentar con la tradición y las buenas costumbres, ¿qué quedó de aquella experiencia?

J.S.: Tal vez para esos otros países fue una intriga conocer de este país; se preguntaban ¿qué era, dónde queda? Así era de ignorante la concepción, nos miraban diferente en los años ochenta a causa de no muy buenos referentes, pero tomamos un reto, me integré al mundo europeo y su gente.

Eso me dio una presencia propia, un respeto, y por eso fue más difícil. Pero hizo que me fortaleciera. Estuve por fuera 30 años.

E.N.D.: Regresar de tanto tiempo a Colombia y compartir aquellos conocimientos a través de una iniciativa como el Festival de Música de Cartagena, ¿estuvo en sus planes en algún momento?

J.S.: No. Tal vez no estaba pensando en ello, porque hoy en día cuando miro cómo pude haber entrado dentro de un proyecto tan sofisticado y que requiere de tanto conocimiento, me pregunto y admiro; me digo a mí misma, en qué estaba pensando.

Creo que el vivir conectada con un mundo artístico en Europa me dio la comodidad de sentir que eso era muy fácil, y más lo vi así en un país como Colombia donde no teníamos un festival que reuniera siquiera a todos los músicos del país, o invitara a una serie de músicos representativos; eso fue para mí algo increíble. Ese desafío de estar en una ciudad como Cartagena que estaba cambiando, abrió los ojos para decir es un lugar perfecto. Y junto a mi esposo decidimos crear el Cartagena Festival. Para mí no hubo algo más maravilloso que estar en mi país y aportar algo como esto que tiene un sentido.

E.N.D.: Lo que ha logrado el Festival, ser reconocido como uno de los más importantes en la música y la transformación de sociedades a partir de este, ¿qué dice de ello y cómo verlo reflejado en el Ibagué Festival, una nueva ciudad?

J.S.: Vivir estos catorce años y entender que el festival por más que le diéramos oportunidades a los compositores latinoamericanos y tratáramos de integrarlos a la programación, no era exactamente el lugar donde se podía combinar con la misma magnitud que si lo hacíamos en un espacio propio.

Y ahí hay una serie de circunstancias que también me llevan a mirar una oportunidad que pudiera haber pensado pero que no estaba buscando, porque construir el Cartagena Festival ha sido un gran reto y no deja de serlo, que ante eventualidades de un país cambiante, hace que proyectos como festivales sufran; y si no hay claridad pues quedaría en nada.

Y entrar a una solicitud que me hace el Alcalde, que me pone a pensar y que encuentro una ciudad como Ibagué que es un importante referente; que cuenta con un Conservatorio, así como talento, pues hay que brindar oportunidades desde la educación, apoyemos para que esté en orden y se aporte en la reparación de instrumentos, para poner complemento a las necesidades que tiene el músico. Hacer esto, las músicas que somos, esta vez bajo el respaldo de su Alcalde como de la familia Vegalara y otras tantas personas; ves que hay posibilidad de construir algo, una iniciativa de todos.

E.N.D.: ¿Qué misión tiene la música, las músicas en las regiones justamente en estos tiempos?

J.S.: Son el lenguaje de paz, que son un elemento importante que puede servir para reintegrarnos. Que necesariamente tú y yo, que podemos tener visiones políticas distintas, nos podemos sentar a hacer música. Puedes ser parte de una región cercana de mi pueblo, pero nos podemos encontrar y unir gracias a los mismos ritmos.

E.N.D.: Puede hablarse entonces de la formación de nuevos públicos…

J.S.: Se está dando porque cada individuo está buscando a través de los aparatos electrónicos, maravillosos, que tienen la música que quieras, les están dando esa formación, y por eso nos exigen que presentemos artistas de alta calidad.

Porque lo que hoy ocurre a través de las redes es algo extraordinario, la competencia, la mediocridad ya no cabe. Al contrario, el público es cada vez más exigente y nosotros debemos responder ante eso.

E.N.D.: Ante todas estas experiencias, ¿cómo ve los resultados de este trasegar en usted?

J.S.: No me siento a pensar mucho en eso, porque por un lado, no hay tiempo; por el otro, pues piensas que hay una responsabilidad muy grande, que me asusta porque tal vez la música clásica te da un orden, que te exige; nuestras músicas no, imagínate decirle a una cantadora, usted por favor tan solo diez minutos.

¿Cómo manejar eso en la cultura? Pero el mismo festival, al construirlo crea esas pautas, límites, que son más de país. Nuestras músicas, nuestros compositores y exigir que los escenarios sean impecables.

E.N.D.: Las músicas que somos… ¿qué músicas componen la esencia de Julia Salvi?

J.S.: Umm. El vallenato, los boleros, la música romántica en general; pero también, la clásica. Pero si me preguntas, tengo la riqueza de este universo.

E.N.D.: ¿Qué la conmueve?

J.S.: La injusticia, la falta de oportunidades, tanta necesidad a la que yo no puedo ayudar, resolver.

E.N.D.: ¿Y qué le da alegrías además de trabajar en la gestión cultural?

J.S.: Los buenos momentos, todo aquello que sale bien. Los retos que se logran, ver al equipo de trabajo feliz, ver a mis hijos fortalecerse y mis nietos crecer sanamente.

E.N.D.: Ha sido también un reto la compañía de su familia. Su núcleo y su equipo de trabajo.

J.S.: Sí. Tengo la fortuna de tener una familia. Y eso es algo que no debemos olvidarnos, tengo la fortuna de tener una propia, un gran respaldo. Sino las personas que ha trabajado conmigo.

E.N.D.: ¿Qué es aquello que de su trabajo es replicable en las nuevas generaciones?

J.S.: Los valores, los buenos valores que nuestra gente ha ido fortaleciendo, que crezcan con el resto del mundo. Que tengan acceso a las oportunidades.

E.N.D.: ¿Qué espera del Ibagué Festival para que se siga cumpliendo como proyecto de ciudad, de región?

J.S.: Sólo hasta cuando pase el Festival, la gente va a relacionar qué es el Ibagué Festival. El gran reto es en un par de años, llegar a consolidar lo que hemos querido construir. Necesitamos de ustedes, donde nos encontremos y disfrutemos profundamente.

 

Dato

Una mujer sensible y de espíritu libre, cuenta de sus raíces colombianas que llegaron a otras latitudes, y de ellas trajo el poder transformador de la música, reflejado hoy en espacios como la primera edición del Ibagué Festival. 

Credito
ALEJANDRA CAVIEDES

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