Mientras se construía en el sur de la ciudad el proyecto de vivienda para familias de escasos recursos denominado El Tejar, una decena de perros abandonados deambularon a diario por el sector, hoy la mayoría de los caninos están muertos, pero Larry consiguió un lugar donde vivir.

Las condiciones de precariedad de los ‘peludos’ conmovieron al arquitecto Néstor Perilla, quien no vaciló al decidir adoptar el perro que recientemente había sido agredido con un machete y había sido golpeado por una tractomula.

Bajo el cuidado de Perilla y su familia, Larry cambió su aspecto descuidado y triste de sus primeros años, pues hoy tiene cinco años, conviertiéndose en un perro vigoroso.

La convivencia en el nuevo hogar fue dura, tuvieron que pasar muchos días para conseguir domesticar a un perro que no estaba acostumbrado al buen trato y a la comida diaria.

Marta Arias y Natalia Perilla, madre y hermana del arquitecto, se unieron a la labor, consiguiendo sensibilizar a personas que siempre se han mantenido al margen del cuidado de los animales callejeros.

Arias aseguró que son muchas zonas de la ciudad donde los habitantes aún no toleran la presencia de animales, justamente ella tuvo que lidiar con el rechazo de algunas personas que le reprocharon pasear a Larry cerca de sus viviendas, pese a que ella recogía sus desechos.

También comentó que Ibagué está haciendo una necesaria transición sobre el cuidado de los animales, que todavía se queda corta.

La mujer dice que la historia de su mascota es un verdadero ejemplo de que los animales callejeros, muchas veces maltratados, son los seres que se convierten en compañeros de vida.

“Hay falta de tolerancia, amor, valores en la educación de las personas, que maltratan a sabiendas del compromiso de cumplir con la 746 (...) es triste la carencia de aprecio”, aseguró la mujer.