Hacia la nueva cultura de las relaciones laborales

INTERNET - EL NUEVO DÍA
Entender la evolución de las relaciones laborales en nuestro país requiere de un exhaustivo análisis no solo de la normatividad, sino de las implicaciones propias de una economía globalizada.

Desde que la economía colombiana se abrió, a mediados de la década de los 90, se empezó a gestar un cambio en la cultura laboral que se ha acentuado con los distintos acuerdos comerciales que ha firmado el país y, en especial, con el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.

La globalización de la economía no es solo un tema de eliminación de aranceles y de barreras comerciales, sino que comprende aspectos que pueden ser cruciales a la hora de determinar las condiciones en que se producen los bienes y servicios. Por eso, las relaciones laborales se han convertido en una preocupación general, no solo para el Gobierno sino también para los empresarios.

Figuras contempladas en la Constitución de 1991 como el derecho a la negociación colectiva, a la huelga, salvo en los servicios públicos esenciales, la igualdad de trato para los trabajadores, la formación profesional, la incorporación de convenios y tratados internacionales del trabajo como normas vigentes y obligatorias, entre otras, transformaron el mundo laboral. Pero las relaciones laborales colectivas también evolucionaron por efecto de la aplicación de normas internacionales.

Todo lo anterior abre paso a nuevas discusiones en el entorno laboral y por supuesto a nuevos retos en la cultura de relaciones existente.

Es evidente el incremento de la vigilancia del Estado sobre estos temas por encontrarse estrechamente ligado con la exigencia de cumplimiento de los derechos laborales por parte de los tratados de libre comercio.

Vemos cómo las negociaciones colectivas trascienden de lo puramente económico a frentes como el salario emocional, el desarrollo, la medición por resultados, el crecimiento y desarrollo, entre otros.

De igual forma la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral y por ende una exigencia mayor hacia la igualdad de género que trae consigo la lucha por combatir eficazmente la discriminación retributiva indirecta en el trabajo y participación de la mujer en altos cargos.

Reconstruir confianza en el posconflicto abriendo posibilidades en el marco de la desmovilización.

En este proceso cuando no hay dolientes, no hay responsabilidad, y esta no puede ser exclusivamente imputable al Estado.

La movilidad del talento es cada vez mayor tanto al interior como hacia afuera del país, lo que supone un enorme desafío a la hora de atraer y fidelizar el talento.

Estos y muchos otros factores sin duda suponen un nuevo marco de actuación en el que las organizaciones deben propiciar relaciones laborales caracterizadas por la transparencia y el respeto por la dignidad de los trabajadores como personas.

Y considerando que esta nueva cultura de relaciones laborales está todavía en formación, podemos prever mayores desafíos.

Credito
EL NUEVO DÍA

Comentarios