Guerrilla e ilegales, detrás del negocio de la madera

COLPRENSA – EL NUEVO DÍA
En las regiones de Urabá, Nordeste y Bajo Cauca, las bandas criminales y la guerrilla no solo están detrás de los cultivos ilícitos y la minería ilegal, también de la madera.

Según afirmaron expertos de las corporaciones regionales que tienen jurisdicción en Antioquia, este negocio es un monopolio manejado por unos pocos capos que son los que ponen los precios de compra en los sitios de acopio en las selvas dominadas por grupos ilegales y los de venta, a costos elevados, en los lugares de receptación en Medellín.

Una de las situaciones más difíciles se presenta en Urabá, donde a Corpourabá le corresponde el control de las maderas que entran por el Golfo de Urabá desde las selvas del Chocó; de la serranía de Abibe por vías terciarias de los municipios de Carepa, Chigorodó, Turbo y Apartadó; de las márgenes del Atrato Medio, por Belén de Bajirá, y de las selvas del municipio de Urrao, de donde sacan tacos para sostener socavones de explotación aurífera.

Ana Lucía Vélez, coordinadora de Flora, Fauna y Suelos, de Corpourabá, indicó que la región es zona de paso para madera ilegal o que, en algunos casos, viene con salvoconductos fraudulentos de Chocó como el abarco, choibá, amargo y chanul.

En cuanto a la serranía de Abibe, que va de Dabeiba y Mutatá hasta Arboletes, el tráfico se presenta con el cativo, roble, teca y cedro situación que es muy crítica porque en el país es una de las pocas regiones donde aún existen estas especies, aseguró.

El problema de Urrao, alertó la funcionaria, es que allí están talando el robledal de tierra fría, que es el ecosistema del oso de anteojos y esta madera es llevada a la zona minera del Chocó.

El año pasado Corpourabá hizo 366 decomisos para un total de mil 203 metros cúbicos de madera. De ellos 773 metros cúbicos correspondieron a roble, cativo, cedro, caracolí e higuerón, o sea el 74 por ciento de lo decomisado.

Negocio millonario

Alejandro González, director General de la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia, Corantioquia, sostuvo que del 60 al 70 por ciento de las maderas que entran en forma ilegal a Medellín provienen de las zonas boscosas de Zaragoza, Segovia, El Bagre, Nechí, Caucasia, Tarazá, Yalí y Vegachí.

Indicó que en estos sectores hay menos presencia del Estado y, por lo tanto, mayores niveles de ilegalidad y la madera hace parte de ella, por ser un negocio que mueve muchos millones de pesos.

En cuanto al Suroeste del departamento dijo que también se presenta el fenómeno en aquellas áreas protegidas que se vuelven atractivas para el tráfico, pero la magnitud no es tan alta como en el Nordeste y Bajo Cauca.

Como ejemplo puso el número de sanciones: “entre 2007 y 2013, mientras en el Nordeste hubo 37 procesos sancionatorios y en el Bajo Cauca 72, en Suroeste llegó a 21.

González alertó que en el norte del Valle de Aburrá también se presentan talas de bosques nativos en las partes altas de Girardota y Barbosa.

Explicó que para la explotación maderera en Colombia, según el Decreto 1791, hay que tramitar un salvoconducto de aprovechamiento tanto para bosque natural como plantado. “Es ahí, especificó, cuando las autoridades ambientales conocemos controlamos y atacamos el tráfico ilegal de madera y para ello, se hacen en recorridos en la zona donde se tala bosque y en las carreteras”.

Expresó que la ilegalidad se manifiesta en la falsificación del salvoconducto que es detectado por el número de serie que debe llevar; camiones fuera de rutas con permisos de otros lugares; salvoconductos con fechas enmendadas; vehículos con cargas superiores a las permitidas; salvoconductos vencidos, porque solo tienen vigencia de uno a tres días, y especies diferentes a las que le permitieron.

El tipo de maderas más traficadas en la zona de influencia de Corantioquia manifestó que son el abarco, zapán, chingalé, roble, cedro, palma macana, piñón de oreja, caracolí, zapatillo y siete cueros, las cuales tienen un alto grado de vulneración, porque son de bosque natural y su explotación afecta todo el equilibrio del ecosistema.

Credito
EL NUEVO DÍA

Comentarios