Ahora o nunca

El nuevo informe de la ONU modificó el pronóstico del cambio climático. Si antes la meta era no aumentar 2 grados centígrados, ahora es no pasar de 1,5. Las consecuencias, que parecían lejanas, están a la vuelta de la esquina. Los expertos explican por qué medio grado en la temperatura sí importa

Desde hace varias décadas los científicos han advertido sobre las consecuencias del calentamiento a nivel global, entre ellas el calor, las sequías, las inundaciones extremas y la pérdida de biodiversidad. Pero solo en 2015 llegó un punto de quiebre cuando 195 naciones reconocieron, por primera vez, que existían fuertes problemas derivados de la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Todos firmaron el Acuerdo de París, con el que se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2 grados centígrados, cifra que los científicos consideraban el límite para evitar que el planeta sufriera cambios drásticos e irreversibles. Sin embargo, en ese momento, como no podían predecir a qué ritmo aumentaría ni cuál sería su impacto, creían que había más tiempo. Pero esta semana un informe publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Ipcc) de las Naciones Unidas reveló que estos cambios están sucediendo más rápido de lo pensado y el panorama catastrófico se vislumbra no a cincuenta años, sino apenas a una década.

Llegar a 1,5 grados y no a 2 implicaría la extinción de cientos de especies, el deshielo del Ártico y el aumento del nivel del mar, entre otros factores fundamentales para la vida humana. Y el planeta ya va a más de medio camino hacia ese escenario. El informe demuestra que para 2018 el calentamiento global provocado por el hombre ha alcanzado un grado centígrado por encima de los niveles preindustriales (1850-1900). Solo entre 2006 y 2015 la actividad humana ha calentado al mundo en 0,87 grados centígrados.

Por eso, el trabajo da una última advertencia a la humanidad. Escrito por 91 investigadores de todo el mundo, resume los hallazgos de más de 6.000 estudios científicos diferentes y argumenta que las naciones deben dejar de usar los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, para evitar una catástrofe ecológica. Para 2020, como máximo, deberían empezar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para 2030 dejar de emitirlos totalmente. Para 2050 la meta es empezar a “sacar carbono de la atmósfera”, explica Brigitte Baptiste, bióloga y experta en temas ambientales y biodiversidad. “Para hacerlo, el planeta debe sembrar un área del tamaño de Australia”, agrega.

Reducir la meta del aumento del cambio climático a 1,5 grados, que los propios expertos definen como una modificación sin precedentes, llega en un momento político adverso. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, el segundo país más contaminante del mundo, se ha burlado muchas veces de la ciencia e incluso ha amenazado con retirarse del Acuerdo de París. Llamó la atención que no hizo ningún comentario sobre el informe ni cambió su idea de apoyar la industria del carbón de ese país. Rusia, India y China, otros grandes emisores, también se mantuvieron callados, y en Latinoamérica, Brasil, el séptimo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, está ad portas de elegir a Jair Bolsonaro, quien también planea retirarse del Acuerdo.

La mayoría de ellos no está conforme con la ruta a seguir porque implica un costo económico y político muy grande. En efecto, aceptar el pacto implicaría aplicar impuestos a las industrias emisoras de dióxido de carbono, invertir en energías limpias y reforestar las grandes extensiones de tierra. Sin embargo, “es poco probable” que esto suceda, añaden, pues las pérdidas para ese lado de la economía serían muy grandes. En parte, “esa es una de las razones por la que ha sido tan difícil dar la vuelta al cambio climático”, advierten los investigadores en el informe.

Esta comparación muestra dos escenarios hipotéticos: en el primero, el clima de la Tierra aumenta 1,5 grados; en el segundo, 2. Aunque para ambos las consecuencias resultan devastadoras, los expertos advierten que en el segundo el planeta entraría en un caos climático de efectos muy difíciles de predecir. Entre ellos, lluvias extremas, sequías o largas olas de calor que en 2018 ya han ocasionado grandes tragedias humanitarias. “Si se mantiene la meta de 2 grados, el océano Ártico podría desaparecer, igual que los corales, y esto es invaluable, pues son los grandes amortiguadores de la producción de dióxido de carbono en el océano”, afirma Jéfferson Galeano, experto en responsabilidad socioambiental.

Pero solo 1,5 grados produciría también consecuencias, aunque en un grado más leve. Por ejemplo, en el escenario de 1,5 el nivel del mar crecería 40 centímetros y no 50. La diferencia “puede no parecer mucha, pero a nivel mundial evitaría poner en riesgo de inundaciones graves a más de 10 millones de habitantes”, dice Galeano. Según el informe, en el primer escenario crecerían en 100 por ciento los riesgos de inundaciones en el mundo, y en el segundo, 170 por ciento. De ser así, en 20 años, el 9 por ciento de la población también estará expuesta a olas de calor extremas como las del pasado verano septentrional. Y las cifras de las especies afectadas alcanzaría al 18 por ciento de los insectos, el 16 por ciento de las plantas y el 8 por ciento de los vertebrados.

Para el caso de Colombia, los especialistas advierten que “es uno de los países con los retos más grandes”. No porque juegue un rol principal en las emisiones de gases de efecto invernadero, sino porque es “uno de los más biodiversos del mundo y tiene ecosistemas estratégicos”, dice Óscar Guevara, experto en adaptación al cambio climático del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Baptiste, por su parte, afirma que estos fenómenos pueden incluso provocar desplazamientos humanos drásticos en Colombia y el mundo. “Ya tenemos problemas en La Guajira, pero ¿qué va a pasar dentro de 15 o 20 años cuando sea inhabitable? Esto es muy delicado desde el punto de vista cultural y de la historia de sus pueblos. Estas migraciones van a crear conflictos muy delicados”, advierte.

El informe crea esperanzas, pues plantea evidencias científicas y soluciones muy concretas que algunos países ya han puesto en marcha. Pero científicos como Galeano aseguran que no sobrepasar el límite de los 1,5 grados implicará un reto complejo, pues además de la tensión política y económica, requiere transformar dinámicas de comportamiento social y hábitos marcados por más de 200 años. “Los retos están planteados para 2030 y 2050, y los cambios sociales de estructura requieren hasta cuatro generaciones para observar cambios reales”, explica.

La ONU publicó este documento a solo dos meses de la siguiente cumbre del clima que convocará a todos los países en Polonia, donde deberá aterrizar esta evidencia científica a sus políticas nacionales. Como se preguntó recientemente David Waskow, director de la Iniciativa Climática Internacional en el World Resources Institute: “¿Los líderes mundiales escucharán esta súplica?”.

Credito
EL NUEVO DÍA

Comentarios