Venezolanos emprenden en la Musical para sobrevivir

JORGE CUÉLLAR - EL NUEVO DÍA
Variedad de productos y servicios son lo que la comunidad venezolana que reside en Ibagué emprendió como forma de rebusque y para entrar al mundo laboral, acciones que de manera formal o informal proveen de recursos a sus familias y refuerzan el comercio de la ciudad.

Según cifras estimadas de Migración Colombia a corte del 31 de diciembre de 2018, más de tres mil venezolanos se encontraban en el departamento, donde un gran porcentaje lo hacía de manera irregular, siendo municipios como Ibagué, Melgar y Espinal, los que mayor número de ciudadanos del país vecino albergan.

Cifras que Jaime Quintero, coordinador del Centro Facilitador de Ibagué de Migración Colombia, sostiene van en aumento y de las que no se tiene un registro completo debido a las condiciones por las que ingresa esta población al país, muchos de los cuales simplemente traspasan los límites de movilidad autorizada.

Quintero sostiene que en los 47 municipios del departamento, se encuentra por lo menos un venezolano, lo que se logra medir por los Permisos Especiales de Permanencia, PEP, que otorga esta entidad, pero que son un pequeño reflejo de las personas que llegan e incurren en diferentes actividades, pues no todos se registran y en su mayoría quienes pisan suelo colombiano no cuentan ni siquiera con un pasaporte.

Por eso es común que la ciudadanía recorriendo importantes vías o adquiriendo productos en diferentes establecimientos, se encuentre con un venezolano que vio como recurso emplearse en locales comerciales o por el contrario emprender con puestos de comercio formal y ambulante con toda clase de servicios que funcionan como sustento para sus familias sin importar si residen junto a ellos o por el contrario se quedaron en Venezuela afrontando la difícil situación en la que la mayoría concluye los hizo buscar nuevos rumbos.

 

Nuevos retos en un país lejano

María del Carmen Becerra, es una de las tantas personas que encontró refugio en la Musical y quien con un carro pequeño de tintos recorre el centro de la ciudad ofreciendo el producto, pese a la gran competencia que existe en esta plaza, con 21 años y junto a su pequeño hijo de dos años y su esposo, se radicó en la ciudad hace cinco meses, luego de que la empresa en la que ambos laboran en el estado de Barinas se fuera a la quiebra por la crisis; pese a la situación su optimismo es constante, no desfallece y por el contrario planea emprender y buscar otra forma de sustento.

“Yo en Venezuela trabajaba administrando un taller de autos, pero nos tocó cerrar porque nosotros comprábamos los repuestos en España, con euros, y allá todos los días sube todo y no nos daba para lo que necesitábamos, fuimos seis personas que inmediatamente nos quedamos sin trabajo”, indicó Becerra.

Su trabajo no lo eligió, pero fue la única opción, el permiso especial de permanencia aún no se lo otorgan, por lo que espera que la Administración desarrolle nuevamente un censo para iniciar trámites, mientras tanto, lleva a su hija a una guardería del Bienestar Familiar, sale de su casa en el barrio La Pola e inicia labores, mismo proceso que hace su esposo, quien cuenta con dicho permiso y fue contratado en una empresa de compañía celular.

Orlando Cicalé, por su parte, proviene del estado Trujillo, hace 4 meses llegó a la ciudad; sin embargo, desde el primer momento ya sabía qué venía a hacer, su cuñada quien ya estaba hace siete meses en Ibagué, tenía todo organizado, les habló del ambiente, clima y calidez de los ibaguereños y buscó un pequeño puesto de comidas rápidas en arriendo, que ayuda en la economía de Cicalé y los otros cuatro miembros de su hogar.

En Venezuela, la compra y venta de carros era su fuerte; sin embargo, al país llegó a hacer lo que él mismo cuenta le gustaba realizar en su casa y que ahora es lo que provee recursos para su hogar, preparar alimentos y ofrecerlos a cientos de transeúntes que recorren la calle 17, cerca a la iglesia San Roque.

“Yo llegue fijo aquí, yo lo que hago ahora lo hacía en mi casa, no para vender, pero igual me siento cómodo (...) Esta es mi primera vez en Colombia, no había venido a otra cosa, llegaba a Cúcuta, pero es la primera vez que trabajo y estoy experimentando cosas nuevas”, sostiene este hombre, quien con resignación también señala perdió algunas comodidades de las que venía acostumbrado.

