El “karma” del cacao y la palma

Los cultivos de palma de aceite y de cacao fueron la gran promesa para los agricultores colombianos en años anteriores; los sectores fueron fuertemente incentivados y el Gobierno los consideró como “las locomotoras del agro para el país”.

A mediados de abril, el ministro de agricultura, Juan Camilo Restrepo, dijo que ahora, incluso, esos productos tienen grandes posibilidades, y que incluso “varios de los empresarios más reconocidos del país (Luis Carlos Sarmiento Angulo, Germán Efromovich) han comenzado a incursionar en proyectos rurales de palma de aceite, piña, café y banano, entre otros, con proyectos productivos modernos que tienen como objetivo el mercado internacional”.

Y agregó que las perspectivas positivas se registran en especial en los cultivos de exportación, mediano y tardío rendimiento, tales como caña de azúcar, flores, palma de aceite, caucho y cacao. En los cultivos semestrales, las mayores posibilidades suceden en productos como frutas, hortalizas, legumbres y demás alimentos frescos, que poco a poco han ido ganando terreno en los mercados externos y que se verán favorecidos por los Tratados de Libre Comercio.

Sin embargo, a la fecha de hoy, esos dos renglones están pasando por duros momentos; los cacaoteros están al borde de la quiebra por los bajos precios de su producto, mientras que los palmeros afrontan líos por tierras y temor ante la llegada de tratados comerciales como el TLC con Estados Unidos.

La palma... ¿maldita?
El entonces presidente Álvaro Uribe Vélez incentivó el cultivo de palma asegurando que “la crisis actual del planeta lo obliga a definir un futuro de energías limpias y la palma de aceite; en este sentido, representa una redención, es redentora en su fuente de empleo; redentora como alternativa a los cultivos ilícitos; redentora como fuente de energía limpia y redentora frente a las posibilidades de desarrollo de la industria oleoquímica”.

Y fueron generadas oportunidades para el sector, ellos se organizaron y comenzaron a sembrar. Sin embargo, hoy están estigmatizados con el fenómeno de la violencia y afrontando poca productividad.

El presidente Ejecutivo de Fedepalma, Jens Mesa Dishington, expresó que “el mercado internacional de semillas oleaginosas, aceites y grasas ha experimentado muchos cambios en las últimas décadas, lo cual implica ajustes a lo largo de toda la cadena.

“El sector palmero lo ha entendido así y trabaja en muchos frentes para mejorar su competitividad. Naturalmente, al eslabón industrial de la cadena también le cor­responde hacer los esfuerzos y ajustes necesarios que reflejen las realidades de esos mercados internacionales y puedan llegar a ser igualmente competitivos”, subrayó.

Para el directivo gremial, la salida a la problemática está en trabajar articuladamente dentro del gremio y con el Gobierno.

“Tenemos más de ocho mil productores en 106 municipios del país y con esa realidad palmera creciente el tema de la organización gremial y productiva toma mayor relevancia cada día. Igualmente, hay 56 plantas extractoras, que si cada vez las articulamos mejor para hacer más fuertes los núcleos palmeros y trabajamos juntos en los distintos frentes y no sólo en un acuerdo para compra y venta del fruto, podemos aprovechar esta unión para atender la problemática sanitaria, social y ambiental de la agroindustria”.

Cacao, por el piso
El tema del cacao es diferente: sus mayores preocupaciones son el bajo precio y el poco mercado para la oferta.

De acuerdo con Fedecacao, en los últimos años el precio del cacao en Colombia ha tenido una disminución considerable, sobre todo en comparación con los costos de producción.

Así, Gildardo Palencia, director de la Estación Experimental La Suiza (de Corpoica) en Santander, dijo que los precios han pasado de unos cinco mil 600 pesos por kilo hace unos años, hasta alcanzar los dos mil 800 a tres mil 200 por kilo que se pagan en la actualidad, dependiendo de la zona.

Al respecto, el investigador manifestó que del potencial de 50 mil toneladas de cacao que puede producir el país, en la actualidad tan solo se están produciendo 37 mil 202, de las cuales el 45 por ciento sale de Santander.

El analista económico Iván Leonidas Name asegura que al Gobierno nacional y al Ministerio de Agricultura les cabe una gran responsabilidad en la crisis de los productores de cacao, pues hasta el momento no han tomado decisiones para inclinarse en favor de una regulación de precios; que contrarreste la importación desmedida que llevará a la ruina a los pequeños productores.

Debe reconocer el Ministro de Agricultura que con una importación desrregulada se generan bajos precios en perjuicio de la producción nacional.

“A las grandes industrias que procesan el cacao y a los importadores les interesa su lucro: comprar cacaos importados a menor precio que el que se produce en Colombia. Ellos saben que importando grandes cantidades de cacao baja los precios en el país; de esa manera, ganan por partida doble, compran barato afuera y también dentro del país, pero hay que solicitarles que nos ayuden a proteger a los productores colombianos”, se indica.

Sin embargo, el Gobierno asegura que se está haciendo todo lo posible para salvar al sector, por ello a inicios del mes de abril el gremio y el Gobierno, en la Comisión de Fomento Cacaotero, acordaron apropiar la suma de tres mil 700 mil­lones de pesos por parte del Gobierno para atender la campaña sanitaria de 2012, a lo que se suman mil 700 mil­lones que para el mismo fin destinará el Fondo Nacional del Cacao, administrado por la Federación.

Según Fedecacao, así mismo se acordó destinar la suma de mil millones de pesos para fortalecer el Fondo de Comercialización, con recursos de la cuota de fomento Cacaotero y una suma de mil 300 millones aportados por el Ministerio, como apoyo al transporte del cacao. El funcionamiento de estos aspectos está siendo estructurado por el Ministerio, de manera conjunta con la Federación.

En relación con la cartera de crédito, el Ministerio de Agricultura se comprometió a tramitar, ante el Banco Agrario, medidas tendientes a la restructuración de los créditos, teniendo en cuenta las dificultades de los productores.

En la misma reunión del Fondo Nacional del Cacao, los representantes del Gobierno nacional se comprometieron a concertar con las compañías transformadoras del grano la compra del cacao de forma directa a las diferentes cooperativas y asociaciones de agricultores, que sean apoyadas por el Fondo de Comercialización.

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