Las cartas de Marta Lucía

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La candidata conservadora quiere posicionarse como la que mejor enfrentaría a Santos en una segunda vuelta. Estas son sus estrategias.

Marta Lucía Ramírez sabe que lo que haga en estas dos semanas preelectorales es definitivo. Quiere posicionarse como una alternativa al presidente reeleccionista y por eso su publicidad tiene como eslogan “Por un gobierno diferente”. Incluso esta semana le pidió al primer mandatario que renunciara a su aspiración. En su campaña aseguran que diferentes encuestas, como la Gallup, la posicionan en mejor lugar para enfrentar a Juan Manuel Santos en la segunda vuelta. Es decir, que es la candidata que más posibilidades tiene de crecer y que tiene más chance de ganarle a Santos enfrentada individualmente que Enrique Peñalosa u Óscar Iván Zuluaga. Y por eso, como en la actualidad está en el cuarto lugar, le está apostando a transmitir ese mensaje.

Se podría decir que el principal talón de Aquiles de la candidata azul es el tiempo. Su campaña empezó meses más tarde que la de sus rivales pues mientras los demás iban a foros, sacaban publicidad y asistían a eventos públicos, ella estaba defendiéndose. A la líder conservadora el Consejo Nacional Electoral solo le dio vía libre a finales de abril pues la convención conservadora que la eligió fue demandada y Marta Lucía tuvo que dar la pelea en ese tribunal antes de salir a la calle. Ella misma asegura que sus adversarios, los conservadores que querían apoyar a Santos y no tener candidato propio, la vendieron como una “candidata en suspenso”. Por eso, ahora lo principal es recuperar ese tiempo. Su propaganda con el mensaje de “No nos van a callar” responde a esos ataques.

Quienes trabajan con ella la describen como una mujer hiperactiva, rigurosa y disciplinada que trabaja 24 horas, siete días a la semana. Como el presidente Santos ha decidido no asistir a debates, y Peñalosa ha limitado su participación, la candidata azul ha tratado de conquistar esos espacios. A uno de ellos llevó sillas rimax para que fuera evidente la ausencia de estos dos candidatos y en otros ha sacado sillas de juguete para mandar el mismo mensaje.

A pesar de ser la representante del partido más tradicional del país, su campaña tiene un look bastante moderno. Tanto que ni siquiera aparece el logo de la colectividad de Mariano Ospina. Su página web tiene juegos interactivos, vídeos e instrumentos para apoyarla en redes sociales. Su estrategia ha sido en parte similar a la del presidente Obama y es vender la idea de que sí se puede. Sus publicistas han resaltado su perfil de mujer de clase media que cosechó todos sus triunfos profesionales a pulso, sin gabelas ni palancas. “Llevan años haciéndonos creer que muy pocos podemos llegar arriba, que la política es para pocos y que solamente se puede hacer de la manera en que ellos digan. Pero se equivocan”, dice ella en su comercial de televisión.

Ese mensaje tiene una explicación. A pesar de que Marta Lucía ha conquistado los más importantes cargos del Estado, su vida ha estado marcada por la resistencia. Fue la primera mujer en ser ministra de Defensa, un cargo que se considera para ‘machos’ y ahora que decidió lanzarse al ruedo, gran parte de su partido no la acompañó.

Le ha tocado hacer una campaña presidencial sin tener a los congresistas de su lado, pues por ejemplo un grupo liderado por Efraín Cepeda y Hernán Andrade están hoy con Santos. Sí la acompañan otros miembros del partido como los congresistas José Darío Salazar y Juan Mario Laserna (que se quemaron en las pasadas elecciones), y algunos patriarcas como Carlos Holguín Sardi, Ómar Yepes y Enrique Gómez Hurtado.

El presidente Andrés Pastrana, por su parte, ha llamado a sus filas para que se alejen de la “locomotora reeleccionista” y la apoyen.

La candidata se la juega con cinco temas con los que piensa pasar a la segunda vuelta. Semana resume las principales propuestas.

Corrupción

Es la principal bandera de la candidata. Su propuesta más novedosa es que así como hubo un bloque de búsqueda para narcotraficantes, en su mandato habría otro para los corruptos. Ramírez quiere endurecer los castigos a quienes roban al Estado, eliminar la casa por cárcel para esos delitos y obligar a los funcionarios a que muestren su declaración de renta antes y después de asumir su cargo. También quiere hacer una especie de lista Clinton para los implicados en estos escándalos y darles “muerte política y comercial”. Propone una especie de gran hermano en las entidades públicas en las que un circuito cerrado de televisión filmaría todo para evitar sobornos. La candidata tiene una idea que sería muy bien recibida dada la mala imagen del Congreso: limitar la reelección de los parlamentarios. Teniendo en cuenta que el Partido Conservador tiene a caciques como Roberto Gerlein, que está a punto de cumplir medio siglo en el Congreso, esta apuesta es revolucionaria.

Empleo

El eje de la campaña es volver a Colombia una nación más de empresarios que de empleados. La exministra de Comercio quiere que el país exporte alimentos a gran escala y para ello piensa duplicar el área sembrada. Para estimular al campo apoyaría la construcción, entre otros, de distritos de riego, centrales de acopio y carreteras para que los campesinos saquen sus productos. Ella denomina a su segunda apuesta la “reindustrialización de Colombia”. Tiene como meta ampliar las exportaciones de productos no convencionales en un 50 por ciento y propone crear un Fondo de Modernización Económica, para “dar el salto en infraestructura física y de servicios, permitiendo a las empresas ser competitivas”. Asegura que puede generar más de cuatro millones de empleos al impulsar la creación de 800 mil empresas.

Salud y educación

La candidata asegura que la salud y la educación son las grandes deudas del Estado con los colombianos y una estrategia clave para reducir la inequidad. Por eso propone crear un único Plan Obligatorio de Salud (POS) que no discrimine entre el régimen contributivo y el subsidiado. En educación propone becas y estímulos para que los mejores quieran ser maestros y en salud para que los mejores quieran ir a trabajar a las zonas apartadas. Considera que tanto médicos como profesores deben tener mejores salarios. En salud su propuesta más innovadora es importar directamente los medicamentos para bajar sus precios y en educación, crear el primer Politécnico Nacional para el Emprendimiento y la Universidad Nacional Campesina.

Seguridad

Ramírez promete que recuperará la “seguridad democrática”, la principal bandera del expresidente Uribe, de la que ella fue artífice como ministra de Defensa. Sus propuestas evocan la campaña de su exjefe en el sentido de que asegura que recuperará las carreteras y el campo, y desarrollará una gendarmería, una especie de policía militar ciudadana. En este frente también hay mano dura pues rescata la bandera de la senadora Gilma Jiménez de prisión perpetua para violadores, pero la amplía también a quienes ataquen con ácido. La candidata azul piensa tener un sistema de seguridad ciudadana con alta tecnología como sensores y redes.

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