¿Qué escenarios le quedan a la negociación de paz entre el Eln y el Gobierno?

- el nuevo día
Otro de los problemas con el Eln, a diferencia de las Farc, es que no tiene unidad de mando y en ese sentido no es tan fácil mantener un cese al fuego unilateral permanente o durante un periodo importante.

“Si el Ejército de Liberación Nacional (Eln) realmente quiere la paz, necesita mostrarle al país hechos concretos”, fue la frase con la que el presidente de la República, Iván Duque Márquez, no cerró del todo la puerta a una eventual negociación con este grupo armado, luego de tomar la decisión de levantar la mesa de diálogos de La Habana, Cuba, y quitar la suspensión de las órdenes de captura a los negociadores de paz de esa guerrilla, tras comprobarse su autoría en el atentado terrorista contra la Escuela de Cadetes Francisco de Paula Santander.

Sin embargo, esta posibilidad parece ser la más remota de todos los escenarios posibles. Desde el momento del anuncio de ruptura, la posición del presidente ha sido inquebrantable en que el Eln debe pagar ante la justicia por el hecho terrorista, desconociendo los protocolos pactados con los negociadores de esta guerrilla y pidiendo a Cuba su extradición al país.

Y esta postura parece que no va variar, al menos en un periodo cercano. Así lo confirmó el alto comisionado de paz, Miguel Ceballos, en una entrevista que le concedió a Colprensa en la que se le preguntó cuál es el mensaje del Gobierno para las víctimas del conflicto que siguen pidiendo la reanudación de los diálogos.

“Que desafortunadamente el Eln ha usado el proceso de paz para fortalecerse y cometer delitos como homicidio y secuestro. No hay nada que demuestre que el Eln en periodo de negociación de paz haya cesado en sus violaciones a los derechos humanos y eso lo tiene que tener claro Colombia”, dijo el comisionado.

El Gobierno además se mantiene en que el Eln entregue todos los secuestrados y cesen tanto el secuestro como cualquier otra actividad criminal, pese a que muchos consideran que esta es una postura radical que no tiene sentido, debido a que este el objetivo final de la negociación, y hacen un llamado a la flexibilización de ambas partes para salir del punto ciego.

Jorge Restrepo, director del Centro de Investigación sobre el Conflicto Armado, Cerac, dice al respecto que algunas exigencias del Gobierno son razonables y otras son muy difíciles de obtener antes de una negociación, porque son “tremendamente exigentes”.

Agrega que prácticamente lo que ha venido pidiendo la administración de Duque es que el Eln acabe con el conflicto y de esta manera los diálogos no tendrían sentido. Pero también agrega que el Eln, a diferencia de los demás grupos que han negociado procesos de paz con éxito en Colombia, se rehúsa a abandonar la práctica del secuestro y las acciones asociadas al terrorismo.

Aumentaron actividades ilegales

María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz, manifiesta que entiende a quienes desde hace mucho tiempo han dicho que bajo estas condiciones que plantea el Gobierno es imposible hacer una negociación, pero añade que a la actual administración no le queda otra alternativa, debido a que hay una situación creciente de actividades delictivas del Eln y pone de ejemplo el ataque a la escuela de cadetes.

En este sentido, añade la experta que las posibilidades para que se retomen las negociaciones entre el Gobierno y este grupo armado guerrillero son remotas, aunque hace énfasis en que siempre será mejor una salida negociada al conflicto. Llorente agrega que una de las razones para que el Eln no pueda dar una muestra de voluntad de paz contundente, como en su momento lo hicieron las Farc, es que no es un grupo cohesionado y tiene muchas divisiones internas.

“Recordemos que con las Farc se arrancó con un cese al fuego unilateral y cuando se dio ese paso hubo varios incidentes que originaron que las negociaciones estuvieran en circunstancias muy delicadas porque ese tipo de actos son cada vez más rechazados por la comunidad, que se une más en contra de la violencia y el terrorismo. Pero hoy realmente es muy difícil para el Gobierno poder tener unas condiciones más laxas a las que tuvieron las Farc”, agrega la analista.

