¿Estamos cerca de una huelga de ‘guayos caídos’?

Sería un hecho inédito. Por primera vez en la historia del fútbol colombiano, las canchas podrían quedarse solas, los guayos guardados en los casilleros y la pelota quieta.

Después de varias semanas de protesta simbólica, en la que los equipos, al comenzar los partidos, se lanzaban el balón de un lado al otro sin atacarse, los jugadores de fútbol profesional colombiano anunciaron esta semana su decisión de irse a un cese de actividades, ante la falta de respuesta a sus exigencias por parte de la Dimayor y la Federación Colombiana de Fútbol.

Aunque la fecha aún no está definida, los jugadores aseguran que la decisión está tomada, pues llevan varios años protestando sin ser atendidos. El Gobierno y los clubes advierten, por su parte, que un paro no le conviene a nadie.

¿Por qué llegaron las cosas hasta este punto y qué tan cerca estamos de que esta huelga de ‘guayos caídos’, sea una realidad? La Asociación de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro) agrupa a 1.140 futbolistas profesionales, más de los que juegan en la primera división del fútbol colombiano, pues de ella hacen parte también jugadores de la B y algunos que se encuentran en el exterior.

La lista de sus exigencias comienza con el calendario de competencias mismo. Buscan más periodos de descanso y recuperación y poder convenir horarios, intervalos y tiempo de descanso entre partidos.

Los jugadores se quejan de que algunos equipos que compiten en dos o más torneos han llegado incluso a jugar dos partidos el mismo día (aunque con diferentes planteles) o a jugar dos días seguidos o con un solo día de descanso de por medio, lo cual, según dicen, atenta no solo contra el bienestar de los jugadores sino con el buen desarrollo del juego.

Quieren también poder concertar el estatuto del jugador de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), el código disciplinario de la FCF, el número de entradas para partidos locales y de la Selección Colombia, la minuta única de contrato de trabajo obligatoria de la FCF y tener participación (en las ganancias) de los derechos de televisión y un partido de la Selección de mayores masculina, cuyos ingresos se destinen a Acolfutpro.

Además, se pide que la Liga Profesional Femenina tenga mucho más respaldo, que los futbolistas tengan una póliza de salud complementaria, tanto para ellos y sus familias, y que se adopten protocolos contra la discriminación, el acoso laboral y la violencia de género, a propósito de las denuncias en la Selección femenina Sub-17 y algunos otros más.

Los jugadores alegan que hay ejemplos en Colombia y el mundo que muestran que estas exigencias son viables. Tres equipos en Colombia (Nacional, Millonarios y Santa Fe) cuentan ya con la póliza de salud que buscan los jugadores; en Uruguay, la ‘Celeste’ hace un partido anual en beneficio de la Mutual uruguaya y en Argentina la organización que agrupa a los futbolistas cuenta con centros médicos especializados en los que los jugadores y sus familias pueden recibir atención médica.

 

La medición de fuerzas

Aunque las exigencias de Acolfutpro vienen de tiempo atrás, los dirigentes de los clubes no han aceptado a la organización como un representante legítimo de los jugadores, pues no tiene la condición de sindicato, como lo exige la ley en el caso de una negociación sindical.

Sin embargo, en 2007, la Organización Internacional del Trabajo le recomendó a Colombia que aceptara a Acolfutpro como representante de los jugadores, aunque no fuera un sindicato.

Esto ha llevado a que se reúnan Acolfutpro, la Dimayor, la Federación de Fútbol y representantes de algunos clubes, en busca de un acuerdo, pero no se han alcanzado resultados.

De ahí la convocatoria al cese de actividades de la cual aún no se conoce fecha de inicio.

Los jugadores alegan que de parte de algunos clubes hay “presiones, amenazas de despidos, vetos para volver a ser contratados y sanciones disciplinarias y económicas por parte de algunos directivos de los clubes como represalia”.

Los directivos del fútbol han advertido, por su parte, que a quienes más puede perjudicar una huelga es a los mismos jugadores.

“Cualquier conflicto no deja de generar preocupación, pero no hay motivo para un cese de actividades. Es un conflicto que se ha exagerado, de pronto se ha manejado por parte de ellos muy mal. Si se van a paro sería un error inmenso, inducirían a los jugadores a un error laboral de terribles consecuencias, ese es el peor camino”, manifestó Ramón Jesurún (presidente de la FCF) en diálogo con el programa radial Planeta Fútbol de Antena 2.

En este ha coincidido el Gobierno, que, sin tomar partido, busca evitar que se llegue a una huelga.

“Lo que me deja la experiencia es que cuando comienza un cese de actividades uno no sabe cómo puede terminar todo y cómo puede detenerlo. No es lo deseable para el país porque Colombia, el Gobierno, está interesado en que se pueda promover el Mundial acá y no nos conviene a ninguno tener este tipo de problemas”, manifestó el viceministro del Trabajo, Carlos Baena.

Por la cantidad de jugadores que agrupa Acolfutpro se puede calcular que un paro de jugadores sería extendido e incluiría a los llamados “equipos grandes”.

“Esto no es solo de Atlético Nacional, es de todos los clubes, tanto equipos de la A como de la B. Estamos todos de acuerdo”, manifestó Daniel Bocanegra, uno de los capitanes de Atlético Nacional.

“Acá no hay necesidad de nada, es un club modelo, pero no todos los jugadores estamos en Junior. Es complicado y a veces hay que ponerse en la piel de otros colegas, hay que tener solidaridad. Queremos lo mejor para el fútbol colombiano, lo ideal es el diálogo”, agregó, por su parte, Sebastián Viera, portero uruguayo al servicio de Junior.

Este lunes está prevista una nueva reunión en la que el Ministerio del Trabajo busca mediar entre las partes. Sin embargo, la respuesta de la Dimayor fue pedirle al viceministro Baena que se declare impedido por, supuestamente, haber favorecido en sus declaraciones a los jugadores.

Aún no es claro si la reunión se llegue a dar. Podría ser la última oportunidad para evitar el paro.

“La mayor dificultad es que ellos no quieren compartir ni un ápice de las determinaciones que toman sobre el fútbol colombiano. Es una resistencia al cambio, a abrir espacios a otros actores dentro del espectáculo del fútbol como se hace en otros países”, asegura el presidente de Acolfutpro, Carlos González Puche.

 

Las exigencias de Acolfutpro

1. El calendario de las competencias profesionales, periodos de descanso y recuperación.

2. Concertar el estatuto del jugador de la FCF.

3. Concertar el código disciplinario de la FCF.

4. Concertar la minuta única de contrato de trabajo obligatoria de la FCF.

5. Torneo profesional de fútbol femenino de calidad.

6. Pólizas complementarias de salud.

7. Horarios, intervalos y tiempo de descanso entre partidos.

8. Partido anual de la selección Colombia de mayores en favor de Acolfutpro.

9. Participación sobre derechos de televisión.

10. Dos reuniones anuales de Acolfutpro con los(as) futbolistas de las selecciones Colombia femenina y masculina en el lugar de concentración.

11. Concertación del número de entradas para los partidos de los torneos locales y las selecciones Colombia.

12. Adopción de protocolos contentivos de las políticas contra la discriminación, el acoso laboral y la violencia de género.

Credito
COLPRENSA

Comentarios