Boom fitness: ¿salud u obsesión?

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
En los últimos años, estar saludable se convirtió en cuestión de moda y tendencia; sin embargo, tener un cuerpo tonificado y con músculos marcados y pronunciados, puede convertirse en una obsesión.

En el lugar se pasean una decena de hombres musculosos y un par de mujeres bastante “rayadas”, es decir, tan tonificadas que entre músculos y huesos solo hay rayas y una cantidad casi nula de grasa. Pasan de una máquina a otra, hacen series de un mismo ejercicio, también súper series, que son varios ejercicios seguidos sin descanso, realizan sentadillas hasta con el doble de su peso y se miran al espejo cada vez que pueden para chequear el trabajo.

Es inevitable que la gente los mire. En el gimnasio hay muchas más personas, pero no todos tienen ese aspecto.

Una joven, de más o menos 28 años, está en la bicicleta estática hace media hora. Mira de reojo a las chicas ‘fitness’ de vez en cuando y dice que le parece una obsesión querer estar así. Tiene contextura normal, ni delgada, ni con sobrepeso, y hace ejercicio por salud y para mantenerse bien, y así se siente.

-¿No te gustaría estar así?

-No, mira. Algunas tienen piernas bonitas, formaditas; pero esos brazos musculosos y el abdomen todo marcado. Es que no sé si eso es femenino, además, tener que pasar las 24 horas del día pensando en lo que se tiene que comer y cuánto y por qué, y el montón de vainas que toman. ¡No me jodas!, mucha esclavitud.

Y en algo tiene razón. Para estar así deben planificar sus comidas, saber la cantidad de alimentos que necesitan, privarse de algunos y no pasarse de las calorías. Mientas la chica de la bicicleta se comió una galleta antes de llegar al gimnasio y luego desayunará cualquier cosa, la lista de ellos antes y después del entrenamiento incluye proteína en polvo, glutamina, creatina y otros aminoácidos que ayudan a la recuperación muscular, quemadores de grasa y algunos energizantes.

 

El cuerpo al extremo

16 años, 48 kilos y 1.80 metros de estatura. A Cristian Carvajal podría perfectamente habérselo llevado un ventarrón. Cinco años después, la misma estatura, pero 36 kilos más, de los cuales la mayoría representan músculo, pues el porcentaje de grasa en su cuerpo es menor a 12%.

Un amor de colegio fracasado lo llevó a ocupar su tiempo en otras cosas y el gimnasio fue una de ellas. Al principio fue por diversión, luego se convirtió en todo.

-Empecé a ver cambios a los pocos meses, ya no estaba tan flaco. Entonces me obsesioné. Entrenaba tres horas diarias, todas las partes del cuerpo, como un loco. No tenía conocimiento de muchas cosas, pero mi cuerpo estaba cambiando y me gustó, recuerda Cristian.

Más tarde, ya con algo de guía, quiso ir más allá e influenciado por los físico-culturistas de moda empezó a inflar sus músculos. Pasó de 83 kilos a 101 kilos entrenando “como bestia” y comiendo 400 gramos de arroz, medio plátano maduro, 200 gramos de lentejas y ocho huevos cocidos, ocho veces al día. Por un año. Sumado a eso, aminoácidos que le ayudarán a recuperar el músculo y anabólicos androgénicos, sustancias sintéticas que promueven y aceleran el crecimiento del músculo.

Estaba gigante, literal. Tanta sustancia lo hacía sudar en exceso y el calor era insoportable. Las rodillas no aguantaban su peso y la ropa ya no le quedaba. Decidió parar. Entonces empezó la otra etapa: secar para competir.

Y así fue. Carbohidratos solo en las primeras comidas, luego solo una vez al día y al final ninguno. Pechuga, cerdo, pescado y vegetales. Cada dos horas. Cero azúcar, cero harinas y cero sal. Cinco litros de café para la energía, quemadores de grasa, sustancias que ayudarán a acelerar el proceso y entrenamiento sin falta.

Tres meses después Cristian pesaba 86 kilos y tenía absolutamente todas las fibras musculares del cuerpo marcadas y el porcentaje de grasa por debajo del 10%.

Llegaron los bajones de azúcar, la hipoglucemia y el cansancio extremo. Un día saliendo del gimnasio sufrió un desmayo. Faltaban 15 días para la competencia, pero él ya estaba en el punto donde el cuerpo no da más. Decidió “mandar todo al carajo” y entró a la primera panadería que vio. La cuenta: más de $50 mil en galletas, panes, donas, pasteles y gaseosa.

