“Nuestros lectores leen más que en el resto de Latinoamérica”

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Ese es el diagnóstico que destaca la jefe de cartera, ahora que empieza a hacer balances al acercarse el final del actual Gobierno.

Que un ministerio logre un incremento del 92 por ciento en el presupuesto destinado para su cartera no es fácil, pero tener metas claras y experiencia en el sector, se lo permitió a la ministra de Cultura, Mariana Garcés.

Un foco en el que se reunieron objetivos propuestos por este ministerio es ‘Infraestructura cultural’, programa que permitirá, tras su culminación, el acceso de niños y niñas a 101 bibliotecas públicas y a bienes de interés cultural en distintos puntos del territorio nacional.

En entrevista con Colprensa, cuenta también sobre su percepción de que sí están mejorando los índices de lectura en Colombia.

COLPRENSA: ¿En qué consiste el programa de ‘Infraestructura cultural’?

MARIANA GARCÉS CÓRDOBA: Creemos que parte del ejercicio desde el Ministerio es mejorar las condiciones físicas de aquellos espacios donde se llevan a cabo desarrollos culturales; a esos espacios que tienen unas condiciones específicas les llamamos de ‘Infraestructura cultural’, que abordan tres campos: la construcción de infraestructura, como teatros, bibliotecas, centros culturales, salones de danza y espacios públicos; ‘Espacios de vida’, para rehabilitar y dotar los espacios culturales afectados por la ola invernal, e intervención de patrimonio cultural.

C: ¿Cuál es la importancia de mejorar esos espacios?

MGC: Por ejemplo hay un lugar en Barranquilla llamado San Nicolás de Tolentino, donde antes había una concentración de vendedores ambulantes y estaba estéticamente deteriorado; al recuperar esa gran plaza se recobra un espacio para el ciudadano, para el centro histórico y esa es una intervención de la mayor importancia estética para el disfrute del cotidiano barranquillero.

C: ¿Cómo se articula el Gobierno con las regiones para tomar la decisión de intervenir o no determinados espacios?

MGC: Tenemos una serie de herramientas que están consignadas en la Ley 1185, que son los planes especiales de manejo y protección (Pemp). Es una labor articulada entre alcaldías, oficinas de planeación y nosotros, que somos facilitadores y que hacemos un acompañamiento.

C: En este gobierno el Ministerio logró duplicar el número de bibliotecas construidas. ¿Cómo están seleccionando los municipios beneficiarios?

MGC: A través de una matriz del Ministerio que cruza los índices de pobreza, la cantidad de población, la cantidad de niños y siempre son para municipios de categoría Cinco y Seis (los más pequeños). Se valora sobre todo si el alcalde ha buscado el apoyo del Ministerio, a través de la oferta institucional.

En ese caso él debe aportar un lote de determinado tamaño, habilitado con servicios públicos, y el Ministerio construye en el lugar y lo incluye en la red de bibliotecas públicas. Así llegan beneficios, como capacitaciones e innovación tecnológica, para volver a los habitantes buenos lectores.

C: ¿A qué territorios ha llegado el Ministerio de Cultura con esta estrategia?

MGC: Hemos llegado a territorios donde nunca antes había tenido presencia el Estado. Como Puerto Leguízamo (Putumayo), las zonas más complejas de Santander, y la Costa Caribe, donde los temas de contrabando son complicados. La geografía es amplia y lo que hemos hecho en estos cuatro años es mejorar la cobertura.

C: El presidente Santos ha destacado la innovación tecnológica en este programa. ¿Cuáles han sido esos avances y cómo se relacionan con la lectura?

MGC: Lo que pretendemos es que Colombia se convierta en un país lector, sin que necesariamente estemos pegados a una plataforma.

Tenemos claro que los estudios internacionales dicen que los niños entre los cero y los siete años adquieren sus hábitos lectores y tenemos claro que eso se logra en papel, por eso hemos hecho un esfuerzo enorme en dotar a las bibliotecas públicas de colecciones para la primera infancia.

También sabemos que un niño que es lector hace el tránsito hacia la tecnología de una manera más fácil y más amigable. Por eso estamos dotando todas las bibliotecas públicas con computadores y con obras que puedan garantizar el servicio de Internet, creciendo el ancho de banda.

C: ¿De dónde vienen los recursos para ello?

MGC: Hemos buscado recursos de cooperación internacional; obtuvimos tres millones 200 mil dólares de Bill & Melinda Gates Foundation, que seleccionó 26 bibliotecas en plan piloto, entendiendo que debemos formar en tecnología a los bibliotecarios y otras personas que prestan los servicios.

Pero si no existiese este apoyo, el proyecto seguiría siendo sostenible, ya que se fortalece con recursos de 25 mil millones de pesos anuales, que provienen del impuesto del IVA a la telefonía móvil celular. Esta es la manera en que el Estado puede garantizar que ese proceso continúa.

C: ¿Cuál es el costo de cada biblioteca?

MGC: La biblioteca modelo que desarrolla el Ministerio es modular y su construcción acarrea un costo de entre 500 millones y 600 millones de pesos. Los procesos de formación adicionales se financian con un rubro destinado a este propósito.

Expectativas lectoras

C: Los estudios habitualmente revelan que en Colombia hay bajos índices de lectura. ¿La ampliación de la cobertura de bibliotecas mejorará estos resultados?

MGC: Un estudio piloto de Fundalectura demuestra que los niños están leyendo cada vez más. Depende de como uno lo mire, lo primero que hay que entender es que la encuesta del Dane contempla a niños de 12 años en adelante, es decir, los niños de cero a 12 años no hacen parte del estudio.

Hay que mirar el instrumento de medición, porque los niños tienen otras maneras de leer que no necesariamente están vinculadas al libro. Los estudios arrojan que los colombianos leemos dos libros al año por habitante, lo que sigue siendo muy bajo, pero todo depende de cómo los países muestren sus cifras, porque tenemos un dato muy alentador: de aquellos colombianos que dicen tener el hábito de leer, lo hacen en promedio con 4.3 libros al año por habitante, un número enorme frente al de América Latina en su conjunto, donde el promedio es 3.3.

Las apuestas desde el Gobierno nacional han sido muy fuertes pero eso no puede ser una política de gobierno, para que un país sea lector tiene que ser una política de estado.

Credito
COLPRENSA

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