El duelo en los jóvenes: un choque con la realidad

Aunque los seres humanos lo experimentan de manera similar, los adolescentes suelen presentar más reacciones debido a los estados de ánimo que surgen en las etapas de crecimiento.

Los medios de comunicación, el dinero, las relaciones sentimentales y familiares, la religión y el ritmo de vida, entre otros, hacen que actualmente los jóvenes experimenten variaciones desde la madurez hasta la vulnerabilidad, lo cual genera interrogantes sobre cómo afrontará uno de los momentos más difíciles: la pérdida de un ser querido.

Hablar sobre el tema en los hogares o con los amigos, a partir de los hechos violentos que se registran, o la desaparición de algún conocido por enfermedad o en distintas circunstancias, puede resultar indiferente o calificado como incómodo en muchas ocasiones, ya que involuntariamente los individuos sienten que dicha situación pasa a su alrededor e incluso suele escucharse frases como “todos vamos a morir” o “la vida tiene que seguir”, de un lado, y del otro: “no hablemos de eso, porque me da tristeza” o “no sé que haré el día que eso pase”... que inducen a los jóvenes a asumir ese dolor aisladamente.


Frente a ello, los expertos señalan que si hay conocimiento de que el suceso ocurrirá en cualquier momento, ya sea por una enfermedad grave, es ineludible preparar al adolescente para el desenlace, más aún si se trata de alguien muy cercano. Hablar sobre la muerte permitirá que él lo asimile como algo natural.


Para Dubis Marcela Rincón, psicóloga de la Unad CEAD Ibagué, aunque nadie está preparado para eso “lo que se debe procurar es establecer vínculos afectivos seguros, alejados de la dependencia. El duelo es una pérdida y como tal, no es un proceso de cura inmediata. No sólo los jóvenes sino todos debemos cada día ser más conscientes, cuando pase, qué fue lo que el otro se llevó una vez partió”, expresó.

Reacciones ante un duelo
Al igual que en los adultos el duelo es una mezcla de sensaciones emocionales y físicas que surgen tras el fallecimiento del ser querido, la intensidad del mismo estará acorde al tipo de parentesco o relación que se tiene con el fallecido y las circunstancias en que se produjo el deceso. Igualmente incidirá los cambios propios de la edad del joven.

“Depende de los rasgos de personalidad y de sus estilos de afrontamiento. No es igual en todas las personas. El tipo de muerte hace que el duelo sea diferente; por ejemplo, no es igual cuando alguien muere por enfermedad, como cuando alguien muere a manos de otro”, sostuvo la profesional.


Recuerde
Cada quien vive el duelo de una manera diferente e intermitente. Ocupar la mente en otras actividades le ayudará a distraerse. Según los expertos, el duelo no es un estado que “se supera” sino algo con lo que se aprende a vivir, por ello los adolescentes pueden experimentar su pérdida en diferentes momentos; por ejemplo, en fechas especiales, vestir una prenda en una situación concreta, recordar las frases que decía o mencionar al ser querido durante una ocasión importante.

RASGOS DEL DUELO
Algunos rasgos típicos que evidencian la experiencia de un duelo son los siguientes:
-Depresión (ataques de llanto)
-Dolor de estómago, pesadez o ahogo.
-Pérdida del apetito.
-Retraimiento
-Sentimiento de culpa.
-Cambios de humor e ira que pueden desencadenar en la agresión hacia los demás.
-Bajo rendimiento académico o laboral.
-Apego a un objeto especial (peluche, almohada o prenda del fallecido, entre otros).
-Adopción de comportamientos del ser querido.
-Sensación de que la pérdida no es real
-Percepción de la presencia del difunto (ya sea creyendo oirlo o verlo)
-Hablar con fotografías.
-Insomnio o pesadillas.
-Necesidad de recordar y contar cosas relacionadas con el pariente o callar sobre el tema
-Inseguridad ante la vida y las creencias

Se recomienda buscar ayuda profesional si la muerte fue violenta o cuando se maniftestan estos signos de manera prolongada, si el afectado habla de suicidio o de amenazas de muerte a otros, abuso de alcohol y consumo de sustancias psicoactivas.


Cómo afrontarlo
A los padres de familia se les recomienda hablar abiertamente del tema, decir al joven que están dispuestos a escuchar lo que piensa y siente. Formule preguntas que inviten al diálogo, exprese su duelo para generarle confianza: si no se siente en condiciones de hacerlo busque ayuda en otro pariente, persona o profesional que le pueda colaborar, pero antes establezca el momento adecuado.

Si el joven estudia, pida a los docentes o compañeros que le informen sobre algún cambio sobre su personalidad o los roles en que se desenvuelve.


Alístese para notar comportamientos intermitentes en el adolescente, evite chocar con él y no diga que sabe exactamente lo que siente porque estaría controlando sus sentimientos.


Rodéelo de un ambiente de afecto y permítale que comparta con otras personas para que aprenda a vivir sin el ser querido de cara a futuras pérdidas.


Busque asistencia de un profesional de la fe (sacerdote, pastor...), ya que puede asesorarlo en temas de carácter espiritual.


Si no quiere hablar, escriba lo que siente: eso le ayudará a plasmar lo que vive.


“Lo primero que se debe hacer es aceptar la muerte del ser querido; los procesos de negación son perjudiciales para superar el duelo; se debe aprender a vivir con la ausencia del ser querido. Una vez se es consciente del desgaste que esto llevará y de llorar y exteriorizar esos sentimientos de frustración que se puedan generar se debe rehacer la vida, ¿cómo? Identificando aquellos elementos que más se valora del propio ser y lo rescatable de la relacion afectiva”, finalizó Rincón.


Credito
Doris Rojas

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