 

Con espíritu emprendedor

Contrario a la situación de muchos y pese a que asegura que las formas de subsistir en Venezuela son difíciles por el incremento del valor de los productos en su país, sobrevivir, aunque complicado, era un tema llevadero para Ernesto Serrano, su esposa y sus dos hijas; sin embargo, la situación se agudizó cuando las olas de inseguridad y el tener ciertos privilegios, se convirtieron en un dolor de cabeza, pues los hechos delictivos se volvieron en pan de cada día, situación por la que este hombre decidió adoptar un nuevo lugar que le diera tranquilidad.

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Sus raíces tolimenses por cuenta de su madre, lo hicieron adoptar a Ibagué como su hogar, por eso, esperar ayuda no era una opción, desde su llegada su meta fue emprender y con todo su conocimiento en barbería y pese a las voces de algunos que decían que no era un negocio próspero, decidió poner una silla, un espejo y ganarse el aprecio y confianza de sus clientes, que día a día se fueron sumando y que hoy le permiten darse el lujo de contar con dos prósperos locales en la calle 10, que son sustento para su hogar y le permiten ayudar a compatriotas que se encuentran en difícil situación.

“Monté una barbería porque tengo 30 años ejerciendo esta profesión y es lo que he hecho en mi vida en Venezuela, este fue la primera barbería que tuvo la calle 10, La barbería Nueva York, tuve la oportunidad de elegir un local que nadie quería tomar porque eran muy difíciles las condiciones para un comercio y a mí se me dieron las cosas. La situación por la que llegamos a Colombia es porque todo empezó a escasear, pero lo más importante era nuestra seguridad y eso no tiene precio, aquí es más cómodo para vivir”, sostuvo Serrano.

La situación de este ahora fuerte comerciante, no es ajena para muchos de los venezolanos que decidieron pisar la capital, muchos aunque cambiaron el rumbo de sus vidas, buscan proyectos formales e informales que den un sustento a sus familias y que no incurran en un hecho delictivo, pese al estigma que se desata por el actuar de unos pocos.

 

Esperanza de un pronto retorno

‘Volver tan pronto se mejore la situación’, es la frase con la que en su mayoría esta comunidad expresa el deseo de pisar suelo venezolano, muchos llevan años sin ver a los suyos, hijos, padres, hermanos y amigos, por lo que es común que se remuevan fibras y llegue el sentimiento.

Algunos solo esperan traerlos a Colombia para cambiar sus condiciones y sentir la compañía y otros más, solo esperan volver a la vida que tenían y no venir a pasar las necesidades que aseguran afrontan al llegar a un país nuevo y desconocido del que también son conscientes afronta grandes necesidades.

“Lo digo por todos los venezolanos, ojalá no esté equivocado, pero al cambiar la situación en Venezuela, no va a quedar un solo venezolano en Colombia, porque es lo que queremos, estar allá otra vez”, es lo que indica uno de los tres mil venezolanos que residen actualmente en el Tolima.

Sin embargo, todos agradecen las oportunidades y destacan el buen trato de los ibaguereños, si bien señalan que algunas personas juzgan y señalan, en su mayoría han tocado suelo tolimense gracias a un conocido, amigo o familiar que les tendió la mano en la ciudad, algunos se tomaron ocho días para llegar pidiendo ayuda de conductores de camión y otros más tomaron un bus con rumbo fijo y con metas claras.

“Las amistades son perlas que se cultivan en nuestro corazón” es lo que relee Yéssica Romero Chacón, en un pequeño letrero en su cuarto, quien con una sonrisa espontánea y con sentimiento señala que haber encontrado amigos en Venezuela y en Colombia le deja recuerdos inolvidables y le ayuda a afrontar situaciones difíciles.

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Dato

Según una cifra estimada de Migración Colombia más de un millón 174 mil venezolanos se encuentran en el país, el Tolima supera los tres mil, número que aumenta y del que no se tiene una evolución exacta. 

 

Dato

Departamentos como Norte de  Santander , Guajira, Atlántico, Antioquia, así como Bogotá, son los lugares que mayor número de venezolanos alberga, según Migración Colombia. 

 

Dato

En el Tolima 3.461 venezolanos cuentan con el Permiso Especial de Permanencia, PEP, el cual le otorga beneficios laborales y de salud a la comunidad, además, permite preservar el orden interno y social del país. 

Credito
CAMILA VÁSQUEZ

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