¿Qué le está pasando a nuestra sociedad?

Antes el respeto se cultivaba en casa y se ratificaba en la vida diaria; también el decoro y la decencia imperaban. Hoy estamos experimentando un profundo vacío de valores.

La sociedad de hoy día nos sorprende a muchos y lo hace de manera negativa. Las cosas ya no son como antes: El valor de la palabra se extravió, los hijos no obedecen a sus padres, los jóvenes se prostituyen, los lujos y los excesos son los ‘nuevos activos’, la gente aparenta más y la justicia cada día es más vulnerable y casi que se ve doblegada al mejor postor.

La violencia se volvió costumbre, los ‘torcidos’ ya no nos sorprenden, los abusos se cometen ‘en las narices de todos’ y, para colmo de males, las buenas obras que hacen muchas personas terminan opacadas por los que sacan ventaja de todo.

Con ese panorama yo me pregunto: ¿Qué será de nuestros hogares? Y no lo planteo como una ‘inquietud cliché’, sino como una reflexión por lo que nos espera.

Nuestros entornos se ‘nutren’ de groserías, de envidias y de agresiones que, en últimas, crean un imperio de devastación en donde increíblemente ser una buena persona es sinónimo de debilidad, porque aquí el ‘vivo vive del bobo’.

Atravesamos por una dura etapa que evidencia un franco deterioro de los valores y, sobre todo, que no nos permite vivir en armonía.

Lo que está en riesgo es nuestra familia, la dignidad de nuestra trabajo, la honradez, la educación, la libertad, el respeto a los demás, la solidaridad, la tolerancia, en fin...

Pero tal vez el problema central no reside en la pérdida de los valores propiamente, sino en que cada uno de nosotros no ha sido capaz de enfrentar la realidad y se ha dejado llevar por la desesperanza.

¡Querámoslo o no, ese es el mundo al que nos enfrentamos!

La verdad es que muy poco hacemos si sólo vivimos lamentándonos y además nos quedamos con los brazos cruzados.

¡Debemos levantar la mirada y hacer lo que esté a nuestro alcance!

¿Y cuál es nuestro alcance?

Ser mejores padres, hijos, compañeros de trabajo y amigos. También hay que ser profesionales dignos y comprometidos con nuestra misión.

Las sociedades simplemente son reflejos de la base en la que han sido edificadas, y en los últimos años los problemas económicos y sociales han aumentado debido a tanta desigualdad. Por eso cada día más suceden este tipo de cosas: personas infelices, personas maleducadas, personas incultas, etc... Son los espejos de sociedades fracturadas por tanta falta de oportunidades y por las pocas esperanzas para el futuro.

Lo que cada quien puede hacer para tener una vida mejor es plantearse a qué vino a este mundo. Aunque para algunos sea difícil, hay que entender que el estar vivo es de entrada una sana oportunidad para cambiar.

La verdad, no nacimos con la vida resuelta y debemos buscar ser la mejor versión de nosotros mismos. Sólo radica en nuestra inteligencia y capacidad de análisis saber cómo tener un vida mejor.

Amigo lector: Preocúpese por ser un buen ejemplo, inculque a sus seres queridos eso que siente que le está faltando a la sociedad. Trate de poner su granito de arena a lo que esté a su alcance y busque cómo influir en los demás de manera positiva, no con falsos mensajes de Facebook. En medio de la reflexión y el debate es que se abren las mejores ideas.

¡Ánimo! Aún en la adversidad el mundo y la vida están llenos de cosas bonitas. Enfóquese en lo positivo y deseche lo negativo.

¡Le envío mil bendiciones!

Credito
EUCLIDES KILÔ ARDILA

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