“Tengo optimismo, pero no desbordante”

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Juan Camilo Restrepo, jefe negociador del gobierno con el ELN, habla del primer ciclo de conversaciones que terminó en Quito, Ecuador. Reconoce que los avances son modestos, pero van en la ruta correcta.

Durante las pasadas cinco semanas las delegaciones del gobierno de Colombia y del ELN trabajaron intensamente en las afueras de Quito. De lunes a viernes, en la mañana, de manera conjunta; en las tardes cada delegación por aparte.

Ha sido un tiempo de construcción de confianza, de conocimiento mutuo, y, sobre todo, de encontrar un lenguaje común. Al igual que ocurrió hace cinco años, cuando comenzaban las negociaciones con las Farc, los arranques son un poco lentos, fríos y difíciles. Juan Camilo Restrepo sabe que la tarea es compleja, y no se hace falsas expectativas sobre la velocidad que tendrán los diálogos. Este es su balance.

Semana: ¿Se siente satisfecho con lo que se avanzó en este primer ciclo?

Juan Camilo Restrepo: Si tenemos en cuenta que el proceso con las Farc tomó casi cinco años y nosotros llevamos apenas cinco semanas, el balance es favorable.

Semana: ¿Qué clima se siente en la mesa?

J.C.R.: El diálogo ha sido cordial, teniendo por supuesto cada uno muy claras sus posiciones. Se ha organizado el trabajo en dos mesas, una sobre participación ciudadana y otra sobre dinámicas humanitarias.

Semana: ¿En qué avanzaron las mesas?

J.C.R.: Los avances concretos se dieron en las dinámicas humanitarias donde llegamos a dos acuerdos. El primero, un programa piloto de desminado humanitario. Los detalles técnicos de modo, tiempo y lugar tienen que definirse con las autoridades correspondientes en esta tarea, así como decidir cuál será el papel específico que cumplirá el ELN. Esto es muy importante porque implica un reconocimiento de parte de ellos de que han usado este tipo de artefactos.

Semana: ¿Y cuál es el segundo?

J.C.R.: El segundo es de inmensa importancia, acordamos una especie de prólogo filosófico y es que el derecho internacional humanitario (DIH) sea la guía que debe orientar los trabajos de esta mesa. En el caso del gobierno es obvio que el DIH es su marco de actuación porque desde 1992 este se incorporó a la Constitución y las leyes. Pero es muy trascendental que el ELN acepte ese principio desde ahora. Si son congruentes, eso debe tener consecuencias prácticas hacia adelante. Por ejemplo, el DIH proscribe el secuestro. Acciones terroristas como rodear de minas antipersonales los oleoductos que han sido dañados, que entre otras cosas son bienes civiles protegidos, también riñen con esos principios.

Semana: El ELN puso sobre esta mesa el tema de los asesinatos de líderes. ¿En qué quedó esa discusión?

J.C.R.: Tenemos diferencias. El ELN dice que lo que se está presentando en Colombia es un genocidio de Estado. Nosotros como gobierno no aceptamos ese calificativo. El gobierno no está promoviendo esos asesinatos. Por el contrario, le preocupan y se están tomando medidas para frenarlos. Ahora, a la luz de algunos informes muy serios como el que acaba de publicar la Defensoría del Pueblo y la ONU, se ha visto que la mayoría de estos asesinatos ocurren en zonas que han desocupado las Farc y a las que están cayendo como buitres otros grupos como las bacrim y el mismo ELN. A ellos se les ha ofrecido toda la información disponible para que esta discusión se dé con la mayor altura en la próxima ronda.

Semana: ¿Qué tan lejos está un cese del fuego bilateral?

J.C.R.: El gobierno visualiza el cese como un punto de llegada y no de partida. Se tienen que dar una serie de acciones para desescalar el conflicto y sacar a los civiles de la guerra. Esperamos que eso ocurra en el menor tiempo posible. En La Habana el cese del fuego tomó tres años. Nosotros aspiramos a tomarnos mucho menos tiempo para llegar a él, previo desescalamiento.

Semana: ¿Y la mesa de participación en qué avanzó?

J.C.R.: Allí no llegamos a acuerdos, pero hicimos avances. Se discutió con detalle cómo podrían ser unas primeras audiencias sobre los métodos de participación que se usarían una vez se abra la gran consulta que está prevista en la agenda pactada. En estas audiencias se escucharía a cerca de 80 estamentos que han sido postulados por las dos partes.

