El que hacer literario de Vargas Llosa

Colprensa - EL NUEVO DÍA
Una conversación que nadie quería perderse y en la que el Nobel peruano Mario Vargas Llosa ha revelado que descubrió la fuerza de la literatura latinoamericana durante los años en que vivió en París

El auditorio de Corferias sólo puede albergar un poco más de 300 personas, pero gracias a la televisión, todo aquel que contara con la señal de Canal Capital pudo disfrutar de la conversación de Mario Vargas Llosa, dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

El encuentro fue con el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, y aunque la cita era a las 6 de la tarde, desde cuatro horas antes ya se veían personas haciendo fila para lograr un lugar y no perderse detalle alguno del diálogo.

Durante 90 minutos, muy atentos, disfrutaron de las reflexiones y anécdotas cargadas de humor del Nobel de Literatura que contó los entretelones de lo que ha sido su producción literaria a lo largo de más de cinco décadas.

Qué mejor forma de comenzar este diálogo que recordando lo que fue la publicación de La ciudad y los perros’, en la década de los sesenta, y que para muchos es la carta de presentación del ‘Boom Latinoamericano’ ante el mundo.

“Llevaba varios años en Europa y mi recuerdo del Perú era un páramo donde habían libreros que editaban libros pagados por los propios escritores. En América Latina no nos conocíamos entre sí, sólo llegaban noticias de Argentina y México, y en mi caso, descubrí a Alejo Carpentier leyendo un revista francesa, así como a Gabriel García Márquez que lo conocí cuando yo en Francia hacía notas sobre América Latina, y me llegó un libro en francés “El coronel no tiene quien le escriba”, una pequeña obra maravillosa, donde nada sobraba nada faltaba”, comentó Vargas Llosa.

Un recorrido por la historia literaria y cómo en 1963 Jorge Luis Borges se convirtió en toda una revelación para los franceses, “les sorprendía ver cómo un hombre que venía de América Latina, de la barbarie, podía hablar sobre Shakespeare. Deslumbró a Francia”.

Y agregó: “El paso de Borges por Francia hizo que las más prestigiosas revistas le dedicaran publicaciones y lo editaron a él y empezaron a traducir otras obras de escritores de América Latina. El fenómeno se proyecta por América latina, porque los latinoamericanos no leíamos a los latinoamericanos, desconfiábamos de nosotros mismos.

“En Europa se constituyó una comunidad de escritores que además de la problemática, teníamos una literatura que se parecía, lo que fue una experiencia maravillosa. “Nos conocíamos, nos leímos, nos admirábamos, una fraternidad por años hermosa”.

El escritor peruano Mario Vargas Llosa agradeció este miércoles a un lector que interrumpió un conversatorio que sostenía en Bogotá y que, tras interpelarlo, rompió uno de sus libros, deseándole una larga vida y comparándolo con un personaje de sus novelas.

“Le agradezco sinceramente, ustedes no saben lo aburridas que pueden ser estar charlas”, dijo el premio Nobel de Literatura 2010, luego que un hombre interrumpiera un diálogo que sostenía con el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), para preguntarle cuál era su relación con el expresidente de Colombia Álvaro Uribe (2002-2010).

Sin responder a la pregunta del iracundo lector, Vargas Llosa sonrió y dijo: “parece un personaje salido de ‘Historia de Mayta’”, en referencia a una novela política que escribió en 1984 que narra un intento revolucionario fallido en Perú.

Luego que la audiencia lo abucheara tras la interrupción, el hombre se tornó más serio y dijo: “se comienza rompiendo libros y se termina matando gente”.

El autor de “La ciudad y los perros”, “La casa verde” y “La fiesta del chivo” -que ha sido muy crítico con gobiernos de izquierda de América Latina- encabezó la delegación de Perú como país invitado de este año de la Filbo, que cuenta con 61 escritores, además de muestras literarias, gastronómicas, artísticas y musicales.

Como parte de su agenda, Vargas Llosa respondió a una serie de preguntas de Juan Gabriel Vásquez, ganador del premio Alfaguara 2011, sobre sus métodos de creación y su relación con la literatura.

El escritor peruano dijo que la contaminación de la vida cotidiana le da contenido a la literatura y dijo que personas como el airado lector que lo cuestionó “son provocadores fundamentales que están detrás de las grandes aventuras literarias”.

“Grite, truene, rompa mis libros. Muchas gracias señor, le deseo una larga vida”, dijo recordando a su interpelador, que ya había salido de la sala, tras ser conminado por agentes de seguridad.

“Es fantástico este país, está lleno de vida”, concluyó el escritor.

IMPULSO LITERARIO

En un inicio, la escritura para Mario Vargas Llosa fue un juego, “porque era escribir algo que mis abuelos y mi madre me aplaudían”, pero su padre veía esas actividades como un fracaso, y lo combatió mucho. “Siento que la escritura fue una manera de combatir la autoridad de mi padre. Yo no podía decidir nada, todo pasaba por su autoridad. Mi padre me metió a un colegio militar para curarme de la literatura, y lo que me dio fue el tema de mi primera novela”.

En vez de alejarlo de la literatura, allí todo se intensificó, la escribir cartas de amor de sus compañeros, cada una más erótica, “Además de escribirlas, me inmiscuía en cada una de las relaciones de mis compañeros, quienes me pagaban con cigarrillos. Por eso, creo que yo empecé a ser un escritor profesional gracias a mi padre”.

Su literatura ha sido el reflejo de sus propias experiencias como “Conversación en la catedral”, que gira entorno a la dictadura en el Perú. “Los años que describo la temporada de la dictadura, fueron los años en que mi generación pasó de ser niño a adultos, donde hablar de política era riesgoso, la universidad fue devastada. Vivíamos en la desconfianza, en el temor, años que me marcaron profundamente”.

Todo esto dentro de una forma de trabajo particular, generando un primer borrador de tres mil páginas. “Es todo un caos, como la forma de poder vencer mi pesimismo en lo que escribo, y empiezo a desarrollarlo y a gozar el trabajo. Siempre descubro que meto cosas que no sabía que estaba metiendo, porque también escribimos con intuiciones y de allí vienen conocimientos que nacen de violentar un tabú. Generalmente hago una tercera versión en la que trabajo solo el lenguaje”.

Credito
AFP

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