Confianza del consumidor, el termómetro de la economía

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
El consumo representa las dos terceras partes del PIB nacional, una caída en este indicador desacelera la economía. En los primeros meses del año, la confianza de los compradores se ha deteriorado de manera notable y eso le pasará factura al crecimiento del país.

El consumo es el dinamizador del más del 60 por ciento de la economía. En ese sentido, el comportamiento de los consumidores constituye un elemento clave al momento de entender cómo marcha el aparato económico de un país.

Un consumidor dispuesto a invertir en bienes raíces y en productos durables demuestra un poder adquisitivo a largo plazo. La retracción de este tipo de inversiones se convierte entonces, en una señal preocupante que puede ser explicada desde varios puntos.

Principalmente, una familia dejaría de consumir por razones más o menos obvias: los bienes que pensaba adquirir están más costosos que antes, el dinero que tiene en su presupuesto no le alcanza, gana menos que hace cierto periodo de tiempo e incluso, las condiciones como la tasa de interés no juegan a favor del comprador.

Esto, a primera vista pareciera ser la traducción del día a día de muchas personas en Colombia.

Sin embargo, el escenario de contracción en compra de bienes y servicios de forma masiva estanca la economía y la manera de conocer si eso sucede es con las encuestas de confianza del consumidor.

Fedesarrollo tradicionalmente lleva a cabo esta encuesta en las ciudades principales del país. Recientemente, el organismo investigador incluyó a ciudades como Bucaramanga en este índice.

Al primer trimestre de 2015, el Índice de Confianza del Consumidor en Colombia retrocedió a mínimos de junio de 2009 y se ubicó en 2.3 %, lo que demuestra el efecto de la desaceleración sobre la decisión de compra de los hogares del país.

Seguidamente, en abril de 2015 se recuperó moderadamente hasta 8.2 %.

Dentro de este índice se modelan variables que suman al análisis.

A marzo de este año, los colombianos encuestados por Fedesarrollo aseguraron que en 12 meses la economía del país estará peor, marcando un índice de -10.7 %, mientras en el mismo mes de 2014, la cifra era de 4.5 %.

Ahora bien, cuando a los encuestados les preguntaron si consideraban que era un buen momento para comprar bienes durables (muebles, nevera, lavadora), en 2014 el promedio era de 26.8 puntos porcentuales, es decir que consideraban que era un buen momento. Mientras tanto, 12 meses después ese índice bajó a siete.

El director de Fedesarrollo, Leonardo Villar, asegura al respecto que “con encuestas muy sencillas podemos lograr grandes cosas, porque damos pistas de la dinámica del país desde su base de consumo. Actualmente, lo que estamos atravesando no representa estancamiento económico, sino menor impulso, no crisis”.

Hay que recordar que las proyecciones de crecimiento del país se reajustaron en menos de 6 meses de 4.5 % para 2015 a 3.2 %, incluso varios analistas, como el director de Anif, Sergio Clavijo, creen que la cifra estará muy cerca de tres por ciento en un escenario optimista.

Para el equipo de investigaciones económicas del Grupo Bancolombia, la situación de la confianza del consumidor en el país sigue a la baja, no obstante indican que hay que tener en cuenta que en 2014 hubo un auge de demanda interna, por lo cual la variación frente a los primeros meses de 2015 es amplia.

Bancolombia también resalta que los moderados crecimientos de las ventas minoristas corroboran la expectativa de desaceleración. Esto teniendo en cuenta que el consumo privado (es decir, el que realizan las familias y las inversiones) corresponde a dos terceras partes del PIB.

En la política monetaria

El desempeño del indicador de confianza de los consumidores se constituye en un insumo clave para el Banco de la República al momento de tomar decisiones frente a la política monetaria, específicamente sobre el movimiento de su tasa de interés de intervención.

Dicha tasa se ubica actualmente en 4.5 %.

Pero ¿cómo influye esto? Si el Emisor sube la tasa, en términos muy generales el precio de los créditos ofertados por los bancos también aumentaría progresivamente, con lo cual se afectaría aún más el consumo.

Esa contracción desaceleraría todavía más la economía del país, al punto de detener el flujo constante de dinero en comercio, servicios e industria.

Por otra parte, bajar precipitadamente la tasa del banco central haría que se aumente el endeudamiento, se motive el consumo y esa dinámica se transmita en inflación.

Seguimiento a las carteras, una clave

Un indicador importante dentro de la dinámica de consumo de los hogares y que hay que tener en el ‘radar’ al momento de medir la temperatura de la economía son las deudas al sistema financiero.

Al cierre del año pasado, el Observatorio de Competitividad de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, por ejemplo, reveló que la cartera neta de la zona creció 16.3 % en comparación con el 2013.

La deuda total venía creciendo, desde 2011 al 32 % y de manera paulatina, año tras año cae en su variación porcentual.

Del total de la deuda el 56 % es cartera comercial. El otro 43.6 % se reparte entre los microcréditos, los créditos de vivienda y desembolsos de consumo.

Este último indicador más los microcréditos sumaron a 2014 el 33 % del total de la deuda de la región al sistema financiero.

En consecuencia a los índices de confianza despuntan en 2015, lo que se esperaría es que la dinámica de crédito muestre reducciones en el primer trimestre del año, como consecuencia de la transmisión de los aumentos en 2014 de la tasa de intervención del Emisor, la inflación y el efecto de la desaceleración económica. 

Credito
DAVID ORTIZ CASTAÑO

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