Podemos vencer nuestros miedos

La única manera de liberarnos de nuestros miedos es afrontándolos. Además, siempre será mejor vencerlos que quedarnos atornillados e impotentes por no haber tenido el valor de derrotarlos.

Cuando atravesamos por tiempos de grandes retos, más allá de lo duro que ellos sean, debemos apropiarnos de fe y de valor.

Con esos dos ingredientes vamos descubriendo que nuestros miedos desaparecen y, si los derrotamos, la máxima satisfacción personal y la alegría reinarán en cada uno de nosotros. ¡Claro! Eso solo será posible en la medida en que abramos nuevos caminos y agarremos al vuelo todas las oportunidades que la vida nos brinde.

Todos sentimos miedos, pero no por eso podemos resignarnos a padecerlos. En muchas ocasiones, por no decir que en todas, nuestros temores limitan enormemente nuestros potenciales.

Si sabemos que nuestra mente está invadida de fantasmas, es preciso tomar consciencia de ello y comenzar a espantarlos.

Por miedo no podemos permitir que el tedio impere en nuestra cotidianidad. Así las cosas, cuando aparezca en nuestro trayecto algo que implique que debemos cambiar, no dudemos en afrontar tal momento.

El temor a no dar la talla o a no estar bien preparados para enfrentar los tiempos venideros tiene que ser superado.

Hay que adoptar las decisiones que sean necesarias, pues lo que hagamos será muy importante para nuestro futuro personal y profesional.

Todos tenemos suficientes reservas de valor y de fe como para lanzarnos a nuevos rumbos. Lo que pasa es que estamos tan afectados por el estrés que nos causa el entorno de desesperanza en el que vivimos que, con frecuencia, perdemos nuestra habilidad de reaccionar de un modo adaptativo a las situaciones que nos depara el destino.

En este análisis es fundamental una vieja pero efectiva táctica, denominada: autoafirmación.

No estoy hablando solo del ocasional “nosotros podemos con esto”, que suele ser muy útil. Me refiero a que usted, yo y todos en general podríamos apostarle a mantener la energía positiva durante el mayor tiempo posible.

Si no podemos controlar nuestros temores, ellos terminarán asfixiándonos.

¿Podemos aprender a ser valientes?

Yo sé que mantenernos positivos no es un asunto de ‘soplar y hacer botellas’. No obstante, los sicólogos aseguran que pasar de las buenas intenciones a la acción asegura una victoria absoluta.

Es decir, mantener la esperanza implica varias dosis de perseverancia y de dedicación.

O sea que es esencial ponernos ‘manos a la obra’. Si bien los valientes no viven en un mundo diferente, ellos sí asumen la responsabilidad de vivir con las implicaciones y los temores que ello implica.

 

Dato

Vencer los miedos es menos doloroso que convivir con el sentimiento de frustración por no encarar lo que tememos. 

Credito
EUCLIDES KILÔ ARDILA

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