No nos dejemos arruinar el día

Lo que realmente distingue a una persona ‘buena vibra’ de otra es el control que
tiene sobre el manejo de sus traspiés
cotidianos.

A pesar de que siempre comenzamos con la mejor disposición, suele suceder que cualquier cosa nos arruina el día.

Ante la más mínima situación terminamos sumergidos en un ‘mar de contrariedad’ que no solo nos ahoga en las ‘olas del mal genio’, sino que además termina desmotivándonos.

Esos feos episodios no dejan de golpearnos y, en ciertas ocasiones, nos restan las fuerzas para continuar. Algo más grave: en esos instantes tenemos la sensación de que, de ahí en adelante, todo nos saldrá al revés.

Perdemos las ganas y las esperanzas cuando lo que queríamos no nos llega o no se nos da tal y como lo imaginábamos. El problema se complica cuando después de una frustración llegan otras decepciones, al punto de que el desaliento nos desinfla.

¿Quién no ha flaqueado ante ese tipo de situaciones?

Lo primero que nos corresponde entender es que hay que ser flexibles con la vida, porque las circunstancias cambian y no siempre todo ocurre como lo teníamos pensado.

Si el día fuera calcado y nos saliera ‘al pie de la letra’, tal vez las cosas serían algo aburridas.

Lo anterior implica adquirir la suficiente entereza para afrontar y superar algunos altibajos que se presentan con cierta frecuencia en nuestra cotidianidad.

Reconozco que mantenernos fuertes no es un asunto solo de ‘soplar y hacer botellas’. En esos casos hay que conservar la mayor serenidad posible y esforzarnos para no desfallecer.

La verdad es que no son las circunstancias las que nos dan la forma del ‘día a día’, sino nuestra manera de reaccionar ante ellas.

Pese a que tengamos traspiés, todo puede fluir si nos adaptamos, si nos reiventamos y sobre todo si somos capaces de improvisar sobre la marcha.

¡Es algo así como sonreír, ser creativos y continuar!

En ese orden de ideas es fundamental que aprendamos a evitar cualquier tipo de comentario inoportuno.

Lo digo porque, cuando somos susceptibles, nos volvemos como ‘fósforos’ y nos encendemos con nada. No podemos permitirnos que los demás nos hieran con sus necedades.

También debemos ver las cosas que nos pasan de la forma más objetiva posible, tomando en cuenta todos los detalles y encontrándoles las raíces a nuestros problemas.

Antes de emitir cualquier diagnóstico sobre nuestra propia situación emocional, debemos tomarnos suficiente tiempo para que abordemos los hechos y asumamos las reacciones de una manera diferente a como lo hemos venido haciendo.

Es decir, debemos estar muy atentos en todo momento para procurar al máximo el dominio de la paz y la armonía ante los hechos.

Debemos tener dominio propio y controlarnos para evitar angustias innecesarias o ansiedades devastadoras que, por obvias razones, a nada bueno nos conducen.

Si tenemos una mente abierta, si somos propositivos y conservamos el espíritu alegre haremos la diferencia y nada ni nadie podrá amargarnos el día.

 

Dato

Hay que sonreírle a la vida, dejar el malhumor y no frustrarse porque algo no nos salga. Hay que tener la capacidad de improvisar cuando la vida nos cambie los planes de repente.

Credito
EUCLIDES KILÔ ARDILA

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