¿Qué pasa con la Teófilo, división, estrategia o torpeza?

 COLPRENSA – EL NUEVO DÍA
Analistas coinciden que asesinar a Álvaro Uribe Vélez lo convertiría en superhéroe nacional.

El optimismo generado por la firma de un segundo acuerdo entre el Gobierno nacional y la guerrilla de las FARC, el pasado miércoles 6 de noviembre, se vio opacado una semana más tarde con el anuncio del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, acerca de que la columna móvil Teófilo Forero, de esa guerrilla, estaría estructurando un plan para asesinar al expresidente Álvaro Uribe; al fiscal General, Eduardo Montealegre, y al exvicepresidente Francisco Santos, entre otras personalidades.

Esas amenazas ‘borraron con el codo lo hecho a mano’ sobre la posibilidad de hacer política en Colombia sin temor a ser asesinado por pensar diferente.

Aún no se conoce pronunciamiento de las FARC desde Cuba sobre ese episodio, mientras el jefe de la delegación de paz del Gobierno, Humberto de la Calle, abrió la puerta hasta para un fin del proceso, en caso de que se compruebe que sean planes que las FARC elaboran en Colombia, mientras en Cuba hablan de acabar la guerra.

Incluso un entusiasta del proceso de diálogo, el presidente del Senado, Juan Fernando Cristo, reclamó de la guerrilla claridad en cuanto a su responsabilidad en estas afirmaciones: “De ser cierto, sería muy grave para el proceso de paz”.

La suma de esos hechos deja en el ambiente serias dudas acerca de qué es lo que realmente quieren las FARC, si es acaso este proceder una estrategia, un error absurdo en contra del proceso, o acaso una división interior.

Esta última estaría produciéndose entre el ala política, que iría de la mano de los voceros en Cuba; y el ala militar, que estaría representada por la Teófilo Forero y su cabecilla, Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, alias ‘El Paisa’, de quien se ha dicho es el sucesor de Jorge Briceño, alias ‘Mono Jojoy’.

En una vía paralela por la que estaría transitando la ‘Teófilo’ iría el frente 29, pues en una página web firmada como de las FARC-EP ratificó el secuestro como arma de guerra. “Aquí verían llegar numerosas navidades, hasta que nos cansáramos de la alharaca de la prensa sobre sus derechos humanos y su drama personal”, señaló la cúpula del frente 29 en referencia a la eventual captura de coroneles o generales, lo que constituiría una clara desobediencia a la disposición del Secretariado de no continuar con esa práctica.

Uno de los primeros en salir al paso a las versiones que dan cuenta de resquebrajamientos en las filas de las FARC fue el propio presidente de la República, Juan Manuel Santos, quien manifestó que las últimas amenazas de las FARC no implican que este grupo guerrillero esté desmembrado.

“El secretariado está unido, eso nos lo han dicho de forma reiterada; la prueba es que cuando ellos decretaron el cese unilateral del fuego, todos los frentes lo respetaron”, puntualizó Juan Manuel Santos, para quien las versiones que le apuntan a lo contrario hacen parte de “la propaganda negra que algunos buscan proliferar”.

¿Qué están buscando?

Una visión diametralmente distinta a la de Santos tiene el profesor de la Universidad Externado de Colombia y experto en temas de seguridad y defensa Jairo Libreros, quien por los hechos que se han venido presentando evidencia una clara fragmentación en las filas guerrilleras, al punto de atreverse a calcular que, en caso de firmarse un acuerdo de paz en La Habana, el indicador de combatientes de la guerrilla que se mantendría en armas, desconociendo a ‘Timochenko’ y su corte, estaría entre el 30 y el 35 por ciento; es decir, unos dos mil o dos mil 500 insurgentes.

Sin embargo, al respecto señala el analista que “este es un promedio bajo, si se comparan la cifras de otros conflictos, en los que por lo general, tras lograr acuerdos, se conserva en armas un 40 o 45 por ciento de los combatientes”.

Para Libreros, el plan develado por el Gobierno confirma que las FARC durante los últimos dos años perdieron un porcentaje muy importante de homogeneidad, en el sentido de que no todos los frentes y bloques siguen las orientaciones del secretariado o de ‘Timochenko’.

