La pelea por Bogotá ya empezó

Algunos de los candidatos que perdieron la contienda presidencial, junto a otros, quieren quedarse con el segundo cargo más codiciado del país. Así está el partidor.

Si algo quedó claro en la pasada jornada electoral, es que las grandes ciudades tienen cada vez más peso en el mapa electoral. El voto urbano, con diferencias entre regiones, se consolidó cada vez más con un sufragio independiente, poco guiado por las estructuras partidistas tradicionales, en el que la novedad y la ruptura con la política tradicional tienen un peso propio.

De todas, Bogotá se consolidó como la ciudad más rebelde. Sergio Fajardo, Antanas Mockus, Gustavo Petro y Claudia López sumaron un caudal electoral que confirmó que desde hace rato la capital no vota con las mismas lógicas nacionales: en 2016 ganó el Sí en el plebiscito, frente a la apretada victoria del No. En las elecciones parlamentarias, Mockus sacó más votos que el expresidente Álvaro Uribe y, el pasado 17 de junio, Petro se impuso sobre Iván Duque. Pero esto no es sorprendente si se sabe que desde 1995, cuando el candidato inscrito por firmas Antanas Mockus resultó electo a la Alcaldía, no ha llegado ninguna persona portando la bandera de los grandes partidos tradicionales.

De acuerdo con los resultados electorales, los expertos creen que los aspirantes más fuertes para llegar al Palacio Liévano serían los candidatos apoyados por la Alianza Verde, el Polo Democrático o la Colombia Humana.

Si bien estas fuerzas no son mayoría en el Senado, en el que tienen 27 de 108 curules, algunas de sus figuras como Petro, Iván Cepeda o Jorge Robledo van a tener protagonismo –y espacios– a través del control político beligerante que anunciaron contra las políticas de Iván Duque.

Por ahora, los verdes, que fue el partido que más votos sacó para Senado y el segundo en Cámara, se perfilan como la colectividad más fuerte para enfrentar los comicios por la Alcaldía, ya que cuentan con el apoyo de Fajardo, ganador en la primera vuelta presidencial en Bogotá con 1.240.799 votos, y con el liderazgo de Antanas Mockus, quien para el Congreso de la República tuvo más de medio millón de apoyos. Antonio Navarro Wolff es reconocido por ser un político moderno y haberse destacado como gobernador de Nariño y alcalde de Pasto, apoyó con firmeza a Fajardo hasta la primera vuelta y después, al igual que lo hizo Mockus, se entregó a la causa petrista.

Lo mismo hizo Claudia López, de quien se dice que desde hace rato quiere llegar a la Alcaldía. La senadora lidera la causa anticorrupción y es exponente típica de los nuevos valores electorales capitalinos: habla duro, es rebelde y no nació en una casa política. Su amor por la ciudad proviene de su formación inicial bajo la tutela de Enrique Peñalosa, a quien acompañó en su primer gobierno en el desarrollo de políticas sociales.

López y Navarro ya compitieron por la elección presidencial en una consulta-encuesta convocada por la Alianza Verde. Seguramente volverán a competir por el aval de este partido y buscarán, simultáneamente, el respaldo de Sergio Fajardo. Podrían contar también con el apoyo de Jorge Robledo, completando la alianza Colombia. No en vano, Fajardo dijo después de la primera vuelta que esta coalición jugará duro en las regionales y locales de 2019. Y Robledo, en su caso, no tiene alfiles conocidos.

Por el lado del petrismo y de la Colombia Humana también hay varias cartas. La principal es Ángela María Robledo, fórmula vicepresidencial de Petro y quien fue representante a la Cámara por Bogotá por la Alianza Verde. Haber hecho parte de ese partido anteriormente le permitiría llegar a un acuerdo con Navarro y Claudia para buscar una candidatura única de las fuerzas alternativas, que llegue, además, empujada por el petrismo. Pero esto está por verse.

