Y ahora, ¿quién se le mide?

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A pesar de que ya hay una baraja de candidatos para la Alcaldía, cobra fuerza el rumor de que el presidente Santos considera que la ciudad ha sufrido demasiado y lo mejor sería acabar con la interinidad al mantener a Rafael Pardo como alcalde. Polémica.

Si dar el visto bueno para la destitución del alcalde de Bogotá Gustavo Petro parecía ser la peor papa caliente que tenía el presidente Juan Manuel Santos en sus manos, ahora viene un chicharrón igual de complicado: ¿Cuándo va a convocar a las elecciones?

Y de paso para Bogotá se abre también un enorme interrogante: ¿Quiénes van a estar en la baraja de candidatos?

La primera pregunta no es menor. Y lo que puede parecer un trámite rutinario -convocar a unas elecciones atípicas- puede llegar a convertirse en pesadilla.

En teoría, el Presidente ya debía haber convocado a las elecciones para elegir al nuevo alcalde de Bogotá. La ley dice: “En el decreto de encargo se señalará la fecha para la elección del nuevo alcalde, la cual deberá cumplirse dentro de los dos meses siguientes a la expedición del decreto”. Y así consta en la página de la Registraduría. Es decir, en el decreto que expidió Santos para nombrar a Rafael Pardo como nuevo alcalde de la ciudad (el 570 del 20 de marzo) debía haber definido la fecha de las elecciones atípicas. Pero no lo hizo.

El trámite normal sería que el Presidente fije la fecha, que debe ser al menos 55 días después de la destitución del alcalde. ¿Por qué? Esos casi dos meses son el tiempo mínimo necesario para que se inscriban los aspirantes al cargo, para que la Registraduría se prepare y para que los candidatos hagan campaña.

Sin contar días hábiles, curiosamente los 55 días se cumplirían el 15 de junio, fecha en la cual posiblemente se estará votando la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Como dos elecciones de este nivel no pueden coincidir, entonces la elección del alcalde de Bogotá tendría que aplazarse unas semanas más.

Por eso, el registrador Carlos Ariel Sánchez ha dicho que las elecciones atípicas deben llevarse a cabo en julio. Sin duda, sería lo más adecuado, teniendo en cuenta el trajín que la Registraduría tiene por estos días debido a las elecciones presidenciales. Además, en medio de la contienda por la Presidencia, la campaña por Bogotá podría pasar a un segundo plano y no tener la atención necesaria del público para elegir un cargo de este tipo.

Sin embargo, todo eso por ahora es teoría porque mientras el Presidente no fije la fecha de las elecciones para alcalde de Bogotá no puede comenzar el proceso. Y Rafael Pardo seguirá encargado.

En círculos políticos informados dan como un hecho que el Presidente considera que la situación de la capital es tan grave que se requiere acabar con la interinidad de una vez por todas y tener al frente de la Alcaldía a alguien con capacidad de ejecución y que brinde estabilidad. Esa carta podría ser Rafael Pardo.

El problema es cómo podría lograrlo. Todo indica que podría echar mano de una interpretación de la ley según la cual si se llega al 30 de junio sin haber convocado a elecciones, en ese momento ya faltaría solo un año y medio para terminar el periodo, y estas no podrían llevarse a cabo. Y esa dilación podría presentarse, según esta interpretación, gracias a la tramitología que este tipo de procesos exige como ternas, cartas que van y que vienen, etcétera.

De hecho, el diario El Tiempo se adelantó al tema mencionando la posibilidad de que el ministro de Trabajo y alcalde (e) Rafael Pardo se quede en la Alcaldía hasta el final del periodo del alcalde. En un artículo titulado ‘Sugieren analizar que Pardo esté en la Alcaldía hasta 2015’, citan al senador Armando Benedetti diciendo: “Pardo es tan buen alcalde para Bogotá que ojalá pudiera quedarse hasta diciembre de 2015”.

Esa posición, desde un punto de vista pragmático, puede ser la que más convenga a la ciudad pero es difícil que sea aceptada unánimemente. Sobre todo porque, según la ley, la fecha que cuenta para la convocatoria de elecciones atípicas es la de la confirmación de la destitución y esa ya se dio con el decreto presidencial del pasado 20 de marzo.