Llorente añade que otro de los problemas con el Eln, a diferencia de las Farc, es que no tiene unidad de mando y en ese sentido no es tan fácil mantener un cese al fuego unilateral permanente o durante un periodo importante. Dice que en el caso de las Farc cuando decían que había un cese al fuego unilateral se cumplía y cuando manifestaban que lo suspendían, todas las tropas obedecían, mostrando que los negociadores tenían control de mando sobre la organización.

Sin voluntad del Gobierno y sin gestos del Eln

Manuel Salamanca, director del Instituto de Derechos Humanos y Construcción de Paz de la Pontificia Universidad Javeriana, asegura por su parte que tras lo sucedido, definitivamente, el Gobierno está en la potestad de decir si tiene o no una disposición de diálogo con el Eln. Pero añade que la única forma de que Duque ceda es si el Eln empieza a mostrar voluntad de paz con gestos verificables y de manera unilateral.

Sin embargo, el experto dice que ve lejana la posibilidad de un diálogo por la forma en la que el Eln ha procedido. Afirma que ha actuado de manera equivocada y condenable, pero advierte que la voluntad del actual Gobierno tampoco estuvo dispuesta en todo momento, en especial porque todos los acuerdos que se habían hecho venían del anterior mandato.

De acuerdo con el experto, lo más probable es que la opción del Gobierno sea recrudecer las acciones militares antes de sentarse a negociar, en especial después de lo que sucedió con el atentado terrorista que la guerrilla cometió en contra de la escuela de Policía, pero advierte que esta estrategia es difícil, no solamente porque no hay certeza del número de combatientes que tiene ese grupo armado, sino porque la forma de lucha del Eln hace que sea más complejo afectar su base militar.

“Yo creo que quienes piensan que la derrota específica del Eln es similar a la derrota de las Farc están muy equivocados porque son dos organizaciones muy distintas. Las Farc era un grupo político en armas que tenía el interés estratégico de tomar el poder nacional por esa vía. Pero este no es el objetivo estratégico del Eln. Ahí la pregunta que se debe hacer el Gobierno es cómo o cuál es la mejor táctica para derrotar el Eln”, señala Llorente.

Dice la directora de la Fundación Ideas para la Paz que el Gobierno debería más bien trabajar en los territorios con las poblaciones que son afectadas por el Eln y que tienen reclamos históricos con el Estado, pero al mismo tiempo evitar que cometa más actos terroristas como sucedió la semana pasada.

Diana Avellaneda, experta en conflicto armado, añade que las negociaciones de paz dependen casi en un 100% de la voluntad política, que no es mucha, según la analista. Sin embargo, agrega que Duque tiene a su favor que su mandato es legítimo, mientras que el Eln, finalmente, es un grupo que se encuentra en la ilegalidad y en ese sentido lo que todos esperan es que sea esta guerrilla muestre voluntad de paz.

“Yo creo que hay tres salidas. La primera, una potencial presión de la ciudadana; la segunda tiene que ver con muestras del Gobierno o con muestras del Eln; y la tercera, con muestras bilaterales de que efectivamente se quiere negociar, porque no es posible instalar un diálogo con quién no quiere o no le interesa. La acción de la ciudadanía es la que veo menos viable porque finalmente el Gobierno es autónomo en ese tipo de decisiones”, manifiesta Avellaneda.

Salamanca sostiene que también es indispensable que el Gobierno, como en todas las negociaciones, defina límites y responsabilidades políticas para saber hasta dónde va a ceder. “Yo creo que si los protocolos se respetan, se tendría un buen inicio para un eventual diálogo. Claro, no es momento en el que haya que hacer concesiones, pero es una forma de que el Eln pueda asumir alguna responsabilidad y haga gestos unilaterales”.

Credito
COLPRENSA

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