La rutina mata el alma

Hay que disfrutar los momentos sin tanta preparación, es preciso reinventarse y sobre todo ver la vida con ojos más esperanzadores.

Hay personas para las que todas las jornadas son iguales; a veces ni saben si es martes, jueves o viernes. Para ellas cada amanecer llega con la pesadilla de vivir en un mundo de rutina.

No estoy hablando solo de un asunto laboral. Independientemente de la oficina en donde se trabaje, el ‘día a día’ les ofrece a muchos un tedio que carcome el alma.

Hacer siempre lo mismo envenena el espíritu y, sin siquiera imaginarlo, usted se va desvaneciendo en un progresivo desgaste.

Nadie, ni usted ni yo, puede convertir su cotidianidad en un bostezo. Atrás debe quedar esa voluntad sicorrígida de ver pasar los días ‘una y otra vez’.

El hecho de tener que cumplir con una agenda o desempeñar una tarea para la que se siente capaz, por alguna razón errada genera una adictiva percepción de seguridad.

¡Pero no hay tal! Debajo de ese tedio se camufla un individuo desconfiado y temeroso.

Yo sé que llevar una vida así puede parecer algo relativamente tranquilo, pero en la medida en que usted se encargue ‘escriturar’ sus horas para hacer lo mismo de siempre se irá embadurnando de hastío.

Si usted hace eso tal vez es porque está concibiendo una realidad ‘cuadriculada’ y no permite que nada lo saque de los parámetros bajo los cuales ha programado su aburrida existencia.

Es preciso que la vida no le lleve a incurrir en una excesiva ‘ritualización’, porque ella suele ser más mortal que cualquier otra enfermedad.

Su rigidez no debe convertirlo en uno más de ese montón que va ‘por aquí y por allá’ y ‘sin ton ni son’.

No en vano ese proceder, en ocasiones, ha sido el motivo de la ruptura de las relaciones afectivas, del anquilosamiento en el trabajo y del afloramiento de más de una depresión.

Si bien es una realidad que todos los seres humanos funcionamos por esquemas y, en consecuencia, el orden y la disciplina son fundamentales para el desarrollo de las organizaciones y de la sociedad misma, a la vida le cae bien un poco de sorpresa.

¿Consejos?

Podría enunciarle muchos: Implementar buenos hábitos, ir a un spa, hacer ejercicios, meditar, ser positivo, evitar gente tóxica, encontrar un pasatiempo que esté acorde con su estilo de vida, en fin...

La chispa es necesaria, la creatividad le pone el condimento y el entusiasmo es esa ‘gasolina’ que le enciende el día.

Pero ojo, no es solo un asunto de respirar profundo y de prometerse cambiar solo porque sí.

La más importante estrategia consiste en empezar a ver la vida de una forma más esperanzadora y revitalizadora.

Si tiene rasgos muy marcados de un comportamiento rutinario no está de más hacer un alto en el camino y contemplar la posibilidad de descubrir las bondades que puede tener el intentar escapar de la soledad que produce la rutina.

¡Hágame caso y verá que las cosas le empezarán a salir mejor!

Credito
EUCLIDES KILÔ ARDILA

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