Por favor, revisar algunas variables

Desde hace ya un buen tiempo me preocupa el déficit de cuenta corriente en Colombia.

Aunque siempre ha estado ahí, presente, cada día puede ganar más relevancia por una conjugación nueva de factores que impactarían este déficit: no para de crecer (algunos estiman que puede ser más del 6% del PIB, que es algo demasiado alto), la inversión extranjera directa parece que no va a tener la capacidad de cubrirlo tal como hasta ahora había sucedido, y la caída del precio del petróleo nos abre aún más la brecha entre unas exportaciones que bajan y unas importaciones que no paran de crecer.

En ocasiones anteriores he puesto de realce cómo Tailandia en 1997 tenía una situación deficitaria en su cuenta corriente, altamente dependiente de un solo sector de la economía (que se vio afectado, aumentando los problemas) y que esto constituyó el caldo de cultivo para que, llegado el momento, los fondos de cobertura (hedge funds) que estaban alineados, lanzaran un ataque especulativo contra el Bath tailandés, con las consecuencias que ya conocemos.

Recordemos que en principio, cuando estos eventos suceden, las autoridades tratan de intervenir para defender la moneda local, hasta que se dan por vencidas, y lo inevitable sucede: una depreciación masiva de la moneda, una caída del precio de los activos locales y una “resaca” poderosa.

De ninguna manera la intención de prender las alarmas es crear pánico donde no debe verse. Pero lo que más puede llegar a preocupar a varios analistas con los que uno conversa de vez en cuando, es que todos digan que las cosas van muy bien en el país, y que nada nos afecta. Pero que la realidad puede mostrar que sí existen algunos temas sobre los que se debe trabajar para no pasar ratos amargos futuros.

En la crisis asiática de 1997, luego de Tailandia fueron cayendo otros países del Este asiático, y quizá el único que logró contrarrestar el embate de los especuladores fue Hong Kong, al tomar decisiones arriesgadas (interviniendo, por ejemplo, la bolsa de valores al comprar directamente en el mercado), altamente poderosas, pero que costaron mucho dinero.

Las reservas internacionales siguen creciendo, lo cual es bueno, pero en muchos casos se ha notado que ante casos extremos, nada parece suficiente.

Por eso, no está mal de vez en cuando, parar, revisar muy bien las cosas y darse cuenta de lo que puede mejorarse.

Eso no es ningún pecado.

Credito
MANUEL FELIPE GARCÍA OSPINA Especial para EL NUEVO DÍA

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