Semana: ¿Qué tanto inciden los hechos del conflicto, como los bombardeos o las emboscadas, en la mesa?

J.C.R.: Estas negociaciones se abrieron bajo el postulado de que se harán en medio del conflicto. Esa es la regla de juego mientras no se llegue al cese bilateral.

Semana: Ya está aprobada la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y también se pone en marcha la Comisión de la Verdad. ¿Cómo se van a engranar la mesa de Quito con la implementación del acuerdo de La Habana?

J.C.R.: Por el momento estamos discutiendo temas que son especiales del ELN. El gobierno reconoce que este es un grupo alzado en armas con autonomía, que no es un apéndice de las Farc. Ahora, cuando la negociación coja vuelo habrá que buscar sincronía en algunos puntos. El país no puede repetir una discusión que ya se ha dado en materia de justicia o de cultivos ilícitos o de participación en política. Pero ese momento no ha llegado.

Semana: ¿Siente usted que en la mesa está la totalidad del ELN?

J.C.R.: Ha habido avances porque llegaron delegados de frentes que no estaban representados en la mesa como el caso del frente de guerra Oriental, que es de los más recalcitrantes, y del frente Suroccidental. Sin embargo, hay un faltante que es la representatividad del Chocó. Nosotros le hemos pedido al ELN que convoque a alguien de este departamento porque allí se están presentando las mayores dificultades humanitarias. Hay desplazamientos de personas por la pugna entre actores, hay secuestros y se volvió a usar una palabra que en Colombia estaba en desuso: masacre.

Semana: ¿Llegará a la delegación del gobierno algún uribista? ¿O se reemplazará el cupo que tenía Cambio Radical?

J.C.R.: Le hemos insistido al expresidente Uribe que considere la posibilidad de nombrar un delegado suyo en estas negociaciones. Pero si no lo nombra, a pesar de que de eso se habló en la reunión que sostuvo él con el presidente Santos y con el Papa, pues yo de todos modos procuraré mantenerlo informado sobre los avances. Porque esto es algo claro y transparente. Igualmente, ojalá Cambio Radical nombre un nuevo delegado para la segunda ronda, ya que la renuncia de Germán Varón Cotrino no tuvo nada que ver con las negociaciones con el ELN.

Semana: Al presidente Santos le queda algo más de un año para terminar este proceso. ¿A este ritmo, alcanzará el tiempo para llegar a la firma de un acuerdo?

J.C.R.: Nosotros estamos negociando con intensidad, pero no a la loca. No vinimos a negociar cualquier cosa. Tenemos claras las líneas rojas, y en todo momento vamos a respetar el Estado de derecho. De cierta manera es el ELN quien tiene en sus manos la decisión y posibilidad de que este proceso avance. Ojalá el ELN tenga la sabiduría de entender que sea quien sea el sucesor de Santos será difícil que esté tan jugado con la paz como lo está el Presidente. Sería una torpeza dejar pasar el tren de la paz que tienen en frente. No es claro ni evidente que se pueda repetir.

Semana: ¿Hay actitudes autocríticas del ELN sobre actos de violencia cometidos por sus frentes?

J.C.R.: Ese es un acertijo. En las últimas semanas uno escucha de ellos en la mesa un lenguaje de paz. Pero los ecos que llegan de Colombia son de terrorismo, de matanza, y de agravios a la sociedad civil. Ojalá las voces que hoy son discordantes puedan ser una sola.

Semana: Usted fue muy severo al rechazar la declaración que hizo uno de los delegados, Alirio Sepúlveda, a través de un video…?

J.C.R.: Resultó ser un disparate que el personaje que llegó del frente Oriental se estrenara con un estridente video amenazando desde territorio ecuatoriano a las empresas legítimamente instaladas en Colombia. Ese video se conoció el día que estábamos firmando el acuerdo sobre el DIH. Los ecuatorianos les jalaron las orejas, pues estamos en su territorio para hablar de paz y no para hacer apología de la violencia. Total, ellos borraron el video. Comprendieron que así no es.

Semana: En Colombia hay indiferencia y hasta pesimismo con el proceso de Quito. ¿Hay razones para estar optimista?

J.C.R.: El final de esta ronda nos deja con optimismo, pero no desbordante. No hay que ser derrotista, pero hay que tener conciencia de que las posiciones son distantes y que hay temas muy difíciles. El país lo que tiene que saber es que aquí se negocia con seriedad, con la Constitución en la mano, para llegar a una paz completa.

Credito
EL NUEVO DÍA

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