Andrés decidió cruzar esa delgada línea entre sus deseos de no vivir más y hacer algo al respecto. Andrés, de 15 años, ingirió 50 pastillas de diferentes tipos, incluyendo antibióticos, que lo hubiera podido llevar a la muerte si su novia no hubiera acertado en avisar a su familia.

“Su novia conocía de sus intenciones y nos alertó”, comenta una familiar de Andrés.

Como él, Gustavo, hoy de 22 años, tomó hace 5 la decisión de terminar con su vida. “Tomé veneno”, explicó y recuerda que en ese momento le parecía que su vida no tenía sentido. “Un amigo mío había fallecido en un accidente de motocicleta y yo me sentía culpable. Creía que no valía la pena vivir porque no estaba bien conmigo mismo, nada me llenaba”.

La familia de Gustavo sabía que estaba deprimido y por eso hacían lo posible por estar pendiente de él. “Queríamos estar cerca, aunque él nos lo impidiera. No lo dejábamos solo, a pesar de que Gustavo se daba sus mañanas para esquivar nuestra supervisión”, comenta Liliana, su mamá, una ejecutiva de 40 años.

Liliana recuerda que fueron momentos muy duros. “Lo llevamos a la clínica y después de recuperarse fue llevado a una institución mental. Fue duro ver a mi hijo en esa situación, pero lo peor era saber que la razón por la cual estaba así se debía a que no sabía qué hacer con su vida, no le veía sentido”.

Camilo Cifuentes, psicólogo especialista en Jóvenes de la Universidad de La Sabana, señala que este vacío interior es una etapa que los jóvenes han atravesado a lo largo de todas las épocas. “Lo importante es saber manejarlo porque es aquí donde radica la diferencia entre los jóvenes que sacan provecho de esto y los que no, los que se quedan estancados o caen en la depresión”.

Pero, ¿qué hacer para que los jóvenes le encuentren sentido a su vida? “Hay que escucharlos y apoyarlos en lo que sea necesario, si tienen aficiones artísticas, científicas o profesionales, mostrarles las alternativas que tienen e integrarlos a un grupo de apoyo”.

El especialista afirma que la música es importante y un factor que los puede unir de algún modo con otros jóvenes para colaborar en la construcción de ese sentido.

“Es difícil, pero hay que buscar una salida, lo fundamental es no caer en el dramatismo y si el chico  ya está en un estado depresivo, es importante iniciar un tratamiento psicológico”, puntualiza Cifuentes.

LA VOZ DEL EXPERTO
CAROLINA DULCEY
PSICÓLOGA
“Hay dos aspectos fundamentales que se deben evaluar en el momento de tratar con la tristeza, vacío o depresión en los jóvenes. Lo primero, antes de comenzar la evaluación, es no tomárselo a la ligera, es decir, no hay que pensar que lo que el joven padece es un asunto menor, que se le pasará o que se trata de caprichos de la adolescencia. Si acaso se tratara de esto último, eso ya se verá en una terapia. Pero hay que partir de la base de que es importante. Lo segundo que hay que hacer es descartar el diagnóstico de depresión, porque significaría que el tratamiento ya debe incluir medicinas y psiquiatría, puesto que la depresión es un padecimiento que ya ha llevado a varios jóvenes al suicidio y está considerada una enfermedad. Luego de abordar estos dos escenarios, finalmente hay que buscar en la historia de vida del joven: sus gustos, sus intereses, ¿dónde están? ¿Qué pasó con ellos? Y así determinar cómo se le puede ayudar, proponer o acercar”.

Lilian Mora
psicóloga
“La salud mental de ls jóvenes usualmente es desechada porque se piensa que todos sus trastornos corresponden a una fase de la adolescencia. Aunque es común que en estos años las personas sientan la necesidad de encontrarse a sí mismos y de definir quienes son, las consecuencias de no contar con un apoyo adecuado, ya sea de los padres o de los terapeutas, puede decantar una constricción de toda su vida. Recientemente se ha hablado de los embarazos en las adolescentes y que una de sus razones podría ser que no encuentran una manera diferente de escapar de sus casas sino a través de un embarazo o de un matrimonio o de formar una familia que tendrá los mismos vacíos que no ha podido superar. Sin embargo, y contrario a lo que muchos piensan, el vacío emocional de los jóvenes puede evitarse si desde la infancia se les dan instrumentos y herramientas para que su vida tenga un sentido. En este punto, valorar y fomentar sus habilidades juega un rol fundamental”.