Esa es la experiencia que arrojan las negociaciones de conflictos internos en otros países donde las rupturas nunca han faltado, y que para el caso colombiano estaría presentándose con miembros del Bloque Sur, de la ‘Teófilo Forero’, lo mismo que un sector de la columna ‘Antonio Nariño’, que opera en el sur de Bogotá y Cundinamarca, y un par de frentes más que no querrían ni la firma de la paz ni la desmovilización.

Los motivos que impulsarían esa división serían, precisamente, el motor del conflicto actual: el narcotráfico, el contrabando y el secuestro.

Más preocupante es que reductos como la ‘Teófilo’ parecieran tener la capacidad para desestabilizar al Estado y la sociedad civil. No en vano este sector de las FARC, que, en criterio, del analista León Valencia podría estar integrado por unos 300 militantes, tuvo la capacidad de acometer acciones milimétricas, cuyas consecuencias generaron impacto y terror (atentados al club El Nogal y en la Zona Rosa de Bogotá, Casa-Bomba en Neiva, masacres de concejales de Puerto Rico (Caquetá), y de Rivera (Huila), y asesinato de Liliana Gaviria).

El poder de este ‘comando élite’ lo da el dinero producto del tráfico de drogas y su eliminación por parte de las autoridades se ha hecho tan difícil debido a que son un cuerpo que no tiene territorio fijo. No en vano han sido tan repetidos los esfuerzos del Estado por encontrar a ‘El Paisa’, tras de quien pusieron cerca de 10 mil hombres, integrantes de la Fuerza de Tarea Júpiter, además de ofrecer una jugosa recompensa de mil 300 millones por su cabeza.

“El tema grave en lo militar lo representa la columna Teófilo Forero, pues es muy fuerte. Lo anterior podría hacerle pensar que está en capacidad de tener mejores condiciones a la hora de una negociación”, señala Libreros sin titubear.

De esta manera, más que una división lo que se estaría gestando es una guerra por el “negocio” de las sustancias ilegales. “Creo que hay un sector que no está de acuerdo con los términos de la negociación, que considera que el contrabando y el narcotráfico les pueden dar todavía cierto nivel de libertad”, afirma Libreros.

Amanecerá y…

“En las FARC no hay división”, señala tajantemente Alfredo Rangel, para quien los planes de acabar con la vida de altos funcionarios son fraguados desde el propio Secretariado.

“Siempre han actuado con hipocresía y cinismo”, dice el analista, haciendo hincapié en que hasta el momento las FARC han logrado todo tipo de réditos y ganancias en los diálogos de paz, por lo que “no es posible afirmar que exista un motivo para que algunos frentes o bloques no estuvieran de acuerdo con las conversaciones”.

“Acá no hay unas FARC buenas y unas malas. Hay una única línea política y militar a nivel nacional, que es clara en cuanto a ejecutar dobles actuaciones: dialogar por la paz y seguir asesinado”, señala Rangel en claro reproche a que se negocie en medio del conflicto, pues esto permite que se consideren como válidos ataques a la infraestructura y como no válidos actos como los que se estarían fraguando contra Uribe, siendo ambos reprochables.

“Dialogar en medio del conflicto, de la violencia y del terrorismo es la receta para el fracaso”, puntualiza Rangel. Así que vuelve a exigir el cese unilateral, total e incondicional de la violencia por parte de la guerrilla.

No hay división 


“En las FARC no hay división”, señala tajantemente Alfredo Rangel, para quien los planes de acabar con la vida de altos funcionarios son fraguados desde el propio Secretariado. 

“Siempre han actuado con hipocresía y cinismo”, dice el analista, haciendo hincapié en que hasta el momento las FARC han logrado todo tipo de réditos y ganancias en los diálogos de paz, por lo que “no es posible afirmar que exista un motivo para que algunos frentes o bloques no estuvieran de acuerdo con las conversaciones”. 

“Acá no hay unas FARC buenas y unas malas. Hay una única línea política y militar a nivel nacional, que es clara en cuanto a ejecutar dobles actuaciones: dialogar por la paz y seguir asesinado”, señala Rangel en claro reproche a que se negocie en medio del conflicto, pues esto permite que se consideren como válidos ataques a la infraestructura y como no válidos actos como los que se estarían fraguando contra Uribe, siendo ambos reprochables. 

“Dialogar en medio del conflicto, de la violencia y del terrorismo es la receta para el fracaso”, puntualiza Rangel. Así que vuelve a exigir el cese unilateral, total e incondicional de la violencia por parte de la guerrilla.

Credito
COLPRENSA

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