Cuando el ‘Rey’ de la casa se convierte en un tirano

Es casi inimaginable que en medio de una entrega tan completa de amor, como la que se da entre padres e hijos, haya una contracara: el maltrato de algunos hijos hacia sus padres. Esta conducta se conoce como el Síndrome del tirano o del emperador.

  Algunos padres han cuidado cada detalle en la vida de su ‘tesoro más preciado’ (su hijo o hija), otros, aunque no muy pendientes de su educación y afectividad, se han encargado de darles absolutamente todo lo que piden y en el momento en que él o ella lo quiere. Es más, ante la primera ‘pataleta’ no dudan en correr a buscar la manera de complacer a su ‘Rey’ o ‘Reina’ de la casa.
 

Es inherente a la naturaleza humana que los padres remuevan cielo y tierra para impedir que sus hijos soporten incomodidades o dolor. Y aún con esta voluntad, entre padres e hijos, ¿Quién no ha tenido situaciones en las que estos últimos ‘bombardean’ frases como: “¡Te odio!”, “¡eres la peor madre del mundo!”, “!los padres de mis amigos no los obligan nunca!” u “¡ojalá no viviera en esta familia!”
 

Pues bien, un día las palabras y actitudes para complacer a los hijos dejan de producir el mismo efecto y comienza la preocupación y la inquietud. Algo ha pasado y los ‘Reyes’ de la casa se han convertido en los peores tiranos y tienen completamente sometidos a sus padres.

 

Preguntas y respuestas

José Pablo Navarrete Mogollón

Psicólogo - Asesor Psicosocial y Clínico en instituciones dedicadas a la orientación y tratamiento en asuntos relacionados con infancia y adolescencia.

-¿En qué consiste este síndrome?
Son jóvenes que en el hogar y el colegio actúan siempre orientados a imponer su ley, dando órdenes a padres y maestros y chantajeando a quien de alguna forma intente frenarlos.

Las conductas observadas en estos jóvenes, generalmente aparecen desde una edad temprana (3 o 4 años) y pueden mantenerse hasta el final de la adolescencia (18 a 20 años), e incluso transformarse en otra serie de trastornos de la personalidad, trastornos adaptativos o trastornos del control de impulsos, y llegar hasta la edad adulta.

-¿Qué características presentan los jóvenes con esta conducta?
Generalmente son jóvenes caracterizados por comportamiento colérico, agresivo y violento; permanentemente despliegan acciones con las cuales pretenden poner a prueba los límites y las normas. Suelen ser manipuladores y mentirosos, presentan escaso autocontrol, baja tolerancia a la frustración y falta de responsabilidad. Estos jóvenes sienten gran ansia por conseguir lo que se proponen, sin anticipar las consecuencias que pueden acarrear sus acciones y sin importarles que en su búsqueda de satisfacción generen padecimientos a otros, incluidos sus padres.

-Pero… ¿esta conducta es fruto de la crianza?
La principal causa de esta conducta es la ausencia de criterios educativos desde el hogar. Generalmente estos jóvenes hacen parte de familias desestructuradas, con padres ausentes física y afectivamente o con padres no aptos o inmaduros para ejercer este rol, que en su inmadurez, temen asumir la autoridad o no están interesados en ello. El ‘joven tirano’ con frecuencia tiene padres que no saben decir ¡No!

En la mayoría de los casos, desde que era un niño, este ‘pequeño tirano o tirana’ descubrió la fuerza que tenía lo que decía, hacía o no hacía, y cómo el entorno se movilizaba a su alrededor, y así comenzó a ejercer su ‘imperio’. También es común encontrar en estos casos padres que se sienten culpables y, buscando compensar su falta de atención a las necesidades afectivas de sus hijos, les conceden todo, creando un ambiente caracterizado por exceso de bienestar, permisividad y sobre-satisfacción.

 

LA VOZ DEL EXPERTO
Sandra Milena Fontecha P.
Psicóloga con Maestría en sicología Clínica.
Coordinadora Especialización en Familia - UPB.  Docente e Investigadora UPB

A muchos de estos jóvenes les es difícil manifestar la emoción de la ira o rabia a través de la palabra y de una forma asertiva, por lo cual acuden a los golpes, insultos y demás agresiones.
Este tipo de interacción violenta hacia los padres se convierte en el camino para que estos jóvenes no logren vínculos con otras personas donde no medie la agresión, de igual forma pueden llegar a mostrarse indiferentes a nivel emocional frente al dolor o sufrimiento humano, asumiendo actitudes de crueldad.

¿Cómo se debe tratar? Al igual que otros tipos de violencia intrafamiliar, es importante que para efectos de un tratamiento psicoterapéutico participen los padres y el hijo (a), porque la violencia es un hecho de carácter interaccional, y en el surgimiento del evento violento participan las dos partes de la relación, uno que agrede y otro que permite la agresión. El proceso terapéutico se orienta a reestructurar la familia en el sentido de trabajar con los padres para que se posicionen como autoridad, establezcan límites claros e identifiquen alternativas para sancionar cuando no se cumplen. En cuanto a los jóvenes, es importante acompañarles para que logren expresar sus emociones de una manera asertiva, identifiquen los límites que existen en su familia y en la sociedad, así como las consecuencias de no acatarlos. Es clave también una re-construcción de la relación padres-hijos donde haya un proceso de reparación desde lo emocional mediado por el perdón y el afecto.      

Lista
Puedo ser un ‘joven tirano’ si…
1 Insulto o grito porque no me complacen en lo que pido.
2 He sentido el impulso de golpear a alguno de mis padres.
3 He golpeado o empujado a alguno de mis padres.
4 Ya he hecho lo anterior y luego excuso mi conducta pensando que se lo buscaron.  
5 Me he dado cuenta que me tienen miedo y aprovecho esto para obtener de ellos lo que quiero.
6 Acudo al chantaje emocional con mis padres, haciéndoles sentir que no me quieren o son malos padres, para lograr todo lo que deseo.
7 Insulto, humillo o descalifico con palabras a mis padres.
8 Considero que para lograr lo que deseo debo acudir a la agresión hacia ellos.
9 Pienso que agredir a mis padres no es tan malo o me justifico porque ellos quieren limitar mis acciones.
10 Por momentos me siento mal por lo ocurrido, pero creo que es más fuerte la rabia, que el dolor por el sufrimiento de mis papás.

Credito
ANGÉLICA MARÍA MORENO MEDINA

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