Una pausa, de vez en cuando, no hace daño

Vivimos muy a prisa y nos estresamos con demasiadas agendas. Nos corresponde hacer pausas y actuar de una manera serena en todo momento. El que asume las situaciones con calma no se deja llevar por los impulsos ni por las emociones.

Vivimos afanados, sumergidos en la presión de las agendas y angustiados por alcanzar los resultados deseados cada día. Queremos todo ‘para ya’ y esa exigencia nos roba tiempo para nuestra familia y para nosotros mismos.

Lo anterior sin contar que el desaforado ritmo despierta una especie de ‘metástasis’ en nuestro estado de ánimo. Y es que sin que nos diagnostiquen algún quebranto de salud, al final podríamos decir que sí estamos enfermos.

Ojo: ¡Estamos saturados de ocupaciones!

Es más, hay tantos dispositivos que nos animan a correr que casi que se podría decir que nos da miedo perder siquiera uno de los 86 mil 400 segundos que componen las 24 horas del día.

¡Haga cuentas y verá que no exagero!

En las empresas hay quienes ni siquiera descansan el día semanal que, por ley, les corresponde.

Ciertas personas califican todo eso que vivimos con la conocida expresión del ‘estrés’; otros le atribuyen el ‘apelativo’ de ansiedad.

Pero más allá del concepto, tanto acelere puede hacernos perder el sentido de nuestra vida e irónicamente también podría hacer que nos sintamos desorientados.

Hay quienes se hunden tanto en sus aceleres que ni siquiera son conscientes de que pasan toda su existencia sumergidos en las complicaciones, las exigencias y los compromisos absurdos.

No estoy cuestionando a esas personas que, por ser diligentes y trabajadoras, van de aquí y allá cumpliendo con sus obligaciones. Me encantan que sean responsables y además no olvido que hay cosas o situaciones que exigen momentos de esfuerzo intensos y ritmos apresurados.

Sin embargo, sí me es preciso recordarles a quienes viven así que también hay momentos de pausa, de sano ocio y, por qué no decirlo, de ‘locha’. Hablo del descanso, de la serenidad para actuar y del equilibrio.

Les cuento que ir a tantas revoluciones por minuto, además de hacerlos ver que ‘van a mil’ hará que se estrellen.

A veces la vida nos reclama que vivamos eso que se conoce como ‘momentos sabáticos’, en los que nos podríamos detener a hacer evaluaciones sobre la forma como estamos llevando nuestra existencia.

Ese alto en el camino, sin que signifique un freno en seco o un atornillamiento, nos permite determinar el rumbo que estamos siguiendo y, sobre todo, examinar la real velocidad con la que queremos llegar a cada metas.

También es fundamental soltar cargas y dejar de hacer esas actividades que, si bien tienen algún incentivo económico, son una guía para ‘morir en el intento’.

Romper con la monotonía es clave en este proceso.

Renueve de manera constante su manera de pensar.

Hay que tomar la vida de una forma diferente y sacar lo mejor de cada cosa que le suceda.

Enfóquese en lo que le hace feliz, regale abrazos y sonrisas, sueñe con los pies en la tierra y aprecie lo hermoso que es la vida.

Si lo hace, Dios y el mismo universo le multiplicarán las bendiciones.

Credito
EUCLIDES KILÔ ARDILA

Comentarios