Asesino de colombianos en Miami denunció "brujería" antes de matar a seis vecinos

AFP - EL NUEVO DÍA
El hombre que disparó contra seis vecinos hasta morir a manos de la policía el sábado en un edificio de Miami, había llamado al teléfono de emergencia 911 para decir que era víctima de una brujería, se escucha en la grabación divulgada.

"Me están queriendo hacer brujería", dijo en español Pedro Vargas, en una llamada de unos 12 minutos al teléfono 911 realizada el viernes en la tarde, pocas horas antes de empezar un tiroteo que dejó otras seis personas muertas en el edificio residencial de Hialeah.

La grabación de esta llamada fue divulgada por el Departamento de la Policía de Hialeah, ciudad latina conocida como el corazón del exilio cubano en Estados Unidos, cercana al aeropuerto internacional de Miami.

"Me siento amenazado y estoy siendo víctima de brujería", se escucha decir en otra parte de la conversación al hombre. Poco después toma el teléfono su madre, una señora de 89 años, que le pide a la recepcionista no enviar a la policía porque su hijo, indicó, estaba teniendo un episodio nervioso.

La recepcionista le preguntó a la anciana si se sentía en peligro, a lo que ella responde que no, pero en un tono muy confuso se le escucha decir que ella deseaba que su hijo tomara una cita con un psiaquiatra.

Pedro Vargas, cubano de 42 años, nacionalizado estadounidense, acusó a un abogado de apellido Castillo del supuesto trabajo de brujería y pidió a la recepcionista de su llamada de emergencia que anotara el número de patente de un automóvil sospechoso que veía a través de la ventana de su apartamento.

Vargas habría iniciado un incendio de dinero en su apartamento, según indicaron fuentes policiales y cuando los administradores del edificio tocaron a su puerta para insistirle que salieran de alli y llamaran a los bomberos, el hombre empezó a disparar.

Vargas, diseñador gráfico de profesión y despedido de varios trabajos desde 2008 por conductas "impropias" con sus superiores, mató a una pareja colombiana que administraba el edificio, así como cuatro personas inocentes, todas de origen latino.

El hombre había adquirido el arma de forma legal y contaba con licencia vigente para portarla libremente.

Credito
AFP

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