Por otra parte, aspirantes a la Alcaldía van a protestar por la pérdida del derecho a una elección en la que aspiraban participar. Igualmente, hay sectores políticos que consideran que las elecciones consagradas en la constitución no son negociables.

Ya hay voces de la Alianza Verde que comienzan a cuestionar esa posibilidad. La recién elegida representante a la Cámara Angélica Lozano escribió en su Twitter: “Santos se va a robar la Alcaldía, no lo duden. Va a burlar todo y no convoca elecciones”.

Y aunque la posibilidad de que Pardo se mantenga hasta 2015 es cuestionada por muchos juristas desde el punto de vista legal, un caso parecido ya se presentó, cuando fue destituido Juan Carlos Abadía como gobernador de Valle del Cauca. El presidente Álvaro Uribe, un día antes de salir de la Casa de Nariño, firmó el decreto de nombramiento de Francisco Lourido, que no pertenecía al movimiento de Abadía, como gobernador en propiedad hasta el final del periodo.

Sin embargo, hay diferencias entre el caso de Valle y el de Bogotá. En el caso de Abadía, a pesar de que cuando fue destituido cabía el llamado a elecciones, él interpuso varias tutelas para tratar de dilatar su destitución definitiva. Y lo logró. La destitución definitiva se dio cuando ya solo quedaba menos de año y medio de gobierno y la ley dice que en esas circunstancias asume la gobernación una persona elegida por el presidente de una terna que envía el movimiento del gobernador destituido. Pero la Casa de Nariño se movió rápido y, con la excusa de la emergencia económica decretada por el invierno, designó como gobernador en propiedad a Lourido, un dirigente empresarial con gran reconocimiento en Valle del Cauca. Y cuando llegó la terna de candidatos del movimiento del gobernador destituido, todo estaba consumado. A pesar de la controversia, casi todo el mundo reconoce que esa salida terminó conviniéndole al departamento.

Ese es el espíritu con que el Presidente quiere que la resurrección de Bogotá comience de una vez por todas. Pero los críticos de esa fórmula creen que los casos no son comparables pues la destitución definitiva de Petro se produjo cuando todavía la ley permite convocar a elecciones. Y el Movimiento Progresista, que ahora se integró a la Alianza Verde, anunció el pasado viernes que va a mandar la terna al Presidente y va a presentar candidato a las elecciones.

En un principio el grupo petrista había dicho que no haría ni lo uno ni lo otro, porque de esa manera estaría ‘legitimando’ lo que el exalcalde denomina el ‘golpe de Estado’ que le dio el presidente Juan Manuel Santos al no aceptar las medidas cautelares de la Cidh. Sin embargo, Petro, dos días después, más realista y aterrizado cambió de opinión y dejó de oponerse a enviar la terna para que haya así una elección.

Los candidatos

En la reunión que tuvieron los petristas el jueves pasado, definieron que en la terna que van a mandar al Presidente para nombrar un alcalde temporal estarán Guillermo Alfonso Jaramillo, exsecretario de Salud y de Gobierno de Bogotá; Gloria Flórez, parlamentaria andina, y Luis Carlos Avellaneda, senador.

Así mismo, los progresistas decidieron que el candidato para las elecciones atípicas de su movimiento será el concejal Carlos Vicente de Roux o el senador Camilo Romero. El que sea seleccionado de los dos peleará la Alcaldía posiblemente con aspirantes como el exvicepresidente Francisco Santos, del Centro Democrático; el exministro Eduardo Pizano, el hoy consejero presidencial David Luna y el exalcalde Jaime Castro.

Estos últimos cuatro no están confirmados, pero al ser consultados directamente o personas allegadas a ellos no descartan una eventual participación en estas elecciones. El único problema para algunos, como es el caso de Francisco Santos, es que quisieran pelear en las elecciones del año entrante para poder tener un periodo completo de cuatro años.

Otros eventuales candidatos están descartados: como Gina Parody, hoy directora del Sena, por inhabilidad, o Carlos Fernando Galán, por su reciente elección como senador.

Es decir, hay candidatos. En los próximos días se sabrá cómo sortea el presidente Santos este nuevo desafío.

Credito
EL NUEVO DÍA

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