Restaurar la Casa Inglesa de Ambalema

Hay varias maneras de acometer la restauración de un edificio que guarda la memoria de un pueblo. Algunas se refieren a edificios que han sido demolidos y reemplazados por otros nuevos que intentan reproducir al anterior; otras, a las edificaciones que estando en pie se han refaccionado o reparado. En este escrito vamos exponer algunas de las utilizadas en el centro histórico de Ambalema.

Después del incendio que destruyó la estructura de madera que soportaba la cubierta y el entrepiso del edificio de la alcaldía, se procedió a demoler sus resistentes paredes en tierra, y se hizo una construcción que imita la distribución espacial interior y las fachadas del anterior edificio, todo esto con materiales nuevos como ladrillo cocido y estructura en concreto armado. Esta reconstrucción es similar a las que se hacen en Las Vegas, Hollywood o en los parque temáticos de Estados Unidos cuando copian la arquitectura histórica de otros lugares del mundo como pirámides, coliseos o castillos, pero utilizando cartón o plástico.

Otro caso es el de una vivienda ubicada a la entrada del centro histórico que se construyó con una distribución de espacios diferente a la de la casa anterior y con materiales conseguidos en la demolición de una antigua casa bogotana, cuyas puertas, rejas y ventanas, como es lógico, pertenecen a una cultura diferente a la calentana de Ambalema. Aunque se hace con buena intención, es también otra falsedad que, además, desvirtúa la tipología arquitectónica local.

Algunos habitantes del Centro Histórico, quienes poseen los medios económicos para hacerlo, han mejorado las condiciones de habitabilidad de su vivienda. Para ello han cambiando los pisos de tierra o de cemento afinado por baldosín de porcelana, otros han instalado muebles de cocina en acero inoxidable en reemplazo de la estufa de carbón o leña; se han enchapado los baños y en ellos han instalado modernos aparatos sanitarios; las paredes interiores se han pañetado total o parcialmente para facilitar su limpieza y mantenimiento. Pero no han intentado falsear los materiales antiguos; al entrar a esas casas se sigue respirando el ambiente arquitectónico colonial, pero con el confort que proporcionan los materiales y aparatos contemporáneos.

Una situación similar ocurre con la restauración actual de la estación del tren. Se conservaron las paredes en mampostería y para sostener la cubierta se está utilizando una estructura independiente en hierro. Pero se reconoce al entrar al edificio qué es lo nuevo y qué es lo antiguo. Diferente sería si, por ejemplo, la estructura de hierro se forrara en chapas de madera para simular otro material, ahí si habría falsedad.

Para el edificio de la Casa Inglesa se realizó recientemente un estudio y hay un presupuesto destinado a su restauración. Se sabe que del estudio surge una propuesta que consiste en hacer lo mismo que se hizo con la estación del ferrocarril: reemplazar la estructura de madera de la cubierta por una metálica. La diferencia radica en que la estructura de la estación había desaparecido, mientras que la de la Casa Inglesa está ahí todavía.

Algo que hicieron los españoles durante la conquista y colonia fue valorar el conocimiento que los nativos poseían del territorio y la sabiduría acumulada durante siglos sobre cómo construir. Si bien los edificios se construían de acuerdo con las ideas que traían los españoles, la ejecución estuvo a cargo de la población nativa que conocía los materiales de construcción: las maderas y cañas, la tierra, la paja y los bejucos, entre otros. Los españoles aportaron la herrería, la forja y la técnica de la arcilla cocinada para fabricar las tejas de barro, oficios y técnicas que aprendieron los americanos.

Ese conocimiento sobre los materiales de construcción se trasmitió oralmente hasta bien entrado el siglo pasado, pero se abandonó y olvidó cuando se cambiaron los sistemas constructivos ancestrales por los modernos. Por eso hoy se realizan estructuras en madera –como la cubierta del panóptico de Ibagué– que terminan fallando por pudrición de este material debido a que no se tiene en cuenta aquel conocimiento.

Algo que no ocurre con las casas de Ambalema edificadas hace más de cien años. Un grupo de estudiantes de arquitectura, está actualizando el inventario construido del centro histórico y ha encontrado que ninguna de las casas estudiadas, habitadas y con un mínimo mantenimiento, presenta falla estructural en su cubierta. No hay ni una sola cercha o viga en madera a la que haya entrado la termita o presente manchas de hongos o de moho producidos por la humedad. Han averiguado estos investigadores que las casas abandonadas terminan cayéndose debido al agua que entra por entre las tejas de barro cuando estas son movidas por animales que andan sobre los tejados. El agua inicia el proceso de pudrición de la madera, que es acelerada por acción del guano de murciélagos y palomas.

La madera utilizada en la construcción de la Casa Inglesa fue escogida, cortada, curada y preservada de acuerdo con los conocimientos tradicionales, por tanto posee las mismas cualidades de la utilizada en las casas habitadas. Lo que ocurre es que está desocupada y no ha tenido mantenimiento desde hace varios años. En los sitios en donde se han corrido las tejas la exposición a la luz y la humedad de la lluvia están atacando alguna viga o cercha de madera, pero esto no ocurre en toda la edificación, por tanto no es necesario demoler toda la estructura y reemplazarla.

La diligencia más apremiante que hay que emprender es proteger la edificación cubriéndola con lona o plástico para que no se siga deteriorando; luego, elaborar un estudio sobre el estado de conservación de la estructura en madera, primero una patología general y, si sus resultados son favorables para la conservación, efectuar otra detallada para identificar las piezas que deben ser reemplazadas. Pero sin un estudio serio, sin una patología no se puede decidir el tratamiento que se le dará a este monumento. No se debe descartar la posibilidad de conservar la estructura de madera, sería como extraer toda la dentadura a un paciente solo porque en algún diente tiene caries. Por esto es importante conocer el estudio que se realizó sobre la Casa Inglesa en donde seguramente se muestra el tipo y la magnitud de los daños que tiene no solamente la cubierta, sino todo el edificio.

Quizás Ambalema sea la única población del mundo en donde las columnas no son rectas, como estamos acostumbrados a ver en todas partes. Con las cerchas de la Casa Inglesa ocurre algo igual, las cuerdas, los costaneros y hasta los cabrios son torcidos. Si a algún funcionario le diera por cambiar todas las piezas de madera retorcida que hay en Ambalema por otras derechitas, algunas personas aplaudirían ese nuevo orden cartesiano... pero Ambalema perdería parte de su encanto y singularidad.

Credito
JORGE ENRIQUE LOZANO ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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