“Nos han dicho la mentira de que ser saludable es estar muy delgado”

JHON ÁLVAREZ / VANGUARDIA - EL NUEVO DÍA
El médico especializado en medicina funcional y autor del libro “El milagro metabólico” estuvo dando una conferencia sobre las mentiras que por años les han dicho a las personas sobre la alimentación y las verdades que tienen que empezar a saber para vivir mejor.

Carlos Jaramillo Trujillo estudió Medicina porque quería sanar a las personas, luego quiso especializarse en Cirugía porque quería salvar vidas y al final terminó convertido en un médico funcional que ayuda a la gente a vivir mucho mejor a través de una alimentación sana y no de medicamentos.

Mientras estudiaba se llevó una gran decepción del mundo de los cirujanos, de su manera de ver la vida, las enfermedades y decidió parar.

Lo que realmente deseaba era tratar las enfermedades de raíz, no solo dar un diagnóstico y recetar pastillas. Su visión de ser médico iba más allá.

Entonces se formó como médico funcional, un tipo de medicina alternativa que focaliza toda su atención en el correcto funcionamiento del organismo y en entender los orígenes de las enfermedades para así poder tratarlas, en su mayoría a través de buena alimentación y buenos hábitos.

Su libro “El milagro metabólico”, uno de los más vendidos durante 2019, pretende derrumbar mitos y mentiras sobre la alimentación que durante años le han hecho creer a la gente y han causado la aparición y proliferación de enfermedades que antes no eran tan comunes.

¿Cuáles son esas mentiras que nos han dicho sobre la alimentación?

Por años nos han dicho cosas como que el azúcar es necesaria para los niños y que es lo que da energía, que los lácteos son necesarios para los huesos, que las grasas son malas, que debemos comer varias veces en el día para tener la maquinaria prendida, que el desayuno es la comida más importante, que debemos darle al cuerpo lo que el cuerpo le pide, que de lo único que tengo que estar pendiente es de las calorías, que los productos bajos en calorías son buenos, etc.

¿Entonces qué es verdad?

La gran verdad es que tenemos que volver a las plazas de mercado y no solo comprar productos light. La gran verdad es que hay una forma diferente de vivir y que si hoy los médicos nos hemos vuelto expertos en que las personas vivan más, no estamos haciendo que vivan mejor. La gran verdad es que hay que dejar el sedentarismo y entender lo que los alimentos de verdad hacen en el cuerpo. No es cuestión de contar calorías, sino de comer comida real.

O sea que los productos que venden como bajos en calorías son malos…

Sí, la mayoría lo son porque están llenos de químicos industriales y mi cuerpo no está hecho para eso. Están tan procesados que no me aportan nada. Lo que pasa es que la industria, el gran enemigo, lo vende como lo mejor y entonces les creemos.

¿La industria y la publicidad son los enemigos de la buena alimentación?

Sí. Nos vuelven necesarios productos que terminan alterando la salud. A mí me preguntan que por qué esto no lo hacen desde el gobierno. Y yo les digo ¿Qué? ¿Cómo así? ¿Cuánta plata tienen las azucareras y cuánto le ponen a las campañas políticas? Y no se trata de criticar marcas, porque eso no sirve. O al lado le sale otro producto igual o esa misma empresa saca otro producto igual de malo pero con otro nombre.

¿Cómo luchar contra ese bombardeo de información y publicidad?

Con educación. Si yo te enseño a elegir mejor, a conocer lo qué hacen los alimentos en tu cuerpo, a entender para qué sirve cada cosa que te comes, a mejorar tu vida y tu salud a través de la comida y no de un montón de pastillas, seguro dejas de creer todo lo que dicen.

Usted menciona como malos los lácteos, ¿por qué?

Porque son un gran enemigo. Los lácteos son necesarios de las madres de cada especie a los bebés mientras están lactando. Nada más. La leche de vaca es necesaria para el ternero, no para nosotros.

¿Qué alimentos son enemigos?

El azúcar, más adictiva que la cocaína y presente en grandes cantidades en casi todos los productos procesados sin darnos cuenta, en la leche, las galletas, los cereales, los yogures, en las salsas. Todo ese azúcar altera las hormonas. Son enemigos todas esas cosas empacadas, lo que parece chocolate, sabe a chocolate, tiene textura y olor a chocolate pero no es chocolate, no es cacao. Mi cuerpo necesita comida para ponerlo a trabajar como debe, no para darle un placer a mi boca con una cantidad de químicos industriales.

¿A qué se refiere con comida de verdad?

A la natural. A los vegetales que son los que más deben abundar en el plato. A las proteínas vegetales. No es solo andar comiendo vaca, pollo y pescado. Deberíamos comer mitad de proteínas animales y mitad vegetales. Son indispensables las grasas saludables como el coco, las nueces, el aceite de oliva, las semillas. Hay que volver a tomar agua, no un montón de sustancias que parecen pero que no son. Y otra cosa, no hay que temerle a la sal, no es el exceso pero tampoco esa guerra que ahora todos tienen contra la sal. El cuerpo sabe lidiar con un poquito de sal que uno se coma, pero no sabe lidiar con la falta de ella.

¿Qué opina de ese ‘boom’ del fitness?

Es irresponsable, en la mayoría de los casos. Creo que se nos olvida, primero, que el cuerpo perfecto no existe, que las fotos la mayoría de las veces están retocadas, que debo partir del cuerpo perfecto para mí, según mi fisonomía, y no para los demás. Y segundo, que hay que perseguir mi mejor versión, no la del otro. Hay que perseguir estar sano, no perfecto.

¿Ese estilo de vida que tiene tanto auge en redes sociales puede desencadenar trastornos alimenticios?

Claro, sobre todo en adolescentes y jóvenes. Desde pequeños tienen una alimentación que no entienden y sus papás tampoco porque están muy ocupados. Entonces, llevan un montón de basura a la casa y a eso se acostumbraron. Pero luego quieren cambiar sus hábitos y lo primero que hacen es consultar redes sociales y ahí lo que encuentran es proteínas en polvo, quemadores de grasa, aguas saborizadas, retos de 21 días, malteadas mágicas o dietas extremas de solo tilapia y lechuga.

¿Estar saludable es estar delgado?

No necesariamente. Una persona puede ser delgada por fisonomía, pero tener la sangre de una persona obesa. La gente no tiene que buscar estar delgado ni en cierto peso, sino saludable. La salud es mucho más complejo de lo que la gente cree. Es sentirme bien, vital, activo, enérgico, no es solo no tener síntomas.

Dice que el fitness es muchas veces irresponsable, ¿qué piensa de los movimientos que defienden las tallas grandes?

Yo creo que eso es un negocio. Yo estoy de acuerdo con que uno se tiene que aceptar y dejar de perseguir el modelo perfecto porque hay cuerpos de todas las formas y tamaños. Pero decir “ya acéptate, tú eres obesa y lo vas a ser siempre y aquí te tengo tu ropa” es lo mismo que decir “ya acéptate, eres diabético no hay nada que hacer, toma el medicamento para toda la vida”. Es que no se trata de estética, se trata de salud. Es volver al centro, no es a la perfección. Cuerpos reales, para personas reales y con cosas reales. Pero sanos.

Credito
IRINA YUSSEFF MUJICA

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