-En los dos procesos llevé el cuerpo al extremo, porque era la manera más rápida de lograrlo, pero también me faltó asesorarme mejor para no agredir al cuerpo, aunque para ser sincero lograr un cuerpo ‘fitness’ siempre será llevar el cuerpo a dar más cada vez, a hacer sacrificios con la comida y a no cansarse en el entrenamiento. Ahora no busco competir, solo mantenerme, tratando de hacerle el menor daño posible a mi salud.

Contando gramos

140 gramos de proteína, 80 gramos de carbohidrato y 45 gramos de grasa. Eso es lo que debe consumir María Alejandra Ardila en el día para lograr el cuerpo que quiere. A veces varían los números de acuerdo con la etapa en la que esté, pero actualmente quiere que todos los músculos que ha trabajado empiecen a definirse y así le toca.

Su estilo de vida consiste en hacer dos horas de ejercicio al día y contar los macronutrientes de las comidas, es decir calcular las proteínas, carbohidratos y grasas que tienen los alimentos y así poder encajarlos en sus requerimientos y objetivos. Para eso debe pesar los alimentos y leer las etiquetas.

-¿No es muy fastidioso estar pesando y calculando todo, para no pasarse?

-Todo en el ‘fitness’ tiene su sacrificio, si no, cualquier persona lo haría. Y no todo el mundo tiene la fuerza mental y física para esto. En el conteo de macros el sacrificio es pesar la comida y estar pendiente de los números. En la dieta limpia es vivir a punta de pollo, verduras y avena.

Después de una lesión, tuvo que dejar el patinaje profesional y empezó su relación con las máquinas de gimnasio. La meta: transformar su cuerpo y trabajar músculo por músculo hasta encajarlo en su “cuerpo ideal”.

Gracias a la influencia de las redes sociales inició “comiendo limpio”, es decir sin azúcar, pocos carbohidratos y muchas proteínas y vegetales. ¿Logró resultados? Sí. ¿Se sentía feliz? No.

-El método es muy restrictivo. Tenía ansiedad todo el tiempo y comer solo avena, arroz integral, verduras y pollo no es vida. Respeto a las personas ‘fitness’ que lo hacen así, pero para mí no es óptimo.

Hace cuatro años que conoció la “dieta flexible” o el “conteo de macros” y dice que está feliz. Sí, pesa todo. Sí, mira las tablas nutricionales de todo. Sí, anota todo en una aplicación que le permite no pasarse de los gramos que necesita. Pero es feliz, porque su dieta le permite comerse un postre o un pan, solo que debe ajustarlo a los gramos del día.

Ahora, tanto Cristian como Alejandra son asesores nutricionales y deportivos e intentan guiar a otras personas hacia sus cuerpos ideales, cada uno desde su estilo de vida. Los dos tienen claro que esa forma de vida no es para todos, que requiere de fuerza mental y física y que no es solo para las personas que quieren estar saludables. Es para los que quieren, como piezas de rompecabezas, poner en su lugar todos los músculos del cuerpo y desafiar los patrones estéticos.

¿Cuerpo perfecto?

Según Claudia Beltrán Peinado, nutricionista especialista en Deporte, “no existe un cuerpo ideal. Tenemos muchas variables y de acuerdo con estas se ajusta un peso y unos objetivos de grasa y masa muscular para cada persona. Es decir, cada persona es un universo distinto y cuánto de cada cosa es relativo, pues todos no reaccionan de la misma manera a los cambios, dietas y alimentos. Por eso, aunque el ‘fitness’ es promovido como un estilo de vida saludable, para algunos expertos el ‘boom’ que ha tenido en redes sociales y televisión ha llevado a que todos quieran hacer lo mismo, comer lo mismo y a veces eso resulta peligroso.

“El deportista es consciente de que el alto rendimiento es una agresión física, por eso tanta lesión. No es lo más saludable, solo están con un deporte que es su pasión y que es por poco tiempo. Pero algunas personas ‘fitness’ solo se quedan con la teoría de moldear su cuerpo, sin la asesoría que tiene un deportista profesional y sin saber las consecuencias que esto puede llevar más adelante. Está bien entrenar el cuerpo, conociendo su composición corporal y empezar con alimentos comunes, de fácil acceso y equilibrada, pero cuando se invierte todo el tiempo, la mente, el esfuerzo, el dinero y la salud por este objetivo, ya es una obsesión.

Credito
IRINA YUSSEFF MUJICA

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