Otro petrista que suena es el concejal Hollman Morris, quien dirigió el Canal Capital en la época de la Bogotá Humana. Sin embargo, varias fuentes le dijeron a SEMANA que en el primer anillo de seguridad del exalcalde tienen la preocupación de que Hollman es un candidato de izquierda radical, que podría representar resistencias entre algunos verdes, quienes hoy quieren ser los adalides del centro. Jorge Rojas, vocero de la campaña de Petro a la Presidencia, y María Mercedes Maldonado, quien fue su secretaria de Planeación, también se nombran entre el petrismo como opciones para competir por la Alcaldía.

Así como el centro y la izquierda tienen una fuerza importante en Bogotá, la derecha también tiene una base sólida, que sin dudas puede ponerla mano a mano en la contienda que se avecina.

Una de las candidaturas que más fuerza tiene, dentro del Centro Democrático, es la del exvicepresidente Francisco Santos, quien hizo parte de las elecciones de 2015. Además de ser un cachaco de pura cepa y estudioso de Bogotá, en ese partido se asegura que guardó un bajo perfil en las presidenciales para repetir en su intento por llegar al Palacio Liévano en 2019. Su campaña, de hace tres años, fue considerada seria, y en la próxima contaría con el músculo de su partido, que fue el segundo más votado en la capital para Senado y el primero para la Cámara de Representantes.

Sin embargo, Pacho la tendría difícil. Por un lado, porque en las elecciones presidenciales quedó claro que en la ciudad el uribismo no arrolla ni cala con la misma fuerza que lo hizo en otras ciudades. Y por otro, porque el presidente entrante y el uribismo, en general, respaldaron la candidatura –y la gestión– de Enrique Peñalosa.

El otro reto estratégico que podría tener Pacho es acercarse al centro para convocar un electorado independiente, que poco cuento le come a Uribe. El apoyo que por obvias razones le ha dado al movimiento Lgbti, que es muy fuerte en la ciudad, le puede ayudar.

En la competencia por Bogotá también suena Carlos Fernando Galán. El exsenador de Cambio Radical entró a la eventual lista por la Alcaldía cuando anunció que no se lanzaría de nuevo al Senado. Además, porque ya había hecho una campaña en Bogotá, cuando intentó ser alcalde en 2015.

En la pasada elección, Galán renunció a su curul y a su partido por no estar de acuerdo con la decisión de la bancada de apoyar a Iván Duque en segunda vuelta. Una decisión estratégica por varias razones. Primero, porque demostró coherencia política, al justificar esa decisión argumentando en una carta pública su “compromiso con las libertades individuales, que hoy en día no representa el uribismo”. Y segundo, porque se movió al centro y se alejó de Cambio Radical, un partido al que, en cabeza de Germán Vargas Lleras, le fue mal en Bogotá en las elecciones presidenciales.

De llegar a confirmar su candidatura, Galán no tendría un partido que lo apoye de manera oficial. Sus opciones serían irse por firmas o acompañar a su hermano Juan Manuel, en su intento por recuperar la personería jurídica del Nuevo Liberalismo, el partido de su padre.

Finalmente, sigue sonando el nombre de David Luna para la contienda por Bogotá. El exministro de las TIC también fue candidato en 2015 y salió con una buena imagen del ministerio hace poco. Quienes lo conocen saben que desde que comenzó su carrera como edil, hace 20 años, no ha dejado de pensar en la Alcaldía ni un minuto.

Luna es joven y conoce la ciudad. Sin embargo, su dificultad será política. En la última contienda se retiró del gobierno para apoyar a Vargas Lleras como presidenciable. Pero la capital asocia a Vargas Lleras con manzanilla, partidos y política tradicional, valores que hoy son negativos en el intento de ganarse a los electores. Cambio Radical, además, fue el principal promotor de la alcaldía de Peñalosa hace dos años y medio, lo cual podría representar una dificultad para Luna si busca llegar a la Alcaldía por esa colectividad. En ese contexto no se descarta, tampoco, que Luna se presente por firmas.

A menos de un año para que comiencen las campañas regionales, los posibles aspirantes a la Alcaldía de Bogotá quieren aprovechar las oportunidades que les dejaron las pasadas elecciones legislativas y presidenciales. A punta de cifras, también deberán tener claro que su gran reto es conquistar a una población que durante más de 20 años se ha identificado con las ideas alternativas, y que a la hora de votar, puede ser la ciudad más rebelde de Colombia.

Credito
BOGOTÁ

Comentarios