¡Le temo a la U!

Los jóvenes empiezan esta nueva etapa de su vida con una serie de expectativas que se convierten en sus mayores temores al verse abocados a enfrentar el nuevo nivel que la educación superior les plantea.

¿Podré aprender?
Uno de los principales temores de los estudiantes universitarios es el cambio que representan las formas de evaluación, la intensidad horaria y el nivel académico. Maritza Rodríguez, coordinadora de Bienestar Universitario de la Universidad Manuela Beltrán, explica que este temor es muy importante para los primíparos.

“Tanto a los que viven en esta ciudad, como a los que vienen de afuera, lo que más les preocupa es adaptarse a su grupo de estudio”, señala Maritza y agrega que en primer semestre son muy cumplidos con las notas, pero luego se adaptan a su ritmo.


Julián, que tiene ahora 23 años, recuerda lo duro que fue sostenerse académicamente en la universidad. “Cuando ingresé tenía mucho temor de perder y estudiaba todo el tiempo, era cumplido y, con todo eso me sentía perdido en las materias, comprendía muy poco aunque tenía un excelente método de estudio”. Julián había sido uno de los mejores estudiantes en su colegio, pero sostenerse académicamente en la universidad fue más difícil. “Afortunadamente en la U me dieron muchas oportunidades de obtener notas y acudí a grupos de estudio. El primer semestre fue muy doloroso. El segundo ya lo fue menos, pero haber sido bueno en el colegio no me garantizó ser el mejor en la universidad”.


Además, Julián se enfrentó a algo que no había vivido en su colegio: la competencia.


¿Encajaré?
El temor social más grande: nuevos amigos, nuevas formas de ver la vida, nuevas presiones… un primíparo se pregunta: ¿podré encajar en la universidad? Además de la presión por encontrar un grupo y no quedarse solo vagando por la U, también llega un nuevo conflicto: las relaciones de pareja.

Para Valentina, hoy de 20 años y estudiante de último semestre de ingeniería, a su temor  a las matemáticas se agregaba otro, la problemática relación de pareja con Luis, su novio universitario. “Luis era muy celoso y prácticamente estábamos juntos todo el tiempo. Estudiábamos lo mismo y el primer semestre no fue tan terrible, pero el segundo fue horroroso. Yo quería hacer más amigos, quería otro grupo de estudio. Yo sacaba buenas notas, pero mi relación con él estaba poniendo en mí demasiada presión”. Valentina estuvo a punto de abandonar la universidad. “Un día nos peleamos horrible delante de mis compañeros de semestre. Ese día acudí a psicología en la U porque la situación me estaba enloqueciendo”.


Camilo Cifuentes, psicólogo de la Universidad de La Sabana, explica que las relaciones de pareja en la U aún son poco abordadas. “Los chicos creen que esto viene como algo natural y que si tienen problemas no es algo que tenga que ver con el estudio. A su vez, también están explorando su orientación sexual y muchas veces, esto los descoloca”.


El gran reto de las universidades es responder acertadamente a la amenaza de deserción universitaria.


¿Cómo manejo mi autonomía y mi tiempo?
El alcohol y la rumba sin control son el verdadero “coco” que come el sueño de los primíparos. José Luis enfrentó un gran dilema cuando hace tres años ingresó por primera vez a la universidad. “Tenía que encajar en un grupo, pero tenía determinado dinero cada fin de semana, entonces, ¿cómo iba  a salir con mis nuevos amigos para socializar?”. José Luis se decidió por uno de los extremos de su dilema: ¡tomaba todos los fines de semana! Por supuesto esta situación se tornó insostenible. “Mis papás se preocuparon mucho por mí y le pidieron a mis tíos, que me tuvieran vigilado. Me sentía muy incómodo, creía que mi vida era un desastre”. José Luis tuvo que abandonar un semestre la universidad, pero luego retomó su carrera.

Carolina Dulcey, psicóloga juvenil, señala que “la presión social es uno de los dilemas más complejos de resolver. Primero, los chicos deben encontrar su identidad, pero es cierto que nadie quiere permanecer solo y aislado, y por lo tanto gastan tiempo y dinero en formar justamente esos grupos: su autonomía se ve comprometida y también, su visión de la vida”.  


LA VOZ DEL EXPERTO
Maritza Rodríguez
Coordinadora Bienestar Universitario
Universidad Manuela Beltrán
“Hacemos un trabajo muy especial con los primíparos porque son los más propensos  a desertar. Identificamos si están conformes con la carrera que escogieron y para esto usamos un instrumento para identificar qué es lo que les preocupa, lo que les angustia. Los chicos de otras ciudades tiene también el temor de cómo se adaptarán a un grupo de estudio. Por otro lado, el dinero no es lo más importante, pues como adolescentes tienen la creencia de que todo lo pueden y además, esta generación es más independiente. Se podría decir que adaptarse al grupo, el tema académico y la ansiedad por las notas son sus preocupaciones más grandes. Como universidad, tratamos de trabajar en el tema de la permanencia en la institución”.

Credito
BELKYS P. ESTEBAN

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