¡Otro al ‘ring’!

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Después de la inclusión del exvicefiscal Jorge Perdomo en la terna para la Procuraduría, se da por descontado que la puja para reemplazar a Alejandro Ordóñez será difícil y creará profundas divisiones.

El terremoto político que produjo el fallo que tumbó al procurador tendrá muchísimas réplicas. Una de las más fuertes tendrá lugar en el Congreso, en donde en las próximas semanas se librará una batalla campal para definir su reemplazo. La puja es enorme por el poder de la Procuraduría, el apetito de los partidos políticos que quieren quedarse con esa entidad y las tensiones burocráticas que ha generado el plebiscito para la paz. Por ahora, hay dos candidatos para esa silla: el exministro Fernando Carrillo y el exvicefiscal Jorge Fernando Perdomo. Y se espera que próximamente el presidente defina el que falta. Se da por descontado que será conservador y suena Eduardo Pizano.

La terna generará tensiones y promete encender enormes debates. El primero ocurrió el jueves pasado cuando la Corte Suprema de Justicia eligió a Perdomo. La decisión cayó en medio de uno de los peores choques de trenes vividos en el Palacio de Justicia en años recientes. El humo blanco para Perdomo coincidió en tiempo con la decisión del Consejo de Estado de anular la reelección de Alejandro Ordóñez. El tema no tendría nada que ver, si no fuera por las razones de ese fallo. Al procurador lo destituyeron porque durante su gestión nombró a familiares de congresistas y magistrados que intervenían en su designación.

La sentencia molestó muchísimo a la Corte Suprema. Entre líneas, el fallo de Ordóñez es un regaño para esa corporación. Asegura que tres de sus magistrados obraron mal al haber votado teniendo conflicto de interés, pues sus familiares ocupaban altos cargos en el organismo de control.

Su presidenta, Margarita Cabello, salió vehemente a defender su casa. La molestia es grande pues con esa teoría ya es la cuarta vez que les tumban sus candidatos. El giro comenzó hace dos años cuando anularon la designación de los expresidentes de la Corte Suprema Francisco Ricaurte y Pedro Munar en el Consejo Superior de la Judicatura. Al respecto, Cabello aseguró que en la reelección del procurador se siguieron las reglas del mismo Consejo de Estado y que para la época eso no era un impedimento.

Estas dos interpretaciones opuestas tienen un problema práctico en el caso de Perdomo. En la Corte Suprema existía la duda de si quienes tenían familiares en la Fiscalía podían votar. Dos de ellos se declararon por esta razón impedidos y se apartaron de la votación. No todos los casos son iguales y, por ejemplo, no es claro si los nombrados por Montealegre se le pueden achacar a su segundo a bordo para generarle una inhabilidad. Pero sí podría existir un problema si durante los meses en que Perdomo estuvo encargado nombró directamente a familiares de los magistrados que votaron por él. Semana habló con el exvicefiscal y este aseguró que él no nombró en ese periodo a ningún familiar como se ha rumorado.

En todo caso, su designación tiene un enorme significado y fue inesperada en los medios. A diferencia del Consejo de Estado, donde el nombre de Carrillo estaba cantado, en la Corte Suprema había una puja difícil. Tres candidatos tenían chance. Además de Perdomo, estaban el expresidente del Consejo Superior de la Judicatura Wilson Ruiz y el expresidente de la Corte Interamericana Humberto Sierra Porto. Ruiz tenía la ventaja de ser conservador. Como se sabe, en las toldas azules reclaman como suyo al organismo de control y han dicho muchas veces que no están dispuestos a perderlo. Su nombre alcanzó a tener 15 votos de los 16 necesarios. Sierra Porto también era un hombre muy fuerte, no solo porque es una de las personas más queridas en la Rama Judicial, sino porque goza de una hoja de vida y un prestigio como pocos en el derecho.

Perdomo también tiene buena hoja de vida. A pesar de su juventud, ha escalado rápidamente en el mundo del poder y ha tenido grandes responsabilidades. De ser el alumno estrella de la Universidad Externado y del doctorado de la Universidad de Bonn, en Alemania, pasó a ser viceministro de Germán Vargas Lleras. Al poco tiempo, Eduardo Montealegre lo nombró como su segundo a bordo en la Fiscalía. Allí dirigió varios aspectos como la creación del sistema de priorización de casos y de investigación por análisis y contexto, y orientó el proceso de reestructuración de esa entidad.

Al incluirlo en la terna -a pesar de heredar las controversias de su exjefe-, la Corte Suprema de Justicia lanzó un grito de independencia con varios destinatarios. El primero es el gobierno. Como se sabe, Perdomo no tiene buenas relaciones con la Casa de Nariño desde que el presidente decidió no incluirlo a él en la terna para fiscal, sino a Néstor Humberto Martínez, quien finalmente se quedó con ese potro, uno de los más importantes del país. El segundo es frente a Ordóñez, quien evidentemente no ve bien que lo suceda un candidato tan liberal. Y el tercero, frente al uribismo, que ve en Perdomo la Fiscalía “perseguidora”, según ellos, de Eduardo Montealegre.

El nombre de Perdomo también generará una tensión inevitable en el Congreso, pero por otra razón: César Gaviria. El expresidente tendrá a dos de sus ahijados políticos en contienda. Por un lado está Fernando Carrillo, quien goza de gran prestigio como funcionario, es muy querido en el liberalismo y es viable en el Congreso. Carrillo es uno de los miembros más emblemáticos de lo que se conoció en su momento como el kínder del expresidente. Un grupo de jóvenes talentosos que se convirtieron en la guardia pretoriana de ese gobierno. Y por el otro, estará Perdomo, quien también es muy cercano y con quien Gaviria se quiere sacar una espina pues se sabe que le molestó que Santos no lo incluyera en la terna para fiscal. Si a eso se suma la presión de los conservadores para que no quede un candidato liberal, la pelea que se viene en el Congreso estará para alquilar balcón.

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