“No entendemos la paz, porque hemos vivido en guerra”: Gloria Cuartas

Colprensa - EL NUEVO DÍA
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Tras doce meses de negociación en La Habana y con tres de los seis puntos acordados, son muchas las expectativas que los colombianos tienen acerca del postconflicto y de cómo se vive en un escenario de paz.

Y es que si algo tienen en común los 46 millones de colombianos, es que su diversidad étnica y cultural es lo que los define, es por esto que son múltiples las visiones y perspectivas acerca del resultado del proceso de paz.

Esta diversidad fue una de las sorpresas que se llevó la activista por la paz, exalcaldesa de Apartadó y defensora de los Derechos Humanos, Gloria Cuartas, al conocer de cerca las experiencias de quienes viven en carne propia el flagelo del conflicto armado.

Así habló con Colprensa la líder antioqueña, quien fue jurado de la convocatoria del Ministerio de Cultura ‘Comunica en Paz’, programa que busca fortalecer la apropiación ciudadana del proceso de paz.

- Aunque por un corto tiempo usted fue senadora de la República, en un año crucial de reformas orientadas a las víctimas ¿cómo debe afrontar la próxima legislatura los acuerdos a los que se llegue eventualmente en La Habana?

Los acuerdos de La Habana son apenas una parte de las implicaciones que tendrá el país, porque cualquier acuerdo que allí se pacte transforma los espacios y el poder de los territorios colombianos.

En ese sentido el Congreso de la República tendrá que abrir los micrófonos para que organizaciones sociales y víctimas puedan entender la importancia de un proceso de paz que tendrá implicaciones. También tendrá que hacer una máxima claridad en los cinco acuerdos básicos que serán consultados a la ciudadanía, sobre todo en regiones y municipios donde la óptica del conflicto es muy diferente.

- En su gestión como alcaldesa logró hacer visible el conflicto que se vive. ¿Cuál es la importancia del reconocimiento y la memoria para la reconciliación del país?

La memoria y el reconocer el conflicto no es solo contar historias, es saber que esa historia tiene un tiempo y un espacio qué ocurrió, qué cambió lo que era y lo que ahora es. Hoy esos testimonios deben ayudar a revelar los cambios en los usos del suelo que ha dejado la guerra y así el relato de las víctimas tiene un sentido, porque no es contar seis millones de historias, sino interpretar esas historias a través del territorio y entender que no solo sufre el cuerpo de la víctima, sino su entorno.

- Esos factores diferenciales han hecho que no haya una apropiación de los colombianos hacia el proceso de paz...

Sí, eso lo viví en el Urabá porque vi cómo es de distinto el sufrimiento de los indígenas al sufrimiento de nosotros. Por eso los campesinos decidieron hacer sus propias propuestas con un carácter diferencial en el marco del conflicto. Una víctima de una zona rural no tiene las mismas condiciones o exigencias que una que vive en la ciudad, hay que crear propuestas alternativas desde los sectores poblacionales.

- En su experiencia como jurado de la convocatoria y como defensora de los Derechos Humanos, ¿cómo ven los colombianos el fin del conflicto?

La sociedad colombiana no logra todavía comprender la importancia de un proceso de paz porque siempre hemos vivido en guerra y es más fácil expresar cómo es un país en guerra, que cómo podría ser un país en paz.

Aunque es una exigencia del proceso de paz, la confidencialidad de lo que allí se habla ha causado desinformación. Con el proceso del Caguán hubo mucha tierra y poca información y en La Habana no tenemos ni tierra ni comunicación.

- Entonces, ¿cómo impulsar esa cultura de paz?

Es un deber del Estado posicionar en la mente de los ciudadanos la importancia de la paz, no como eslogan de campaña, sino como un proceso y aunque hay interés por parte de la gente, hay una concepción muy débil frente a lo que representa la paz y las negociaciones. Es necesario que exista una comunicación para la paz.

- ¿Usted cómo se imagina el país en paz?

Yo me imagino la paz como un proceso donde colombianos y colombianas podamos aceptar, primero que llevamos muchos años en una guerra que nos destruyó las relaciones personales y nos apartó de nuestros territorios.

Me la imagino como un reconocimiento a los distintos territorios colombianos que tengan vidas propias para que, estando bajo un mismo Estado, tengamos el derecho a vivir y disfrutar de nuestra diversidad. Así me imagino la paz.

Credito
BOGOTÁ

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